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Crisis bursátil

Del sueldo millonario a la cola del Inem

Ignacio Benítez es analista, vive en Londres, ha trabajado durante los últimos ocho años en diferentes firmas de Bolsa e inversión y está a un paso de obtener uno de los títulos más prestigiosos que le acreditan como experto en temas financieros, el Chartered Financial Analyst (CFA). Benítez, sin embargo, está en paro. En la City, como en Nueva York, Francfort, París o Madrid, si algo sobra a estas alturas, son expertos.

Los empleados de las firmas de inversión están siendo víctimas de su norma más venerada, la ley de la oferta y la demanda. Atrás quedaron los fichajes de órdago, las fiestas de cada viernes, las stock options y las compensaciones estrafalarias (Salomon llevaba la ropa de sus empleados al tinte) de la euforia tecnológica. Los mercados están secos. Según datos de Bloomberg, el valor de las operaciones de fusiones y adquisiciones es el más bajo de los últimos cinco años, o un 68% inferior al registrado en 2000.

El presente ejercicio va camino de ser el menos activo en cuanto al número de OPV desde 1977, mientras que los ingresos por comisiones de intermediación también se han reducido drásticamente tras dos años y medio de caídas en Bolsa. Por último, el volumen total de emisiones de deuda por parte de compañías con una calificación de grado de inversión es un 25% inferior al del año pasado.

Entran pocos ingresos, pero los gastos siguen siendo prácticamente los mismos. La fuerza la laboral supone cerca del 60% de los costes de las firmas de inversión y el número de empleados por estas entidades en EE UU, el mercado más dinámico, es apenas un 9% inferior al de finales de 2000, según cifras de Thomson Securities.

En España, los beneficios de las firmas de inversión hasta agosto fueron un 32% inferiores a los obtenidos en el mismo periodo del año anterior, según cifras publicadas recientemente por la CNMV. El sector lleva dos años de fuerte caída de beneficios, lo que ha obligado al regulador a ser muy minucioso en los controles. La CNMV no oculta que, aunque a nivel consolidado hay holgura de recursos propios, existen firmas que están casi al límite de solvencia.

Los trabajadores del sector son conscientes de que el mundo financiero vive una de sus horas más bajas. 'Casi todos conocemos a algún compañero que se ha quedado sin trabajo', apunta Francisco Quintano, de Iberagentes. 'No hay ninguna duda que el mercado está sobredimensionado. Los volúmenes de negocio han caído un 50% en dos años y eso se tiene que notar en los ingresos por comisiones', añade este gestor.

Las comisiones no son el único punto flaco de las entidades de servicios financieros. Los analistas de Pictet señalaban la semana pasada en una nota que existe entre un 10% y un 15% de sobrecapacidad en la actividad de banca de inversión, al tiempo que apuntaban a nuevas oleadas de despidos en los próximos meses.

Jorge Sanz, consejero delegado de Morgan Stanley en España, explica que esta sobredimensión es fruto del crecimiento desordenado de 1999 y 2000, cuando los mercados eran presos de la euforia. Otras fuentes del sector consultadas añaden que la industria está atravesando casi una crisis estructural, al tiempo que subrayan la existencia de un número cada vez más grande de jugadores en el universo financiero.

¿Hay espacio para todos teniendo en cuenta que el pastel pesa ahora la mitad y que los clientes son un 50% más pobres? 'Pese a que la crisis puede prolongarse, es difícil que ésta se lleve por delante a una de las grandes firmas de inversión. Lo que no hay que descartar es que algunas aseguradoras se retiren del negocio de la gestión de activos, una labor que tradicionalmente han llevado a cabo las firmas de inversión', apunta un experto de un conocido banco estadounidense. 'Aunque lo verdaderamente importante para subsistir ahora es gastar lo menos posible', añade.

La contención de costes se ha convertido en una máxima de las firmas de Bolsa, aunque los recortes de plantilla no son la única opción. Tradicionalmente, las remuneraciones en el sector poseen un alto porcentaje de compensación variable (entre el 30% y el 60%), que dependen de los resultados de cada división y del grupo en general. En este sentido, la simple caída de ingresos y el incumplimiento de objetivos ya suponen un menor desembolso en salarios. No obstante, varias firmas reconocen que los empleados han aceptado una reducción de la paga variable (menor porcentaje de bonus) a cambio de mantener sus puestos.

La entidades que han optado por rebajar los sueldos sostienen que esta medida les permite estar preparados para cuando llegue un repunte de la actividad y evitan al mismo tiempo una fuga de talento para cuando vuelvan tiempos mejores.

Tras pasar tres años como analista en una firma británica, Ignacio Benítez abandonó su puesto para preparar el examen del CFA. 'Los head hunters me aseguraron que encontraría trabajo sin problemas. Pero llevo tres meses buscando sin éxito, y en mi antigua compañía han despedido al 60%'.

Ignacio Benítez es analista, vive en Londres, ha trabajado durante los últimos ocho años en diferentes firmas de Bolsa e inversión y está a un paso de obtener uno de los títulos más prestigiosos que le acreditan como experto en temas financieros, el Chartered Financial Analyst (CFA). Benítez, sin embargo, está en paro. En la City, como en Nueva York, Francfort, París o Madrid, si algo sobra a estas alturas, son expertos.

Los empleados de las firmas de inversión están siendo víctimas de su norma más venerada, la ley de la oferta y la demanda. Atrás quedaron los fichajes de órdago, las fiestas de cada viernes, las stock options y las compensaciones estrafalarias (Salomon llevaba la ropa de sus empleados al tinte) de la euforia tecnológica. Los mercados están secos. Según datos de Bloomberg, el valor de las operaciones de fusiones y adquisiciones es el más bajo de los últimos cinco años, o un 68% inferior al registrado en 2000.

El presente ejercicio va camino de ser el menos activo en cuanto al número de OPV desde 1977, mientras que los ingresos por comisiones de intermediación también se han reducido drásticamente tras dos años y medio de caídas en Bolsa. Por último, el volumen total de emisiones de deuda por parte de compañías con una calificación de grado de inversión es un 25% inferior al del año pasado.

Entran pocos ingresos, pero los gastos siguen siendo prácticamente los mismos. La fuerza la laboral supone cerca del 60% de los costes de las firmas de inversión y el número de empleados por estas entidades en EE UU, el mercado más dinámico, es apenas un 9% inferior al de finales de 2000, según cifras de Thomson Securities.

En España, los beneficios de las firmas de inversión hasta agosto fueron un 32% inferiores a los obtenidos en el mismo periodo del año anterior, según cifras publicadas recientemente por la CNMV. El sector lleva dos años de fuerte caída de beneficios, lo que ha obligado al regulador a ser muy minucioso en los controles. La CNMV no oculta que, aunque a nivel consolidado hay holgura de recursos propios, existen firmas que están casi al límite de solvencia.

Los trabajadores del sector son conscientes de que el mundo financiero vive una de sus horas más bajas. 'Casi todos conocemos a algún compañero que se ha quedado sin trabajo', apunta Francisco Quintano, de Iberagentes. 'No hay ninguna duda que el mercado está sobredimensionado. Los volúmenes de negocio han caído un 50% en dos años y eso se tiene que notar en los ingresos por comisiones', añade este gestor.

Las comisiones no son el único punto flaco de las entidades de servicios financieros. Los analistas de Pictet señalaban la semana pasada en una nota que existe entre un 10% y un 15% de sobrecapacidad en la actividad de banca de inversión, al tiempo que apuntaban a nuevas oleadas de despidos en los próximos meses.

Jorge Sanz, consejero delegado de Morgan Stanley en España, explica que esta sobredimensión es fruto del crecimiento desordenado de 1999 y 2000, cuando los mercados eran presos de la euforia. Otras fuentes del sector consultadas añaden que la industria está atravesando casi una crisis estructural, al tiempo que subrayan la existencia de un número cada vez más grande de jugadores en el universo financiero.

¿Hay espacio para todos teniendo en cuenta que el pastel pesa ahora la mitad y que los clientes son un 50% más pobres? 'Pese a que la crisis puede prolongarse, es difícil que ésta se lleve por delante a una de las grandes firmas de inversión. Lo que no hay que descartar es que algunas aseguradoras se retiren del negocio de la gestión de activos, una labor que tradicionalmente han llevado a cabo las firmas de inversión', apunta un experto de un conocido banco estadounidense. 'Aunque lo verdaderamente importante para subsistir ahora es gastar lo menos posible', añade.

La contención de costes se ha convertido en una máxima de las firmas de Bolsa, aunque los recortes de plantilla no son la única opción. Tradicionalmente, las remuneraciones en el sector poseen un alto porcentaje de compensación variable (entre el 30% y el 60%), que dependen de los resultados de cada división y del grupo en general. En este sentido, la simple caída de ingresos y el incumplimiento de objetivos ya suponen un menor desembolso en salarios. No obstante, varias firmas reconocen que los empleados han aceptado una reducción de la paga variable (menor porcentaje de bonus) a cambio de mantener sus puestos.

La entidades que han optado por rebajar los sueldos sostienen que esta medida les permite estar preparados para cuando llegue un repunte de la actividad y evitan al mismo tiempo una fuga de talento para cuando vuelvan tiempos mejores.

Tras pasar tres años como analista en una firma británica, Ignacio Benítez abandonó su puesto para preparar el examen del CFA. 'Los head hunters me aseguraron que encontraría trabajo sin problemas. Pero llevo tres meses buscando sin éxito, y en mi antigua compañía han despedido al 60%'.

Las firmas españolas aún resisten

Las firmas españolas, tanto las nacionales como las sucursales de multinacionales, no ocultan que la situación es complicada, pero no ven razón para el alarmismo. 'Más que sobredimensión, que la hay en algunas firmas, lo que hay es demasiados jugadores en el mercado español. Es necesario un ajuste, que puede producirse coincidiendo con el nacimiento del holding del mercado', señalan fuentes del sector financiero. La oficina española de Merrill Lynch ha sido en las últimas semanas pasto de todo tipo de rumores. Fuentes de la entidad desmienten que la firma vaya a abandonar sus operaciones en Madrid. Al mismo tiempo, niegan que la matriz les haya exigido un ajuste de plantilla en la sucursal española. También se habló de que UBS planeaba cerrar su división de fusiones en España, algo que también desmiente la firma suiza. Jorge Sanz, consejero delegado de Morgan Stanley, señaló que el nuevo plan estratégico de la entidad para España, que contempla la integración de 11 oficinas regionales, no contempla una plan de recorte de plantilla. 'A los empleados le hemos ofrecido incentivos para que acepten el traslado a la nueva localización', apunta. Los ánimos en las pequeñas entidades no pasan por sus mejores momentos. Despidos no hay, lo que sí ocurre es que no se buscan sustitutos para la gente que se marcha. Lo bueno que tienen las pequeñas entidades es que poseen una estructura menos rígida', confiesa un operador de una pequeña firma de valores de Barcelona.

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