La confianza de los estadounidenses cae al nivel más bajo desde 1993
Los malos datos empiezan a alinearse. Si hasta ahora se veía cómo la confianza de los consumidores empezaba a dar síntomas de fatiga pero apenas había reflejo en las compras, los últimos datos empiezan a mostrar la lógica correlación entre uno y otro dato. Según se conoció ayer, la confianza de los estadounidenses continúa su erosión, ya que el índice de la Universidad de Michigan correspondiente a lo que va de mes quedó en los 80,4 puntos. La caída del índice no sólo lo deja a niveles comparables con los de hace nueve años, sino que además presenta una fuerte rebaja con respecto al de septiembre, que fue de 86,1.
A la vez, las cifras del Departamento de Comercio reflejan cómo el crecimiento de la desconfianza ya hizo que en septiembre muchos ciudadanos hayan rebajado su cartera de gastos al caer las ventas al por menor un 1,2%, el mayor descenso desde noviembre del año pasado.
Este porcentaje es preocupante en la medida en que, hasta ahora, la economía de EE UU se ha mantenido a flote gracias al fuerte consumo, que supone dos tercios de la economía del país. El retroceso en el gasto hace temer que la recuperación económica sea, en el mejor de los casos, más lenta de lo que se esperaba.
Las ventas en cadenas de descuento como Wal Mart y JC Penny han caído significativamente en lo que los analistas esperan que sea un periodo de 'descanso' antes de que se vuelva a activar el gasto en Navidades. Pero son esperanzas. La realidad que algunos han empezado a destacar es que la prolongada caída de los mercados no animen el gasto ni siquiera en este periodo visto el poco éxito de las ventas en la temporada de 'vuelta al colegio'.
La caída de la confianza de los consumidores tiene como origen la incertidumbre que pesa sobre los mercados con la escalada de la retórica bélica y el posible conflicto armado con Irak. Pero además pesa ya el débil mercado de trabajo. Y es que, aunque no se ha llegado aún a la fatídica tasa de paro del 6%, la creación de empleo es anémica y el trabajo creado no es de buena calidad.
Por otro lado, también ayer se conoció que los precios de los productores crecieron apenas un 0,1% en septiembre, excluidas la energía y la alimentación, lo que está por debajo de las previsiones. Con el riesgo de inflación minimizado y sin que aún se hable de deflación, se sigue hablando de la posibilidad de un nuevo recorte de tipos de la Reserva Federal.
Russel Jones, economista jefe de Lehman Brothers, dijo ayer que de seguir bajando la confianza del consumidor, habría que revisar a la baja la previsión de cierre del PIB para este año.