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Golf

La Ryder une a Europa

La competición estuvo huérfana de representantes de las instituciones europeas

Europa ganó la Ryder Cup a Estados Unidos en medio de un fervor europeísta hasta ahora desconocido en Reino Unido. Los 40.000 espectadores que el pasado domingo llenaron el campo de The Belfry, en las cercanías de Birmingham (Inglaterra), animaron al equipo compuesto por golfistas de seis países con gritos de Europa, Europa que ahogaron el clásico USA, USA que los seguidores americanos intentaron entonar para animar a los suyos. Una Europa unida se sacudió sus complejos de inferioridad para vencer a EE UU.

La única competición oficial en la que Europa juega como una sola selección estuvo huérfana de representantes de las instituciones europeas. En The Belfry nadie ostentó ni la representación de la Comisión Europea ni de la presidencia danesa. O no tenían confianza en el equipo de Sam Torrance o, una vez más, dieron muestras de su euroescepticismo.

El ministro español de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, que siguió las dos últimas jornadas como un aficionado más, era el primer sorprendido. 'Estar aquí es una oportunidad única, sin prestar ningún tipo de ayuda a la Ryder Cup, el golf ha cohesionado el proyecto europeo. No me explico cómo no ha venido nadie de la Comisión ni de la presidencia europea cuando además tienen a un jugador en el equipo (Thomas Björn). Nunca había visto tantas banderas europeas en Gran Bretaña ni tanto entusiasmo por Europa por parte del público', destacó Álvarez-Cascos, al que sus obligaciones le permiten jugar muy poco al golf.

El presidente de EE UU, George W. Bush, no estuvo presente esta vez en la Ryder Cup, aunque su padre sí que viajó hasta The Belfry. El capitán norteamericano, Curtis Strange, reconoció que hablaba cada día con la Casa Blanca desde donde Bush les mandaba su apoyo. Los miembros del equipo americano, cuando llegaban a sus habitaciones y conectaban la tele, recibían un mensaje en vídeo personalizado de Bush, haciéndoles notar la importancia que tenía, en esta edición más que nunca, regresar a casa con la Ryder y defender con honor el orgullo patrio en terreno contrario.

Torrance no contó con tan alto apoyo y buscó consejo en aquellos que más acostumbrados están en motivar y tratar a sus estrellas. El capitán escocés habló varias veces con sir Alex Ferguson, el entrenador del Manchester United, quien le insistió en la idea de mentalizar el equipo en la ausencia de estrellas y la importancia del trabajo de todos y cada uno de ellos. Fue el modo en el que Torrance trabajó psicológicamente con sus 12 jugadores, un grupo de multimillonarios, ídolos en sus respectivos países, algo así como lo que Ferguson debe hacer cada semana con su equipo. Otro que colaboró con el grupo europeo fue el seleccionador de fútbol de Inglaterra, el sueco Sven Ericksson. Con él y con Ferguson mantuvo conversaciones diarias a través de su teléfono móvil, les explicaba cómo se comportaban sus jugadores en las vueltas de entrenamiento, cómo los veía tanto de juego como de ánimo cuando estaban en el hotel y ellos le dieron los consejos justos.

Europa superó, por tercera vez en la historia, a EE UU en una Ryder Cup histórica, la más especial tras el 11-S.

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