Las grandes incertidumbres
Los Presupuestos Generales del Estado para 2003 acaban de ser entregados a las Cortes. La gran incertidumbre que pesa sobre los mismos es el comportamiento de la economía española en el segundo semestre del corriente año. Según el cuadro macroeconómico que ha servido de base para la elaboración de los Presupuestos, el PIB crecerá en términos reales el 3%; sin embargo, la mayor parte de los analistas estima que continuará la desaceleración de la economía, siendo lo más probable que el PIB del año 2002 sólo crezca en el entorno del 1,8%, lo cual supone para 2003 una mayor tasa de crecimiento de 1,2 puntos.
La segunda gran incertidumbre proviene de la economía mundial; el precio del petróleo se acerca a los 30 dólares/barril y en caso de que estallara el conflicto EE UU-Irak podría alcanzar los 40. Aun manteniéndose en 30 dólares, tanto la economía mundial como la española se resentirían. Hay que tener en cuenta que en estos momentos en los tres grandes bloques que arrastran el mundo: EE UU, UE y Japón, el crecimiento es inferior al 1%, con tendencia decreciente. La tercera incertidumbre proviene de la Bolsa, ya que las fuertes bajadas en el transcurso del año han afectado al consumo de las familias a través del efecto riqueza, ya que la mayor parte de sus ahorros los tienen en fondos de pensiones y de inversión y han perdido una gran parte de su valor. No hay perspectivas de repunte en la Bolsa, lo que es un indicador de que el crecimiento económico seguirá deslizándose cuesta abajo. La cuarta incertidumbre proviene de la caída de los beneficios empresariales, en parte por los saneamientos que realizan como consecuencia de los falseamientos de sus estados financieros, que han provocado escándalos en empresas señeras de la economía, lo que da lugar a que no sea el momento más propicio para relanzar la inversión empresarial.
Con este entorno económico mundial, lleno de incertidumbres para el próximo año, el Gobierno ha presentado unos Presupuestos con la tasa de crecimiento del PIB más alta de los países desarrollados. La única explicación posible se encuentra en que, si se quiere mantener el objetivo de déficit cero sin reformar la protección social, así como importantes aumentos de dotaciones en seguridad ciudadana e inversiones, el Presupuesto tenía que encuadrarse en un crecimiento del PIB en términos reales del 3%. Lo grave será que, cuando se liquide el mismo aparecerá el déficit, pero entonces se dirá que ha sido consecuencia de un mal entorno económico mundial.
Cuando se liquide el Presupuesto aparecerá el déficit, pero entonces se dirá que ha sido consecuencia de un mal entorno económico mundial