La frágil victoria de Schröder genera escepticismo sobre las reformas
Con menos de 9.000 votos de diferencia sobre el partido conservador, los socialdemócratas se alzaron el domingo con el triunfo en las elecciones más ajustadas que se recuerdan en la historia de Alemania. Gracias al buen resultado de Los Verdes, que, con el 8,5% de los votos, logran alzar a la coalición rojiverde a un nuevo mandato, Gerhard Schröder volverá a ser canciller cuatro años más.
Pero al contrario que en las elecciones de 1998, Schröder no ha ganado esta vez como un reformador, sino por su instinto político, que le hizo cosechar votos como consecuencia de su acertada actuación en las inundaciones y ante la crisis de Irak. Ahora tiene que demostrar que es capaz de sacar a su país de la crisis, según todos los expertos consultados por este diario, quienes ven serias dificultades en que el nuevo Gobierno pueda dar la vuelta a la economía en muchos meses.
El resultado de ayer es el peor de los posibles para Alemania. En eso coinciden expertos procedentes de la industria, los sindicatos y las finanzas, que ven en un gobierno débil una probable prolongación de los males económicos del país. 'Sobre el nuevo gabinete recaen decisiones muy difíciles de tomar con tan frágil mayoría parlamentaria', afirmó ayer el presidente de la Federación Alemana de la Industria (BDI). 'El país necesita ahora más competencia en vez de intervención estatal, más libertad en vez de regulación, más crecimiento en vez de redistribución'.
En el mismo sentido se pronunció Norbert Walter, miembro del consejo del Deutsche Bank: 'Me temo que esta coalición no será capaz de adoptar las reformas que el país necesita urgentemente'.
Tras el ajustado triunfo de la coalición entre socialdemócratas y verdes, los democristianos prometen ejercer una oposición constructiva pero dura. 'Estoy convencido de que, ante los grandes problemas que tiene Alemania, el nuevo Gobierno rojiverde no aguantará toda la legislatura', afirmó ayer Edmund Stoiber, que volverá a la presidencia del Estado de Baviera y abandonará la carrera hacia el Bundestag.
Stoiber culpó a los liberales de su fracaso. 'Si el FDP hubiera obtenido mejor resultado, hoy podríamos estar en el Gobierno', afirmó. Dentro del partido liberal, que defraudó las expectativas al conseguir tan sólo un 7,4% de los votos (se esperaba que superaran el 9%), se produjo la primera dimisión: Jürgen Möllemann renunció ayer a su cargo como vicepresidente de la FDP.
Sus declaraciones contra Israel y los judíos alemanes, hechas pocos días antes de las elecciones, le han costado el cargo y probablemente hayan sido también las causantes del fracaso electoral de los liberales.
Dentro de la CDU, la nueva figura fuerte es Angela Merkel, quien ejercerá la jefatura del grupo parlamentario. Los conservadores, que lograron idéntico resultado que los socialdemócratas (un 38,5% de los votos), fueron la fuerza más votada en el Oeste, donde obtuvieron alrededor de tres puntos más que en las elecciones de 1998.
Particularmente importante fue el avance de la CDU en el Estado de Renania del Norte-Westfalia, cuna industrial del país y feudo socialdemócrata, donde por primera vez lograron superar al SPD en varias circunscripciones. Según los analistas, esos resultados confirman la preocupación del electorado por la marcha de la economía. 'El empate entre CDU y SPD se debe a que los electores no se podían imaginar a Stoiber como canciller, pero al mismo tiempo querían dejar patente a Schröder su feroz queja sobre el desempleo', afirmó el presidente del Instituto Emnid.