Un 'cofre' para el tesoro Agnelli
El arquitecto Renzo Piano ha concebido 'el cofre', una atrevida estructura que parece volar sobre la antigua fábrica de coches de Fiat en Turín, para albergar las 25 obras de la Pinacoteca Giovanni y Marella Agnelli
Giovanni Agnelli, presidente de honor de Fiat, debió comprar dos docenas de severinis, hasta dar con ese soñado Lanceros italianos al galope (él fue oficial de Caballería); de igual forma, pudo adquirir Hombre apoyado sobre una mesa, un raro picasso de la época cubista, porque un amigo quiso venderlo para comprar una casa en Cerdeña. Son sólo dos de las historias que encierra la colección que Giovanni y Marella Agnelli iniciaron a comienzos de los sesenta y de la que han seleccionado 25 obras (23 pinturas y 2 esculturas) para la pinacoteca inaugurada ayer en el Lingotto, la primitiva fábrica de automóviles de Fiat en Turín, que hoy es un centro cívico, cultural y de servicios, siguiendo un proyecto del arquitecto genovés Renzo Piano.
Lingotto, símbolo de la producción industrial del pasado siglo, fue realizada por Giacomo Mattè Trucco en 1914 para sustituir el obsoleto edificio de la avenida Dante. En ella se aplicaron los ideales taylorísticos de distribución del trabajo, basados en la cadena de montaje y la organización vertical. Por su famosa rampa helicoidal subían los coches recién construidos para ser probados en la pista de un kilómetro de longitud en el techo del edificio -hoy es un espacio peatonal para uso público-. El último coche que salió de esta fábrica alabada por Le Corbusier fue un Lancia Delta hace unos 20 años. Casi desde entonces lleva Renzo Piano trabajando en el proyecto de recuperar el edificio para la ciudad. Cuando la actividad de la fábrica cesó se abrió un concurso internacional para transformar sus estructuras en el centro multifuncional que es hoy y que desde esta semana se completa con una Facultad de Ingeniería del Automóvil y la Pinacoteca Giovanni y Marella Agnelli.
El renacimiento de Lingotto expresa el vínculo de Agnelli con Turín. Y lo hace a través del arte. A principios de los sesenta, el Avvocato meditó la posibilidad de que su colección residiera en un museo en la ciudad piamontesa de Villar Perosa de donde proviene la familia, pero la visión de las tropas de turistas alterando la tranquilidad del valle y rompiendo el ritmo pacífico de su gente le hicieron reconsiderar su idea. Estaba claro, entonces, que la sede tenía que estar en Lingotto. El proyecto de reinventar la fábrica le ha ocupado mucho tiempo, reconocía John Elkann, nieto de Giovanni Agnelli y consejero de Fiat. El arquitecto, por su parte, no tiene queja. 'No existe una buena arquitectura, sino un buen cliente', señala Piano. El propietario de la colección quería que ésta se elevara en el aire y Renzo Piano lo ha conseguido con lo que denomina 'el cofre', un cuerpo de acero de unos 450 metros cuadrados, colocado a la misma altura de La Bola (esfera de cristal que corona el complejo de Lingotto).
El 'cofre' encierra un tesoro de 23 obras maestras de Tiepolo, Canaletto, Bellotto, Manet, Renoir, Matisse, Balla, Picasso, Severini y Modigliani
Esta atrevida estructura -en la lejanía se tiene la impresión de que está separado del edificio- encierra seis pinturas de Canaletto, dos de Bellotto, una de Manet, siete de Matisse, una de Renoir, dos de Picasso y una de Tiepolo, Balla, Severini y Modigliani, así como dos esculturas de Antonio Canova. 'Por fuera expresa fuerza; por dentro invita a la contemplación y al silencio', apunta el arquitecto. Un tesoro artístico que, en opinión del profesor y crítico de arte Giovanni Carandente, viene a enriquecer el extraordinario patrimonio de Turín, en cuyo Museo Egipcio se halla Ramsés II y el más antiguo Libro de los Muertos o cuya Galería de Arte Moderno alberga la gran Red Mobile de Alexander Calder, por poner dos ejemplos de diferentes estilos.
A estas obras de particular rareza se unen ahora las vistas venecianas de Canaletto, o las de Dresde, pintadas por Bellotto a mediados del siglo XVIII y que sirvieron para la reconstrucción de la ciudad tras la Segunda Guerra Mundial. Y junto a ellas, las telas de Henri Matisse, tan sólo comparables al conjunto que se conserva en el Hermitage de San Petersburgo, el importante cuadro futurista Velocità astratta, de Giacomo Balla, que da la bienvenida a los visitantes de la pinacoteca, o los dos cuadros de Pablo Picasso, L'Hétaire y el cubista Hombre apoyado sobre una mesa, pintado entre 1915 y 1916 en plena Primera Guerra Mundial, que llena el vacío de este movimiento artístico en los museos italianos.
En total, la pinacoteca cuenta con una superficie de unos 2.800 metros cuadrados. Los pisos inferiores al nivel de la pista de coches acogen un espacio destinado a exposiciones temporales, el centro didáctico de arte, los despachos, la tienda y la taquilla. La gestión correrá a cargo de la sociedad cultural de Fiat Palazzo Grassi.
La conversión de una antigua fábrica de coches en museo
El proyecto de Lingotto ha sido una de las mayores aventuras profesionales de Renzo Piano (Génova, 1937), un proyecto que le ha exigido grandes dosis de paciencia y resistencia, según ha reconocido el creador del Centro George Pompidou en París. No en vano han sido más de 15 años de trabajo, en los que continuando por el camino emprendido en los años veinte por Mattè Trucco se ha adueñado de los elementos de la fábrica sin traicionar su estructura para recuperar un edificio de otro modo condenado a ser derribado. Con la pinacoteca y la Facultad de Ingeniería -corazón y razón, en palabras de Piano- queda sellado el Lingotto.También París alojará un museo en una antigua fábrica de coches. François Pinault, dueño del gigante Pinault-Printemps-La Redoute, ha encargado al arquitecto japonés Tadao Ando la construcción de la sede de su fundación de arte contemporáneo en la antigua fábrica Renault en la isla Séguin, al oeste de la capital francesa. La colección está considerada una de las más importantes de arte moderno de Europa y está formada por obras de Mark Rothko, Henry Moore, Andy Warhol, Picasso, Brancusi y Chillida.