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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ruido de aviones

Tras varios meses de aparente calma, ha vuelto a surgir con fuerza un nuevo conflicto entre los pilotos y la dirección de Iberia. En el trasfondo del enfrentamiento colean algunos temas retributivos al parecer no atados del todo en el laudo arbitral impuesto el pasado año. Pero lo que llama la atención ahora es que los pilotos acusan a la compañía de haber reducido un 16% la inversión en mantenimiento de los aviones y, por consecuencia, de haber puesto en riesgo la seguridad de los vuelos. Argumentan, además, que los últimos incidentes de aviones de Iberia, al menos tres de ellos graves, obedecen a esta causa.

La compañía niega rotundamente este extremo, pero el pasado martes un consejo extraordinario de Iberia aprobó la sustitución en un plazo de 10 días de todos los paneles interiores de las bodegas de 61 aviones Airbus-320. El consejo de administración de la sociedad expresó su respaldo al presidente, Xabier de Irala, en 'las decisiones que tenga que adoptar' contra los pilotos, quienes han convocado una asamblea el próximo día 24 en la que decidirán si adoptan medidas de presión.

El Ministerio de Fomento, que siempre se ha anticipado a interferir en la confrontación entre pilotos y empresa, ha entrado esta vez en la polémica a base de saques de esquina. Primero aseguró, no se sabe si para tranquilizar a los usuarios, que los incidentes de los aviones no eran responsabilidad de la Administración de los aeropuertos. A la opinión pública le transmitió después que tiene 'abiertas actuaciones de inspección en relación con Iberia'.

El sindicato de pilotos volvió ayer a la carga expresando su confianza en que el Ministerio de Fomento depure responsabilidades y ponga fin a 'la escalada preocupante' de averías y desperfectos técnicos. El subsecretario del ministerio, Adolfo Menéndez, intervino para intentar zanjar la escalada. 'El transporte aéreo es el modo más seguro del mundo', vino a decir antes de lanzarse a una prolija exposición de las auditorías rutinarias y de las inspecciones que se hacen cuando se produce un incidente. Algunas fuentes neutrales aseguran que la reducción de capacidad y el posterior incremento del tráfico aéreo han provocado un acortamiento de los tiempos disponibles para efectuar el minucioso mantenimiento que exigen los aviones. De ser así, está claro que la situación puede entrañar riesgos de seguridad de los vuelos.

Lo sorprendente, aunque afortunadamente los incidentes se solventaron sin tener que lamentar desgracias personales, es que hasta ahora ni el Ministerio de Fomento, ni la compañía Iberia, ni los pilotos se hayan acordado de los que utilizan y pagan los vuelos. Los responsables políticos entraron al cruce con los reflejos de quien quiere sacudirse de encima un tema. Pero todos ellos deberían recordar que sin pasajeros no haría falta que existiera Iberia, ni los pilotos y ni siquiera tanto Ministerio de Fomento.

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