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AOL

El negocio de Internet asfixia a AOL

Pérdida de negocio, deuda millonaria, investigaciones contables... el gigante mediático se enfrenta a grandes retos para salir de la crisis

'Si AOL sigue viviendo, y creo que lo hará, creo que se parecerá a HBO (el canal de pago), tendrá una programación por la que la gente pagará'. Desafortunadas palabras de Richard Parsons en Londres esta semana que fueron matizadas por la portavoz de la empresa de la que es consejero delegado, el gigante mediático AOL Time Warner. 'Usó esa frase de forma coloquial, no era una sentencia de muerte para AOL', dijo Tricia Primrose, para asegurar a renglón seguido: 'El señor Parsons es un gran defensor de AOL y cree que será una importante fuente de crecimiento'.

Las palabras de Parsons se han interpretado de dos maneras que reflejan las dificultades que tiene ante sí aquel pez pequeño, AOL, que hace dos años quiso dar una lección de lo que la nueva economía era capaz comiéndose al pez grande, Time Warner. Por un lado, algunos analistas dicen que Parsons nunca ha dicho que vaya a tirar la toalla con la división de Internet, aunque sí que la empresa tendrá que dar un giro en su estrategia que va a ser bastante duro. Por otro lado, sin dudar que esto ocurra, en la empresa crecen las especulaciones sobre si el consejero delegado tiene en mente retirar el nombre de AOL de la denominación empresarial. Tal y como relataba el pasado jueves The Wall Street Journal, Parsons preferiría no tomar esta decisión por una cuestión de relaciones públicas.

Independientemente de que esta eventualidad se convierta en una realidad, lo que sí está pasando es que la dirección de AOL está experimentando serios cambios que van a ser dirigidos por directivos de Time Warner que en el último año han tomado las riendas de la empresa que se dejó comer. Parsons llegó a la efectiva dirección de la empresa en mayo para sustituir a Gerald Levin, y desde entonces los cambios en las distintas direcciones de las empresas no han cesado, como tampoco han dejado de crecer los problemas de la división de Internet.

El lunes, la compañía revisó a la baja las previsiones de cierre del año para los ingresos por la caída de la publicidad de AOL. Irónicamente, cuando la mayor parte de las empresas de Internet han vuelto a registrar una tímida subida en la publicidad, AOL, que durante la mayor parte de 2001 dijo ser inmune al mal que aquejaba a sus competidores, dijo que los ingresos por publicidad y comercio electrónico serían un 6% menores que las proyecciones iniciales para quedar en 1.700 millones de dólares (una cifra similar en euros) o menos. Este porcentaje está por debajo de lo previsto y significa, según los últimos cálculos de la compañía, que el Ebitda sería de 1.700 millones de dólares, cuando en julio se calculaba que estuviera entre 2.200 y 1.800 millones. Todo ello sería compensado en el balance final de AOL Time Warner porque el resto de las divisiones mantiene una evolución favorable de crecimiento. Al fin y al cabo, Time Warner posee un inmenso imperio mediático y de sus estudios salen, por ejemplo, cintas como El Señor de los Anillos o Harry Potter. Que no son sólo películas taquilleras, sino series que se prevé que dominen al menos la siguiente temporada de Navidad como lo hicieron la pasada.

El valor de la compañía en Bolsa, que vive una constante depreciación desde que se completó la fusión el 11 de enero de 2001, no experimentó descenso tras la noticia. Y es que lo que los analistas vieron es que finalmente las previsiones de AOL, que ha perdido un 72,8% de su valor desde la fusión, han sido realistas. En palabras de Spencer Wang, analista de JP Morgan, 'el mercado ya había descartado con mucho los riesgos a los que hacía frente la empresa de Internet'. Según este analista, aunque ha caído la publicidad de empresas tecnológicas, las tradicionales empiezan a ser más activas en cuanto a sus necesidades publicitarias.

Wang señala que hay trabajo que hacer en AOL a pesar de todo y, en parte, es a eso a lo que se refería Parsons en Londres, donde habló de retomar las negociaciones de fusión con la discográfica EMI, una unión cancelada en el pasado por problemas de competencia. Según Qaisar Hasan, analista de Utendahl Capital Partners, Parsons quiere que 'la AOL que conocemos haga una transición para pasar de ser una plataforma mediática que tenga ingresos por publicidad a otra con servicios por los que haya que pagar, no como si éstos fueran una materia prima, sino servicios nuevos'.

Todo va poco a poco. Al igual que hay que suscribirse al canal HBO para ver series como Los Soprano, AOL está poniendo música en la Red, medio en el que artistas como Bruce Springsteen están dando a conocer sus canciones con producciones propias. De momento, han conseguido originalidad a la hora de apartarse de la muy milimetrada promoción musical. Esta apuesta, que desarrolla Kevin Conroy, vicepresidente de AOL Enterteinment, se presenta como una alternativa a la radio y la televisión. Mas allá de lo que aporta Time Warner, los servicios será donde AOL centre su valor 'aunque no se cómo se derivarán ingresos en el corto plazo de esto', dice Paul Kim, analista de Kaufman Brothers. 'La mayoría de la gente usa Internet por el correo y el comercio', dice.

Conseguir que los consumidores paguen por los servicios originales creados específicamente para la casa; tratar de revivir en lo posible a su navegador Netscape, víctima de la carnicería que está siendo la batalla con Explorer; impulsar que sus 26 millones de abonados a Internet cambien, en tranquila transición, su conexión telefónica por la de ADSL o banda ancha, mientras aumenta el número de suscriptores (en sus horas más bajas), son algunos de los retos de Parsons y su nuevo equipo. Pero no se acaban aquí los objetivos a cumplir.

Y es que la empresa no se ha podido sustraer a la crisis de confianza que invade el país. A AOL se le ha cogido en lo que aparentemente es un pecado menor. La SEC (el órgano regulador de la Bolsa) investiga cómo fueron contabilizados unos ingresos por publicidad con varias empresas que totalizan apenas unos 49 millones de dólares. Esos millones, que cuentan muy poco en la suma de ingresos de la empresa de Internet, fueron los que justamente necesitaba la compañía para mantener las previsiones antes de la fusión y, con ellas, la calificación de las agencias que avalaron la solvencia del comprador de Time Warner. Los problemas judiciales se completan con una denuncia de un grupo de accionistas que han acusado a los responsables de la compañía de vender acciones mientras antes del 11 de septiembre de 2001 mantenían optimistas previsiones para cambiarlas tras esa fecha.

La SEC continua las investigaciones, que también la empresa conduce de forma interna. Los responsables de estas cuentas han sido relevados y AOL, para poner orden en la empresa, tiene a la cabeza, en sustitución de Robert Pittman (el último hombre de la nueva economía), a Jonathan Miller. Lo está haciendo rápido, porque el jueves anunció la clausura de una unidad de negocio de venta de publicidad dirigida por David Colburn (despedido en agosto) y que es donde se han descubierto las anomalías contables.

Miller busca un nuevo director financiero. Y cuanto antes mejor, porque a la división de Internet hay que sanearla para que la deuda de la empresa en su conjunto deje de bordear el peligroso terreno de la calificación basura. Parsons se ha comprometido a mantener un buen estatus de deuda pero, de momento, sus bonos han perdido el atractivo y los especialistas de las agencias temen que el pasivo se dispare un 25% este año, hasta llegar a 30.000 millones de dólares. La compañía sumó 2.100 millones de deuda recientemente como parte del acuerdo de compensación a AT&T por la compra de su participación en Time Warner Entertainment. La idea era sacar al mercado parte de esta filial para poder afrontar pagos de deuda, pero el mercado está en mal momento e incluso su división de AOL Latinoamérica está a punto de ser excluida del Nasdaq por poco volumen de contratación.

Parsons tiene muchos deberes. La nueva economía le ha enseñado muchas lecciones, pero si aprende la última, cómo lidiar con una burbuja que ya no existe, el mercado le pondrá un aprobado que quiere darle.

Baile de nombres para la constante reinvención

Uno de los organigramas más difíciles de seguir es el de AOL Time Warner. Desde mayo, cuando se dio el golpe de timón y Richard Parsons se puso al frente de la máquina, la renovación de nombres y cargos se ha convertido en una constante. Se cambian personas y cargos, desaparecen puestos y se crean nuevos, esto es el resumen de lo que ha pasado en la división de Internet que desde primeros de agosto dirige Jonathan Miller.Este ejecutivo ha cerrado la oficina de 'acuerdos de negocios' en la que trabajaba el abogado David Colburn, recolocando a 90 personas que trabajaban allí, eliminado dos puestos y promocionado al director financiero. En todos estos terremotos que agitan la vida de los despachos de la compañía, el interés de los nombramientos es estudiar su procedencia para comprender qué parte del gigante de Internet e información y entretenimiento toma más protagonismo. Los de Time Warner van ganando la partida y algunos analistas empiezan a cuestionarse el sentido de la presidencia que ocupa Steve Case, el responsable de AOL y su fusión con Time Warner. Case no es una persona que despierte muchas simpatías últimamente, ya que los accionistas y empleados le hacen responsable de la caída de la acción y se preguntan por qué no se fue al tiempo que lo hacía Gerald Levin. Parsons explicaba que tanto Case como el vicepresidente Ted Turner son personas que tienen una capacidad de visión de futuro necesaria que muchos ejecutivos no tienen. Lo que algunos analistas esperan es que Case se mantenga en el puesto hasta que termine la investigación de la SEC para no dar la impresión de abandonar el barco, porque es posible que la investigación de la SEC por las prácticas contables llegue a la puerta de su despacho. Y es que, según The New York Times, dentro de la empresa se veía al defenestrado Colburn como un chivo expiatorio. El abogado Colburn no era contable, por lo que poco podía saber de las artimañas que se hacían en el balance, y todos lo describen más como un ejecutor de órdenes que llegó al puesto de la mano de la gente de Case. Las autoridades están tirando de este hilo para llegar al último responsable. Así que se pueden esperar más cambios en el organigrama.

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