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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El tobogán de las 'telecos'

El estallido de burbuja tecnológica se ha cobrado una nueva víctima, Michel Bon, el ya ex presidente de France Télécom. En poco más de un año, desde julio de 2001, han corrido la misma suerte cinco máximos responsables de otras tantas grandes operadoras europeas: Peter Bonfield (BT), Ron Sommer (Deutsche Telekom), Paul Smits (KPN), Kaj-Erik Relander (Sonera) y Roberto Colaninno (Telecom Italia). Y echando la mirada atrás tan sólo un año, todavía en plena efervescencia de las telecomunicaciones, también se encuentra la salida del anterior presidente de Telefónica, Juan Villalonga.

Esta riada de cambios es sólo un hito más en la convulsa vida de las telecomunicaciones en los últimos tres años. Desde entonces han desaparecido de la escena prácticamente todos los primeros espadas de lo que parecía la panacea del mundo de los negocios. La irrupción de Internet en el panorama empresarial, las increíbles expectativas que se abrían con la llegada -entonces inminente- de tecnologías como el móvil de tercera generación (UMTS) y el buen momento de los mercados bursátiles embriagaron a empresarios, grandes y pequeños inversores, consultores, analistas, bancos de negocios y medios de comunicación.

La resaca fue tan fuerte que incluso arrastró, locura adentro, a los Gobiernos europeos. Casi todos emprendieron una veloz carrera para aprovecharse de la situación, básicamente mediante la concesión de las licencias. Con estas operaciones, que supusieron miles de millones de euros de desembolso por parte de las operadoras, los balances de las compañías se han visto fuertemente lastrados. Tanto que muchas de ellas están asfixiadas desde el punto de vista financiero. Y las que han logrado mantener el endeudamiento a niveles aceptables no se han salvado, sin embargo, del fiasco del nuevo móvil. Esta crisis ha provocado, por ejemplo, unas pérdidas al sector de 33.000 millones en el primer semestre de este año.

El retraso en la puesta en marcha de la nueva tecnología de móvil está haciendo recapacitar a muchos Gobiernos. Incluso Bruselas está dando luz verde a medidas destinadas a descargar de obligaciones a las empresas en apuros, permitiendo que compartan los costes del despliegue de la red de UMTS. Es más, hay empresas, incluida Telefónica, dispuestas a renunciar a alguna de esas polémicas licencias.

No obstante, el mayor impacto de este auténtico tobogán de las telecos lo han sufrido los mercados. Los malos resultados, el alto nivel de endeudamiento y las malas perspectivas del conjunto del sector han hundido los mercados, de la misma manera que meses antes el sector había sido el factor determinante para una espectacular revalorización.

El efecto arrastre de las telecos está siendo uno de los máximos responsables de que los mercados de valores se hayan convertido en una especie de ruleta rusa, en una Bolsa de alto riesgo.

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