La reforma del Gobierno incrementa 4,5 euros la factura media del teléfono
El Gobierno deberá decretar una rebaja superior al 3% en las tarifas telefónicas en la reforma del price cap anunciada por Josep Piqué la semana pasada si quiere que el resultado final en la factura de cada español sea neutral, una vez que la subida de la cuota de abono se haya sacado de este índice.
El secretario de Estado de Economía, Luis de Guindos, volvió ayer a repetir en el Congreso la tesis de que los servicios telefónicos, en conjunto, seguirán bajando en 2003 a pesar de la reforma del sistema de precios máximos que regula las tarifas de Telefónica, 'gracias a los descuentos y el efecto de la competencia'. No obstante, hubo un cambio en el discurso y por primera vez reconoció que, en términos netos, no habrá rebaja y que el recorte de tarifas sólo compensaría la subida del precio que cada español paga al mes por mantener activo su teléfono. Hay que recordar que Telefónica tiene autorizado un incremento de 0,95 euros (desde 11,67 a 12,62) en la cuota de abono mensual que hará efectivo en enero del año que viene.
Las cifras reales, sin embargo, son contundentes. La subida de la cuota de abono encarecerá 11,4 euros la factura anual por línea, mientras que la rebaja del 2% la reducirá sólo 6,9 euros, según se desprende de un cálculo sobre los datos facilitados por la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) en 2001.
El último informe disponible del regulador cifra en 495,95 euros la facturación media por línea en servicio al año. Descontada la cuota de abono, cada español se gastó el año pasado 344,84 euros en tráfico telefónico (llamadas locales, provinciales, de fijo a móvil...). Estos últimos servicios son los que el Gobierno ha prometido rebajar un 2%. Asumiendo que el consumo permanece estable, como lo demuestra la evolución desde el año 1997, y que el price cap refleja fielmente los hábitos de los españoles, esta reducción implicaría una rebaja de 6,9 euros al año, frente a la subida de 11,4 euros de la cuota de abono. De los datos se deduce, por tanto, que la factura media por línea se encarecerá 4,5 euros (un 0,9%) en 2003.
Particulares y empresas
La realidad de que la factura anual de los españoles subirá tras la reforma que prepara el Gobierno se ve reforzada por el hecho de que los datos de la CMT engloban tanto a empresas como a particulares, lo que eleva la cifra de consumo. En el año 2001, el consumo medio por cliente residencial fue de 392,11 euros al año, incluyendo cuota y llamadas, mientras que las empresas consumieron una media de 9.166,17 euros. El número de líneas residenciales es de 14,64 millones, y el de empresas, sólo 2,892 millones.
La cuota de abono es la misma tanto para unos como para otros, al igual que la subida prevista. La diferencia la marca el consumo que se hace sobre la conexión. El impacto en la subida de la cuota, por tanto, será mayor cuanto menor sea la factura, caso que se da en los clientes particulares. Y al revés. La rebaja del tráfico beneficiará a los que más consumen, las empresas.
Los datos del informe de la CMT demuestran asimismo que el peso de la cuota de abono en la factura que pagan los usuarios ha ido creciendo con el paso de los años. Así, en 1997 suponía el 20,37% de los ingresos totales por telefonía, mientras que el año pasado ascendía ya al 30,47%.
Consumo metropolitano
Entre el 69,53% del consumo telefónico que no corresponde a la cuota de abono ni pagos fijos, es decir, el tráfico, las llamadas metropolitanas son las que tienen un mayor peso en la factura de los ciudadanos. El 29,28% de los ingresos por tráfico corresponde a las conexiones locales, a pesar de que son las más baratas. Medido en minutos, este tipo de llamadas supone el 78,1% del total.
Y precisamente el precio de la llamada local es el único que no va a bajar con la reforma del Gobierno. De hecho, la petición de los operadores es que suba.
Fuentes cercanas al Ministerio de Ciencia y Tecnología aseguran que este departamento baraja la posibilidad de reducir el número de segundos que puede hablar un usuario en concepto de franquicia. En la actualidad el precio que paga cada usuario por el llamado descuelgue es de 0,0685 euros, lo que le da derecho a hablar 160 segundos. La reforma rebajaría este tiempo a 120 segundos, lo que en la realidad supondría una vía importante de incremento de los ingresos para Telefónica y una subida de tarifas para el usuario, sin que ello tuviera impacto significativo en el price cap.
A pesar del efecto en los consumidores, el sector asegura que esta reforma de los precios es la única que puede restaurar la viabilidad del modelo de negocio y permitir una recuperación de la inversión en telecos.