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Unión Europea

Bruselas teme que el menor crecimiento impida el equilibrio fiscal en 2004

La Comisión Europea ha aprobado sus propuestas para modificar la estructura fiscal que grava la adquisición de vehículos en Europa.

La iniciativa, que complementa la progresiva liberalización en la venta de coches que arrancará con un nuevo reglamento este 30 de septiembre, aspira a congelar y abolir en un plazo de cinco a diez años el impuesto de matriculación y a penalizar fiscalmente las flotas de vehículos empresariales, que ya suponen el 50% de los casi 10 millones de vehículos nuevos vendidos cada año en Europa. La eliminación del impuesto de matriculación es una añeja demanda de la industria automovilística, que siempre lo señaló como una barrera para lograr un auténtico mercado único en el sector. En cinco países (Alemania, Reino Unido, Francia, Suecia y Luxemburgo) ya no existe.

La fragmentación se deriva de los diferentes criterios impositivos que rigen en cada país, lo que obliga al fabricante a adaptar los modelos para que el impacto fiscal sea menor.

La Comisión insiste en que su propuesta no afectará a la carga fiscal que imponga cada país. 'Seguirá siendo una decisión de los Gobiernos, pero queremos armonizar la base y la estructura impositiva', indican desde Bruselas.

La reforma puede suponer en España la eliminación de un gravamen que oscila, en función de la potencia del motor, entre el 7% y el 12% del precio sin IVA del vehículo (el comprador paga además una tasa administrativa de matriculación, en las jefaturas provinciales de Tráfico), que asciende, según la Comisión, a 62 euros.

Merma tributaria

En total, los impuestos pueden llegar a suponer el 28% del precio total y no pocas veces neutraliza las ayudas concedidas por el Estado (como el plan Renove) para la renovación del parque automovilístico.

La eliminación del impuesto de matriculación, en el caso de que los ministros de Economía la autoricen, también facilitará la compra de vehículos de segunda mano en el extranjero. En la actualidad, según la Comisión, el comprador necesita en algunos países hasta nueve horas laborales para cumplimentar casi una decena de impresos y visitar media docena de organismos oficiales antes de poner en regla el vehículo. El coste en tasas oscila entre 70 y 437 euros.

Bruselas asegura que la iniciativa no mermará los ingresos de las Haciendas públicas (España recauda 1.200 millones de euros al año), porque la nueva estructura tributaria incrementará el impuesto de circulación y los del carburante. El cambio permitirá, además, penalizar a los vehículos que más circulen y a los que más contaminen. En esta línea, la Comisión apunta ya, 'con mucha prudencia', hacia cambios en la fiscalidad de los coches de empresa.

'Suelen ser un 8% más grandes, más potentes y más contaminantes', destaca la CE. Aunque su kilometraje es mayor, su vida 'laboral' raramente supera los tres años, pasando después al mercado de segunda mano.

La ansiada recuperación económica en la Unión Europea (UE) no acaba de llegar, lo que está poniendo en un brete el rigor presupuestario de la Comisión Europea, que contaba con alcanzar en 2004 el equilibrio fiscal en todos los socios comunitarios. Portugal, Alemania, Francia e Italia, los países con mayores dificultades presupuestarias, están siendo vigilados muy de cerca por la UE. Bruselas teme que el equilibrio no se alcance en estos países en los plazos fijados en el Pacto de Estabilidad.

La semana pasada, el comisario de Asuntos Monetarios, Pedro Solbes, ya anunció que es poco probable que la zona euro crezca por encima del 1% este año, frente al 1,4% estimado a comienzos del ejercicio. Al bajo crecimiento económico se une el efecto sobre los ingresos de los recortes impositivos anunciados por algunos Gobiernos. La combinación está siendo explosiva. Portugal ya ha sido avisado por su elevado déficit en 2001 (4,1% del PIB, por encima del límite del 3% impuesto por Bruselas). En Francia, la situación no es tan alarmante, pero se agrava por momentos. Ayer, el Ejecutivo francés comunicó que el déficit presupuestario del país se había ampliado a 37.150 millones de euros (36.460 millones de dólares) en los siete primeros meses de 2002, un aumento del 32% sobre los 28.060 millones del mismo periodo de 2001.

Esta cifra está ya muy cercana al déficit para todo el año 2002, que fue fijado en unos 45.000 millones de euros en el proyecto de ley de revisión presupuestaria aprobado por el Parlamento en agosto. El Ministerio de Economía, dirigido por Francis Mer, atribuyó ayer el deterioro de las cuentas al nuevo retroceso de los ingresos fiscales del Estado, que ha echado por tierra el esfuerzo sobre el control del gasto.

Los ingresos netos del presupuesto general alcanzaron 137.430 millones de euros en los siete primeros meses, un descenso del 1,1%. La recaudación del impuesto sobre la renta retrocedió también un 1,1% interanual, influido por la bajada del 5% del tributo aprobado a petición del Gobierno conservador de Jean-Pierre Raffarin, como primer paso en la reducción del 30% de este impuesto en cinco años prometido por el presidente francés, Jacques Chirac, durante su campaña para la reelección.

La recaudación del impuesto de sociedades bajó un 10%, y la del IVA creció un exiguo 1,6%. Por su parte, la carga neta de la deuda se aceleró 'fuertemente' para alcanzar a finales de julio un crecimiento del 5% en 12 meses, frente al 0,9% interanual en junio.

El déficit presupuestario de Francia supera un 32% el del año pasado

El deterioro del déficit en julio anunciado ayer por el Ministerio de Economía francés se produce cuando el Gobierno se dispone a presentar su plan presupuestario para 2003 en Consejo de Ministros el próximo día 25. El plan parte de una hipótesis de crecimiento económico de un 2,5% para 2003, y no prevé reducir el déficit del Estado, que rondará el 3,2% del PIB. Ello significa que el déficit público global (que incluye las cuentas de otras administraciones públicas) estará a un nivel próximo al 2,6% del PIB, como el fijado para 2002, pese a los compromisos europeos de Francia de ir reduciendo los números rojos, conforme al Plan de Estabilidad.

En la reunión de los ministros de Economía de la UE el pasado fin de semana (Ecofin), Francis Mer no ocultó las dificultades de Francia para cumplir el objetivo de un equilibrio presupuestario en 2004, pero señaló que lo esencial es 'mantener el rumbo'.

De igual manera, el Banco Central Europeo (BCE) ha salido en defensa del rigor presupuestario en la zona euro, en un intento de aplacar las críticas de quienes consideran que es necesario que se relajen los objetivos fiscales en la zona. El consejero del BCE Tommaso Padoa resaltó que la institución no considera un peligro que tres importantes países europeos como Alemania, Francia e Italia rebasen este año el tope del 3% de déficit público. 'Superar este techo no significa que se haya infringido el Pacto de Estabilidad', sugirió al diario alemán Die Welt.

Alemania, por su parte, ya ha anunciado que las recientes inundaciones le impedirán probablemente cumplir con sus objetivos presupuestarios en este año.

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