El aniversario más triste
El próximo miércoles se cumple un año de los atentados. Las Bolsas están muy por debajo de los niveles previos a los ataques, comportándose mejor EE UU que Europa desde entonces
El 11 de septiembre de 2001 el Ibex llevaba seis horas moviéndose en terreno positivo, a la espera de recibir noticias sobre la apertura de Wall Street, cuando las televisiones empezaron a mostrar las primeras imágenes de la Torre Norte del World Trade Center de Nueva York ardiendo. Un avión se había incrustado en los pisos más altos. Todo apuntaba a un accidente y el mercado no reaccionó. La histeria sobrevino cuando otro avión se empotró contra la Torre Sur. El índice cayó el 1,1% en menos de un minuto. El desplome continuó a medida que las Torres Gemelas se derrumbaban como consecuencia del impacto y se conocía que otro aparato se había estrellado contra la sede del Pentágono en Washington. El balance final de esta jornada se saldó con una caída para el Ibex de 4,56%, menor a la de otras plazas europeas. En Francfort el retroceso fue superior al 8%, mientras que en Milán, París y Londres las pérdidas se situaron por encima del 7%. Por causas de fuerza mayor, los mercados estadounidenses no abrieron ese día.
El próximo miércoles se cumple el primer aniversario del 11-S y la psicosis a nuevos actos terroristas, al igual que ocurrió el pasado 4 de julio (día de la fiesta nacional en EE UU), flota en el ambiente. Las consecuencias de los atentados y de la posterior guerra en Afganistán sobre la economía y los mercados son múltiples. Sin embargo, los expertos no creen que estos sucesos expliquen la situación actual de las Bolsas, todas ellas muy por debajo de los niveles que tenían el 10 de septiembre, cuando el derrumbe de las Torres Gemelas era algo impensable y los mercados descontaban simplemente la posibilidad de una recesión, tras años de crecimiento económico ininterrumpido. 'Achacar toda la culpa de lo ocurrido en los mercados en el último año al 11-S no es razonable. Las Bolsas lo que pagan actualmente son los excesos cometidos durante mucho tiempo, como la generalización de las opciones sobre acciones como forma de pago entre los ejecutivos, los escándalos de contabilidad creativa, las recomendaciones interesadas, etc., que han generado una crisis de confianza sin precedentes', explica Juan José Fernández Figares, jefe de análisis de Link Securites.
El primer impacto de los atentados hundió a los mercados, ya que la recesión pasaba de ser una posibilidad a convertirse en una cruda realidad. El 21 de septiembre los mercados marcaron los mínimos tras los atentados. En nueve sesiones el Ibex cayó un 15,37%, y el Euro Stoxx, un 16,36%, mientras que el Dow Jones, el Standard & Poor's y el Nasdaq crecieron en tan sólo cinco sesiones (los mercados en EE UU estuvieron cerrados cuatro días tras los atentados) un 14,26%, un 11,6% y un 16,05%, respectivamente.
Los analistas creen que los atentados no justifican la crisis actual de los mercados
14 valores del Ibex han marcado precios más bajos que los mínimos de la fecha fatídica
Sin embargo, el rebote desde mínimos se produjo a la misma velocidad que la caída. El 15 de octubre de 2001 la mayor parte de las Bolsas habían recuperado todo lo perdido. De la nueva economía se pasó a una economía de guerra, con un incremento del gasto público por parte del Gobierno de George Bush, así como con paquetes fiscales para incentivar el consumo. Además, los bancos centrales de Europa y EE UU, en una acción concertada sin precedentes, inyectaron gran cantidad de dinero al sistema y rebajaron en medio punto los tipos de interés.
EE UU, mejor que Europa
La recuperación tras los mínimos de septiembre, sin embargo, resultó ser flor de un día. La ralentización del crecimiento económico (mientras en el primer trimestre de 2002 el PIB de EE UU creció un 5%, de abril a junio sólo lo hizo el 1,1%) y sobre todo los sucesivos escándalos contables en muchas compañías estadounidenses han sumido a las Bolsas en una larga depresión (el índice Standard & Poor's va camino de cerrar su tercer año consecutivo en pérdidas, algo no visto desde 1941). Todos los índices acumulan pérdidas superiores al 15% con respecto a los niveles del 10 de septiembre, y sólo el Dow Jones registra subidas desde los mínimos del 21 de septiembre (un 2,4%). Desde entonces el Ibex cede un 3,64%, el Standard & Poor's cae un 7,4%; el Euro Stoxx, un 9%, y el Dax, un 7,96%. Otro dato que demuestra que los efectos del 11-S sobre las Bolsas no sirven para explicar los niveles actuales de los mercados es el hecho de que 14 valores del Ibex 35 (entre ellos los cinco de mayor capitalización: Telefónica, Repsol, Endesa, BBVA y SCH) han marcado en 2002 precios inferiores a los mínimos registrados después de los atentados.
A pesar de que el principal damnificado por el 11-S fue EE UU y de que las dudas sobre la credibilidad de las cuentas de las empresas han tenido allí su epicentro, sus indicadores bursátiles se han comportado relativamente mejor que los europeos desde entonces, en especial el Dow Jones. 'En un principio, la mejor evolución de EE UU frente a Europa se interpretó como un gesto de patriotismo de los inversores estadounidenses. Con una perspectiva más a largo plazo, sin embargo, esta evolución se explica por la crisis financiera de las compañías de telecomunicaciones europeas, con gran peso en los índices del Viejo Continente', apunta Natalia Aguirre, jefa de análisis de Renta 4. Juan Cueto, de Ibersecurities, resta importancia al comportamiento del Dow Jones, ya que la composición de este índice 'prima el precio de las acciones sobre la capitalización de las compañías', y apunta que el comportamiento del Standard & Poor's ha sido ligeramente menos malo que el de los índices europeos debido a que la economía europea da muestras de mayor debilidad que la de EE UU.
Aunque los analistas descartan una influencia directa de los atentados en la evolución de las Bolsas en 2002, algunos como José Luis Martínez, de Citigroup, y Ana Rivero, de BSN Banif, creen que los atentados han tenido un efecto indirecto sobre los casos de corrupción que se han desencadenado este año y que han supuesto el principal lastre de los mercados Por un lado, estos expertos señalan que el 11-S metió más presión a los resultados de las compañías y, por otro, incrementó la desconfianza de los inversores, que se volvieron más exigentes y selectivos a la hora de elegir los valores.
Heridas abiertas
Lo que nadie niega es que los atentados de Nueva York y Washington han marcado un antes y un después en muchos aspectos, dejando numerosas heridas abiertas que tardarán en cicatrizar. Entre los efectos que aún perduran se encuentran los geopolíticos. Tras acabar con el régimen talibán, EE UU ya ha fijado el próximo objetivo dentro de su cruzada contra el eje del mal: Irak. La posibilidad de una nueva guerra en el golfo Pérsico se hace cada vez más factible, con las consiguientes repercusiones en el precio del petróleo. El brent (crudo de referencia en Europa) ha aumentado un 43% en lo que va de año. Los expertos señalan que si EE UU ataca Irak, el barril se disparará por encima de los 30 dólares. 'Si esto ocurre la recuperación económica podría posponerse durante más tiempo. Además, reaparecerían las tensiones inflacionistas y los bancos centrales tendrían más difícil reactivar el consumo mediante nuevas rebajas en los tipos de interés', según Natalia Aguirre. El próximo 19 de septiembre se reúnen los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para decir la producción de crudo de cara al último trimestre del año, periodo tradicionalmente de gran demanda por la llegada del invierno al hemisferio norte. Si la OPEP decide no aumentar las cuotas el precio del petróleo podría resentirse aún más.
Otro de los efectos del 11-S que perduran, según los expertos, es el desgaste sufrido en la política monetaria de los bancos centrales. La Reserva Federal se vio obligada a rebajar los tipos de interés en 175 puntos básicos en menos de tres meses para gestionar el crecimiento negativo en el que entró EE UU en el tercer trimestre de 2001, lo que le ha obligado a mantener el precio del dinero invariable en 2002 a pesar de que muchos analistas demandan nuevos recortes para reactivar el consumo privado, principal causante de que la reactivación se haya retrasado más de lo previsto.
Además del peligro de una nueva guerra, los analistas destacan que otro de los efectos más perniciosos del 11-S ha sido la merma en la confianza de los inversores estadounidenses, que nunca habían visto cómo su país era atacado, agravada después por escándalos como los de Enron o Worldcom. 'En los inversores existe una psicosis que tardará tiempo en desaparecer sobre la posibilidad de que se den nuevos atentados, especialmente en fechas como el próximo miércoles, lo que mantiene la prima de riesgo de la renta variable muy elevada', explica Juan José Figares.
Los sectores defensivos, a la cabeza de las Bolsas
Poco antes de cumplirse el primer aniversario de los atentados del 11 de septiembre en EE UU muchas compañías siguen luchando contra las nefastas consecuencias de aquellos sucesos. Cierto es que algunos sectores no atravesaban su mejor momento -y buen ejemplo de ello eran las pérdidas que acumulaba el Stoxx largo hasta un día antes de los atentados (del 25,82%)- antes de esa fecha pero no es menos cierto que los ataques terroristas agravaron una situación de crisis económica que había comenzado a principios de 2001. Un ejemplo de ello son las aseguradoras, que ya antes del 11-S copaban los últimos puestos de los índices ante los primeros síntomas de ralentización de las economías. Sin embargo, la destrucción de las Torres Gemelas hizo saltar la alarma de estas compañías ante las elevadas sumas a las que tendrían que hacer frente por los daños causados por los atentados. En una semana, del 10 al 21 de septiembre, cuando los índices mundiales marcaron mínimos, este sector perdió un 23% en el Stoxx que agrupa a las principales compañías de la zona euro. No fueron, sin embargo, las más perjudicadas; el sector de los bienes cíclicos perdió en el mismo periodo un 32%, ante los indicios de que la recuperación económica, que antes del 11-S ya se barajaba, tardase en materializarse. Pero, pese a que las pérdidas en estos sectores fueron más abultadas, el resto no se salvó de los números negros. En apenas 10 sesiones el Stoxx largo se dejó un 17,3%. Con todo, hubo sectores que sortearon mejor los descensos. Los sectores de crecimiento, los más castigados por los inversores hasta esa fecha, con pérdidas que superaban el 45%, empezaron a escalar posiciones. Para los expertos, la explicación a este mejor comportamiento se debe a que la reacción del mercado fue apostar por las compañías más infravaloradas, esto es, las de tecnología, equipos electrónicos, semiconductores y telecomunicaciones. 'Además, el hecho de que tras los mínimos del 21 de septiembre, las Bolsas recuperaran terreno rápidamente hizo pensar a muchos que la recuperación estaba en marcha, lo que provocó una mejor evolución de los sectores de crecimiento', señala Ana Rivero, de BSN Banif. Así sucedió con Telefónica Móviles, Prisa o Terra en España, que desde los mínimos de septiembre se revalorizaron más de un 75% en apenas mes y medio. Además, en EE UU, la posibilidad de un conflicto bélico provocó que la cotización de empresas dedicadas a la fabricación de armamento se disparara. Los sectores defensivos, como las farmacéuticas, la alimentación o la construcción han sido, desde entonces, los más beneficiados, más tras el empeoramiento de la situación económica en los últimos meses, tras el descubrimiento de irregularidades contables en varias compañías en EE UU. Aun así, también han sufrido caídas, aunque según los expertos derivadas de su propia situación. 'Los malos resultados empresariales, además de la ausencia de nuevos productos en el caso de las farmacéuticas, ha provocado que no puedan generar beneficios', sostiene Rivero. Aun así, los índices dan la razón a los que siguen apostando por los sectores refugio. Desde el 21 de septiembre, el mejor comportamiento corresponde a los sectores de materias primas, automoción y consumo, mientras que las compañías de crecimiento han vuelto a los lugares que ocupaban antes del 11-S. Así lo muestran las pérdidas que arrojan los sectores de equipamiento electrónicos, de telecomunicaciones en el S&P 500 o el de medios en el Stoxx. Aerolíneas y turismoDos de los sectores más perjudicados por los atentados terroristas del 11-S junto a las aseguradoras fueron el del turismo y el de las aerolíneas. Los acontecimientos del pasado septiembre agravaron, de hecho, una situación ya deteriorada por la crisis económica mundial. Buen ejemplo de ello son las caídas que experimentaron valores como Iberia, Sol Meliá y NH Hoteles en la Bolsa española, del 32%, 33% y 31%, en cada caso, del 10 al 21 de septiembre. Pese a este mal inicio, Iberia ha logrado sortear la crisis y gana en el año un 44%, siendo la de mejor comportamiento del Ibex en el año. En Europa, la crisis desencadenada en el sector aéreo tras el 11-S, agravada por el temor a nuevos atentados, no sólo se reflejó en los índices. El miedo a volar provocó una caída en el número de pasajeros que lastró los resultados de muchas compañías. No en vano, la crisis se ha llevado por delante aerolíneas como la suiza Swissair, la belga Sabena o más recientemente la estadounidense US Airlines. Además, las peores perspectivas económicas han provocado que las consecuencias aún se estén dejando notar en el turismo. Para los expertos, los sectores defensivos seguirán encabezando las primeras posiciones de los índices, al menos hasta que las economías muestren síntomas de recuperación. 'Cuando las Bolsas empiecen a avanzar posiciones los sectores de crecimiento tirarán de los índices', sostiene José Luis Martínez, de Citigroup. Para Rivero, la escasa visibilidad en los resultados de estas compañías augura una efímera subida cuando se produzca.