Los estadounidenses pierden confianza en la economía, pero gastan más
La mezcla de los datos de julio y agosto está componiendo una foto fija confusa sobre el momento económico que vive EE UU. Los datos de julio son más optimistas que los del mes que hoy acaba y en el que se ha confirmado una severa caída de la confianza de los consumidores. Lo dice el último de los informes que sobre este sentimiento elabora la Universidad de Michigan, que deja el índice de confianza en 87,6 puntos frente a los 88,1 registrados el mes anterior. La confianza de los consumidores es crucial, pues dos tercios del PIB de EE UU dependen del consumo.
La caída no es tan severa como la del índice del Conference Board y que mostraba como de los 98 puntos de julio se pasaba a 93,5 en agosto. Y es que julio fue atípico. Gracias a las bajas hipotecas y teniendo en cuenta la falta de atractivo de la Bolsa, las ventas de viviendas se dispararon a niveles récord, pero además las ventas de coches, con una nueva batería de descuentos y facilidades de crédito, se mantuvieron robustas.
Así las cosas y según las estadísticas del Departamento de Comercio, en julio, una época de rebajas, los gastos de los consumidores crecieron un 1%, por encima de otros meses por primera vez desde el pasado octubre. En junio el crecimiento fue del 0,5%. Y todo ello con una estabilización de los ingresos familiares. Un dato negativo, ya que desde noviembre de 2001 no habían dejado de crecer.
Para redondear la contradicción que presentan los datos conocidos ayer, a éstos se sumó el de la producción de Chicago, que mostraba el incremento más fuerte de los últimos siete meses. El índice Napam llegó hasta los 54,9 frente a los 51,5 de julio. El aumento del consumo en julio ha animado la producción en la confianza de que ésta se pueda mantener.
Los analistas no se ponen de acuerdo a la hora de valorar la imagen que ofrecen las estadísticas. Según Maury Harris, economista jefe de UBS Warburg, 'hay más datos positivos que negativos, lo que nos reafirma en nuestra visión de que la economía no camina hacia una doble recesión'. A la vez, un informe de Lehman Brothers señalaba que los datos de la semana pasada 'añaden más confusión que claridad (...). La economía no está en una recesión (...) creemos que la economía va a necesitar ayuda adicional de la Reserva'.
Pero el presidente de este organismo estaba ayer en otros asuntos. En la conferencia anual económica de la Reserva Federal celebrada en Jackson Hole (Wyoming), Alan Greenspan dedicó un discurso a desvincular el organismo que preside de la burbuja bursátil de los noventa. Greenspan, que en 1996 habló de las 'exuberancias irracionales' de la Bolsa, dijo ayer que subir los tipos entonces para prevenir la situación hubiera mandado la economía a la recesión.
Algunos inversores han acusado a Greenspan de no actuar para rebajar la burbuja. El presidente de la Reserva dijo ayer que en aquel momento no se pudo calibrar el crecimiento de la productividad por la fuerte inversión en tecnologías de información que ayudó a incrementarla, motivo por el cual no había una certeza clara sobre la formación de la burbuja.
De todas maneras, 'la noción de que una oportuna subida de tipos hubiera prevenido la formación de la burbuja es casi con toda seguridad una ilusión' dijo Greenspan. Para explotar la ilusión, la entidad tendría que haber cambiado el ánimo de los inversores cuando es claro que 'en un prolongado periodo de expansión se produce un ánimo racional de tomar mayores riesgos, un patrón que es difícil de evitar con una modesta política de subida de tipos', concluyó.