Las bajadas de tipos que nunca llegan
Mes arriba o abajo, los mercados llevan esperando medio año a que las autoridades monetarias echen una mano reduciendo los tipos de interés. Pero no. Ni Greenspan ni Duisenberg se prestan a ello. Es más, tampoco dan señales de que piensen mover el precio del dinero a corto plazo.
Cada uno tiene poderosas razones para hacer lo que hace. Greenspan no puede bajar tipos alegremente, pues cada vez tiene menos margen para hacerlo. No pueden bajar mucho más desde los niveles actuales y la incertidumbre sobre la economía le obliga a no malgastar sus municiones. Puso en marcha la mayor bajada de tipos de Estados Unidos y siguen los problemas. ¿Por qué razón sería más eficaz ahora la política monetaria?
Duisenberg lo tiene más claro. La inflación está ya por encima del 2% y, según los expertos, las inundaciones en Centroeuropa tirarán al alza de los precios, sobre todo en Alemania. Los tipos pueden bajar un escalón, pero en este contexto se hacen poco verosímiles rebajas de mayor calado.
Los banqueros tienen, pues, disculpa. Pero no los operadores del mercado que, supuestamente, están pendientes de los tipos de interés. Con los problemas contables, el fantasma del ataque estadounidense a Irak y las especulaciones sobre un doble fondo en la economía de Estados Unidos, pensar que una rebaja de tipos de un cuartillo o de medio punto va a arreglar los mercados es engañarse. Si realmente las Bolsas suben al recortarse tipos, el inversor institucional aprovechará para vender. Significará que las cosas están tan mal que la Fed no puede esperar.
En cualquier caso, el mercado actual puede registrar aún fuertes oscilaciones al alza o a la baja sin que para ello tenga que cambiar el panorama actual. Los tipos de interés, en este contexto, son un elemento secundario.