La crisis turística resta brillo al mundo del lujo
Debe ser que cuando uno está de vacaciones, relajado y de buen humor, comprar joyas o vestidos tan caros como un automóvil es más atractivo que en otras épocas del año.
En todo caso, el turismo y el lujo tienen mucho en común. Aproximadamente un 30% de las compras anuales de artículos de lujo las realizan los turistas. Si desciende el turismo, descienden las ventas de joyas.
La crisis económica, acentuada por los atentados del 11 de septiembre, y la inestabilidad en Oriente Próximo han provocado la cancelación de viajes en todo el mundo. Así, desde comienzos de año el número de estadounidenses que ha visitado París, la capital mundial del lujo, ha caído un 17% y la de japoneses un 16%, según ha publicado este mes el diario Le Parisien.
Joyas y diamantes son los artículos cuyas ventas han sufrido más la inestabilidad económica. Louis Vuitton (LVMH), el mayor grupo de lujo en el mundo, ha aumentado su facturación en el primer semestre del año un 2%. Pero las ventas de su división de relojes y joyería han descendido un 3%.
La compañía De Beers, que controla el 60% de las ventas mundiales de diamantes, ha presentado unos beneficios en el primer semestre del año muy inferiores a los registrados en el mismo periodo de 2001. La empresa alude a la incorporación de Anglo American, que posee un 45% de De Beers, para explicar estos resultados. Pero los próximos seis meses pueden ser peor aún para la compañía. 'La confianza de nuestros clientes se ha moderado. En la segunda mitad de año no habrá una gran recuperación', admitió el presidente, Gary Ralfe, la semana pasada.
Las ganancias de Tiffany, el mayor minorista estadounidense de joyas de alto valor, se han reducido un 9% en el primer semestre del año respecto a las ganancias registradas en la primera mitad de 2001. En la presentación de estos resultados, realizada la semana pasada, la empresa explicó que la merma de la economía de EE UU -donde se demanda la mitad de los diamantes que se venden en el mundo- ha llevado a sus clientes a adquirir más joyas de plata y oro y menos diamantes.
Francesco Trapani, consejero delegado del grupo italiano de joyas Bulgari, comentó en julio que debido a la crisis de los mercados financieros y al temor por la situación en Oriente Próximo 'se ha complicado poder alcanzar las expectativas previstas para este año'.
Más fútbol, menos joyas
El Mundial de Fútbol celebrado en Japón y Corea durante el mes de junio ha influido negativamente en las ventas de artículos de lujo.
Muchos japoneses, turistas muy bien recibidos en todas las tiendas de lujo del mundo, han preferido pasar las vacaciones en su país debido a la celebración del Mundial de Fútbol.
LVMH achaca al campeonato las caídas en sus ventas en Japón y Corea. La facturación del grupo en Japón es positiva en todos los meses entre enero y julio de este año, excepto en junio, cuando las ventas llegaron a caer un 15%, recuperándose en la primera semana de julio.
En lo que va de año, las cotizaciones en Bolsa de LVMH, Bulgari, Polo Ralph Laurent, Hermès y Richemont han comenzado a descender poco antes del inicio del Mundial. El índice Bloomberg de compañías de lujo en Europa refleja en los primeros seis meses una caída del 14%.
Recuperación en 2003
La demanda de artículos de lujo no se reactivará hasta el año próximo, según las previsiones de Morgan Stanley. La compañía recomienda a sus clientes no comprar acciones de empresas del sector del lujo. 'No esperamos una recuperación hasta la segunda mitad de 2003', dice Clarie Kent, analista de Morgan Stanley en una entrevista concedida a la agencia Bloomberg. 'Siempre hemos sido bastante escépticos sobre una recuperación en el segundo semestre de 2002', añade. La analista señala además que en lo que queda de año pueden surgir 'malas noticias para el sector'.
Algo más optimistas respecto a la evolución del sector en 2002 se muestran en JP Morgan. La experta en este sector Melanie Flouquet cree que el mercado está ya anticipando una recuperación para el segundo semestre.
Frente al descenso en las ventas de joyas y diamantes, las de los automóviles de lujo han mostrado una fuerte resistencia a la crisis.
La alemana BMW ha registrado unos beneficios en la primera mitad de año superiores en un 7,7% a los obtenidos en el mismo periodo de 2001. La compañía ha apostado por potenciar su gama de coches de lujo, tras renunciar a permanecer en el capital de Rover. En su lugar potencia el lanzamiento de nuevos automóviles de Rolls-Royce. La marca BMW es la tercera más valorada en EE UU, después de otra automovilística, Mercedes, y American Express, según la agencia especializada en marcas FutureBrand.
El mejor momento de Porsche
No hay acción más cara en el mercado alemán que la de Porsche: 475 euros. Mientras los demás valores caían, éste subía un 18% en el último año. El fabricante alemán de coches deportivos es la excepción afortunada de la industria del automóvil, la más pequeña y, con mucho, más rentable empresa del sector, la prueba de que el gran lujo es inmune a las crisis.
Ajena a alianzas o fusiones, controlada por dos familias -la fundadora, Porsche, y la Piech, del ex presidente de Volkswagen-, produciendo sólo 55.000 coches al año, Porsche está hoy valorada en 8.300 millones de euros. Un 50% de su capital, pero ningún derecho político, se negocia en el parqué.
La compañía ha alcanzado un inaudito margen operativo del 14%, muy por encima del 9% de BMW, que ya se considera excepcional, y del 4% de media del sector en Europa. Pocos recuerdan que a mediados de los noventa estuvo a punto de quebrar. Porsche, que cierra su ejercicio fiscal en agosto, prevé repetir la cifra de ventas del ejercicio anterior y seguir aumentando el beneficio (en la primera mitad lo hizo en un 27%). La contracción del negocio en EE UU, donde tiene la mitad de sus ventas, se compensará con avances en otros mercados.
Y, pese al mal contexto económico, el constructor de los deportivos 911 y Boxster va a lanzarse a una ambiciosa expansión al iniciar la producción, este mes en Leipzig, del Cayenne, un todoterreno ligero que aportará 25.000 unidades al año -un 50% más de ventas- y altos márgenes.
¿La fórmula? Dirigirse a un comprador poco sensible al ciclo económico, dispuesto esta vez a dejarse cerca de 100.000 euros en un Cayenne Turbo.