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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

ârdago argentino

El Senado argentino acaba de aprobar una ley por la que se obliga a las casas matrices de los bancos que operan en el país a responder con su patrimonio total de los depósitos de sus filiales en el país. La medida aún no es definitiva, puesto que debe ser debatida por la Cámara de Diputados y suscita importantes diferencias en el seno de los partidos. De ser aprobada, la ley obligaría a los bancos extranjeros a tener que hacer frente a una masiva devolución de depósitos si el Gobierno decide levantar el corralito, ya que la falta de liquidez de las filiales sería suplida por el patrimonio de las matrices de los grupos bancarios. Hasta ahora esa responsabilidad regía para los bancos que actúan a través de sucursales y precisamente por ello la banca extranjera se había implantado en el país a través de filiales, que funcionan de forma autónoma a la del grupo al que pertenecen.

El daño que la medida puede infringir a la banca extranjera que opera en Argentina, mayoritaria dentro del sistema financiero del país, sería de tal calado, que los grupos bancarios se verían obligados a cerrar y liquidar sus filiales en el país cuanto antes para evitar responsabilidades posteriores ante los ahorradores argentinos. Los bancos españoles, los de mayor presencia en Argentina, ya han advertido que no asumirán 'cualquier coste' por seguir en el país latinoamericano, y el propio Banco de España instó al BBVA y al SCH a mantener sus filiales independientes de la matriz, al tiempo que afirmaba que éstas 'no tienen por qué pagar los problemas de las filiales ni están obligadas a comprometer más dinero'. La posición de los bancos españoles sería trasladable a las entidades de otras nacionalidades y la quiebra del sistema financiero argentino sería inevitable si se produce un cierre generalizado por parte de la banca extranjera.

Aunque a priori la medida pudiera resultar rentable para el Gobierno de Eduardo Duhalde en términos electorales, por el margen, más bien teórico, que ganaría para levantar el corralito, lo cierto es que su capacidad de negociación con los organismos internacionales y las principales potencias dispuestas a ayudar al país sería inexistente. A nadie se le escapa que Estados Unidos y España, aún con menor influencia, rechazarán la concesión de cualquier tipo de ayuda financiera a un país que provoca la quiebra del sistema financiero y que causa pérdidas millonarias a sus grandes grupos bancarios.

El Gobierno presentó ayer el borrador de la carta de intenciones al FMI donde recoge sus planes de reestructuración del sistema financiero, aunque no explicó si su posición va en línea con la medida aprobada por el Senado. De ser así, Duhalde estaría echando un falso órdago a la comunidad internacional de consecuencias imprevisibles para todos los implicados. De todas formas, la ley aún debe ser debatida y aprobada por la Cámara de Diputados y son muchas las voces en todos los partidos que critican la medida.

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