Moody's rebaja la calificación de Brasil por las fuertes presiones fiscales para 2003
La agencia de calificación Moody's rebajó ayer la calificación de los bonos, notas y divisas en Brasil ante las negativas perspectivas para el año próximo en materia fiscal y en el tipo de cambio.
La agencia señala en un comunicado que 'no importa quien gane las elecciones presidenciales que se celebrarán el próximo 6 de octubre, la nueva Administración tendrá que afrontar crecientes presiones fiscales que podrían traducirse en riesgos en el sector externo, especialmente cuando la depreciación de la moneda está aumentando la carga de la deuda en dólares'.
Moody's rebaja de B1 a B2 la valoración de la deuda en divisas y de B2 a B3 la de los depósitos en divisas. La calificación de Brasil ha alcanzado ya el nivel de Nicaragua.
Además, la rebaja de los depósitos afecta a varios bancos españoles: al BBVA, a través de su filial BBVA Brasil; a la Caixa, por su participación del 3% en Banco Itau, y al SCH, por su filial Santander Meridional y por la participación en Banespa, del que controla el 97,1%. La noticia complicará la situación de Brasil. Los economistas creen que el anuncio de la calificadora estadounidense hará que los inversores rechacen esta semana la refinanciación de deuda por valor de 7.200 millones de reales (unos 2.300 millones de euros), lo que obligará al Gobierno a desembolsar más dinero y a volver a emitir más deuda, cada vez a un interés más alto, para costear las obligaciones.
La euforia desatada el jueves por el crédito de 30.000 millones de dólares (30.900 millones de euros) del Fondo Monetario Internacional ha dado paso al pesimismo. El 80% del desembolso de la ayuda depende de que en 2003 se logre un superávit primario del 3,75% del PIB, un reto que los economistas creen demasiado difícil de lograr.
El cambio del dólar se mantenía ayer cerca de los 3,2 reales, frente a los 2,3 de enero. El presidente Fernando Henrique Cardoso convocará mañana a los candidatos a la presidencia para intentar convencerlos de que firmen un pacto de transición económica que calme a los inversores.