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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El dólar se recompone

De un día para otro, las Bolsas estadounidenses parece que vuelven a ser atractivas. Sin embargo, todo parece indicar que la razón de este aparente cambio de expectativas es de carácter técnico. La decisión de los grandes fondos de inversión de repatriar capitales a EE UU, conocida ayer, permitió una recuperación del dólar frente al euro y el yen que a su vez hizo subir con fuerza el Dow Jones y el Nasdaq. El euro acabó cotizando ayer en el mercado neoyorquino a 0,9631 dólares, un 1,75% menos que un día antes y un nivel que no se había dado desde el 21 de junio.

Los inversores parecen responder así a las pobres perspectivas de crecimiento de la zona euro (donde el motor alemán actúa ahora como lastre) y la creciente expectativa de bajada de tipos en EE UU. Cuatro de los mayores bancos de inversión han hecho oficial su previsión de un abaratamiento del precio del dinero para antes de que termine el año. Otros muchos creen que existe, al menos, alguna posibilidad de que Alan Greenspan tome una decisión en este sentido para evitar que EE UU caiga en recesión.

La Reserva Federal mantiene sus tipos de interés oficiales en el 1,75%, el nivel más bajo en cuatro décadas, tras recortarlos en 11 ocasiones consecutivas. Sin embargo, los indicadores económicos se resisten a repuntar. La economía estadounidense creció un 1,1% en el segundo trimestre, frente al 5% del primero. El empleo evoluciona de manera positiva en los últimos tres meses, pero a un ritmo anémico. La actividad industrial se estancó en julio y la confianza de los consumidores está cayendo. El sector de servicios creció en julio al nivel más modesto desde enero. Y la desaceleración del segundo trimestre puede agravarse si persiste la inestabilidad de las Bolsas o se agrava la crisis de las economías suramericanas. Greenspan, que además de vigilar el IPC tiene como mandato impulsar el crecimiento económico, puede entender que 'la balanza de riesgos' se inclina hacia condiciones de extrema debilidad económica y dar la razón a los expertos que auguran una nueva rebaja monetaria. Si lo hace, los inversores probablemente reforzarán su apuesta por EE UU y darán con ello un nuevo impulso al billete verde.

La situación es muy distinta en la zona euro, donde el BCE apenas tiene margen para abaratar el precio del dinero porque su mandato oficial es mantener el IPC por debajo del 2%, y actualmente está en el 1,9%. Cumplir este objetivo se presenta como tarea harto difícil, con lo cual la autoridad monetaria europea seguramente seguirá parapetada en su postura de esperar y ver.

Una bajada de tipos que impulse el crecimiento en EE UU (y, con ello, sus importaciones de productos europeos) y refuerce el dólar (haciendo más competitivos los productos de la zona euro) supondría un importante balón de oxígeno para los Doce. Los beneficios serían similares para Japón. Una vez más, todas las grandes economías parecen haberse encomendado al veterano banquero Alan Greenspan.

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