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Columna
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Nuevamente, el caballero blanco

El presidente de la Reserva Federal ha comparecido recientemente en el Congreso de EE UU. Alfonso Novales cree que Alan Greenspan volvió a dictar una clase excelente de política económica y monetaria

El reciente discurso del Chairman de la Reserva Federal ante el Congreso de EE UU ha sido un ejercicio de excelente política económica: delimitando en buena medida las líneas de política monetaria para el presente año; tratando de infundir confianza a consumidores e inversores; por último, sin dejar pasar la oportunidad de recriminar al Gobierno por haber regresado abruptamente a una política presupuestaria deficitaria.

La recuperación económica en EE UU es incuestionable, si bien gradual, si atendemos a los datos de producción industrial de los últimos meses, así como a las carteras de pedidos, que sugieren de la producción en los meses siguientes. Al ser éste el sector donde se concentró el proceso de desaceleración económica en 2001, los síntomas de recuperación que muestra son muy relevantes. Las dificultades podrían surgir por el lado de la demanda. Aquí, como es bien sabido, la inversión ha sido el centro del proceso de desaceleración. Como el comercio internacional se ha paralizado, el sector exterior tampoco ha tenido una contribución significativa al crecimiento de ninguna economía, que continúan sostenidas únicamente por el relativo buen tono del consumo.

Por eso la pérdida de confianza de los consumidores juega un papel decisivo, pues un deterioro de la demanda de consumo traería consigo un riesgo real de recesión. Greenspan fue deliberadamente contundente y explícito al aportar una previsión de crecimiento económico del 3,75% para el presente ejercicio, elevando la anunciada en su anterior convocatoria. Adelantó un crecimiento todavía superior para el próximo año, un 4%. Fue inusitadamente explícito al sugerir en varias ocasiones el mantenimiento de los actuales tipos de interés. Esto no es en absoluto evidente, pues los indicios de recuperación mencionados, junto con las expectativas de una mayor inflación, según la tasa de paro va descendiendo en los próximos trimestres, podrían ser suficientes para proceder a una elevación de tipos. Por tanto, el mensaje de Greenspan debe interpretarse como su intención de mantener suficiente liquidez en la economía y evitar cualquier tipo de restricción en la actual crisis de confianza de empresas y consumidores. Los mercados de futuros, que han ajustado a la baja drásticamente en las últimas semanas sus previsiones de tipos de interés, apenas descuentan ya una elevación en noviembre, y no con total probabilidad. Incluso tal escenario, que parece razonable, fue desechado por Greenspan como improbable, en un discurso inusual por lo explícito y por ser tan positivo como las actuales circunstancias permiten.

El Chairman de la Fed ejerció también su papel de juez impoluto, criticando con suma dureza las irregulares prácticas contables que se han revelado estas semanas, así como el regreso a una política fiscal con significativos déficit. El caballero blanco golpeó igualmente a políticos que a grandes empresarios, a la vez que trató de infundir confianza en empresarios y consumidores. Si tiene éxito, su presencia como máxima autoridad monetaria es impagable. Wall Street reaccionó con muchos titubeos, pero considero que, junto con los indicios de recuperación y las claras oportunidades de inversión, siempre selectivas, que ya existen en los mercados, la comparecencia de Greenspan puede ser el detonante de una corrección significativa, quién sabe si incluso definitiva en los mercados de valores.

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