Las reglas están para romperlas ¿o no?
El proceso de la UE contra el déficit excesivo cae como una espada de Damocles sobre los ministros de Finanzas. Esta semana se espera que la Comisión Europea la utilice por primera vez. La víctima: Portugal. Bajo el Pacto de Estabilidad los 12 Estados que utilizan el euro se comprometen a no sobrepasar el déficit público por encima del 3% del PIB (...). Portugal admite que el suyo superó el 4% en 2001. Con una evidencia tan clara, la Comisión no tendrá otra opción que no sea comenzar el proceso. Pero podrían pasar años antes de que Portugal tenga que pagar, suponiendo que concluya el proceso. Pueden pasar un par de años para poner las cosas en su sitio antes de que las sanciones se lleven a cabo y cada paso en el procedimiento requiere el acuerdo del Consejo de Ministros (...). Pero ¿quién quiere imponer una sanción a un amigo?(...). Portugal tiene además una vulnerabilidad particular. Es uno de los cuatro países pobres de la UE que recibe el fondo de cohesión para alcanzar a los más ricos. Este dinero, más de seis billones de euros en seis años, podría suspenderse si el Consejo de la UE permite seguir adelante con el proceso de sanción (...). Las consecuencias serían graves para un país pequeño que ya tiene que apretarse el cinturón y que confía en los proyectos de infraestructura para impulsar el crecimiento (...). De modo que ¿por qué no se revisa el pacto? (...). La UE debería distinguir entre inversión y despilfarro en el gasto corriente (...). Hasta ahora, la Comisión no parece convencida (...). Los eurócratas saben que los Gobiernos ya han demostrado una preocupante propensión a encontrar escapatorias en el Pacto de Estabilidad y se resisten a introducir otras nuevas.
The Economist. Londres