Iberia toma posiciones
Hace tan sólo unos días, el presidente de Boeing, Phil Condit, hacía un alarmante, aunque realista, análisis del mercado del transporte aéreo mundial. 'El sector aeronáutico está atravesando el peor momento de su historia', sentenció. Esta sensación de crisis está sobrevolando en el conjunto del negocio desde los atentados terroristas del 11-S. Desde entonces, empresarios y expertos no hacen más que repetir que se debe aprovechar esta situación para emprender una profunda renovación del sector. Esta preocupación, compartida por muchos gobiernos, ha dado pie a ajustes y reformas. En estos meses, por ejemplo, se han tenido que refundar dos compañías aéreas históricas, la suiza Swissair y la belga Sabena.
Otro de los síntomas de cambio en el sector es el éxito que están teniendo las líneas aéreas que ofrecen billetes muy baratos, como Easyjet, Go o British Midland. Este fenómeno se ha concentrado en el Reino Unido y está empezando a hacer daño a las grandes del sector, hasta tal punto que British Airways anunció hace poco menos de un mes una fuerte rebaja de tarifas, imitada después por Lufthansa.
Al margen de estas puntuales reacciones comerciales, las compañías elaboran proyectos y negocian alianzas para intentar hacer frente al nuevo panorama. Uno de los primeros movimientos en este sentido es el amplio acuerdo suscrito entre Iberia y British Airways. El principal pacto entre ambas empresas consiste en poner en marcha los códigos compartidos entre Madrid y Londres desde el próximo otoño. Ese acuerdo recoge, igualmente, compartir códigos en todos los vuelos con América Latina con punto de partida o de destino tanto de Madrid como de Londres. El acuerdo se extiende incluso a rutas hacia Asia. Establecer los vuelos con códigos compartidos permite a las compañías implicadas comercializar sus billetes para una determinada ruta, aunque sea su aliado el que hace finalmente el vuelo. Este mecanismo permite a la vez un aumento de la capacidad comercial y un más eficaz control de los costes.
El pacto entre la empresa española y la británica es más sólido si se tiene en cuenta que British controla el 9% del capital de Iberia. Sin embargo, ambas coinciden en afirmar que, al menos de momento, una hipotética fusión es implanteable. Este sentimiento es compartido por los analistas financieros, que más que por fusiones apuestan por el desarrollo de las grandes alianzas internacionales que ya existen, como son el caso de Oneworld (al que pertenecen Iberia y British Airways), Star Alliance (Lufthansa y SAS) o Wings (KLM y Northwest Airlines). No obstante, esos mismos analistas no descartan que a medio plazo, si persiste la crisis, se pueda desencadenar una ola de las concentraciones. En ese caso, Iberia estaría bien colocada. Y no sólo por pertenecer a Oneworld o por mantener una sólida alianza con British Airways. La compañía española tiene, además, la llave de la puerta de entrada a Latinoamérica.