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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La sesión matinal, irrelevante

En los últimos meses la Bolsa, pese a estar abierta ocho horas al día, en realidad sólo cotiza dos. Desde que abre Wall Street hasta que cierra Europa. La sesión matinal, que transcurre hasta entonces, se ha vuelto poco menos que irrelevante.

El mercado sólo está abierto para que la Bolsa recoja en sus precios el cierre de Wall Street del día anterior y para cotizar el comportamiento de los futuros sobre el Nasdaq y el Standard & Poor's 500, que se negocian mientras los parqués estadounidenses están cerrados y dan una idea de por dónde saldrá el sol en Manhattan.

En épocas de incertidumbre y mucha inestabilidad, como es la actual, las correlaciones entre los distintos mercados aumentan. Es algo natural, pues, si los operadores han perdido el norte ante la sucesión de interrogantes y los mercados se mueven de manera violenta, el riesgo de tomar posiciones por cuenta propia, es decir, de salirse del rebaño, es muy alto. Por eso los pocos que no han salido de la Bolsa se ciñen al guión y rezan por que Wall Street se anime. El volumen de negocio es, también, mucho más reducido por la mañana que en las dos horas anteriores al cierre del mercado.

El resultado de estos movimientos suele ser negativo para los mercados europeos. Cuando Wall Street se recupera, las Bolsas europeas no recogen toda la subida, puesto que la cautela domina las decisiones de los inversores y, además, para entonces los futuros sobre el Standard & Poor's 500 ya hacen esperar las recogidas de beneficios. Por contra, cuando Wall Street se hunde a última hora depara ya una sesión de fuertes pérdidas en los mercados europeos.

La situación no tiene visos de cambiar, pues está motivada por las propias condiciones del mercado. Mientras dure el pánico y la crisis de confianza los gestores europeos no se atreverán a tomar sus decisiones de inversión.

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