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Contabilidad

Eurostat prohíbe reducir déficit con las divisas que no se cambiaron a euros

El valor de los billetes y monedas sin cambiar puede ascender, según algunos economistas, a 40.000 millones de euros. Se trata del efectivo en las 12 monedas desaparecidas el 1 de enero que, probablemente, nunca volverá a las arcas del Estado, bien porque se ha perdido o deteriorado, o porque sus propietarios desean conservarlo como pieza de recuerdo o colección. Sin entrar en especulaciones sobre la cantidad final, la oficina de estadísticas comunitaria Eurostat quiso ayer aclarar el tratamiento contable de estos fondos.

Eurostat cree que se trata de una operación de carácter extraordinario y, en consecuencia, no podrá computarse a efectos de déficit. Los Estados deberán esperar a que los antiguos billetes y monedas dejen de ser de curso legal y sólo entonces podrán descontar en el capítulo de su deuda la diferencia entre el antiguo metálico en circulación y la cantidad de euros con que se sustituyó. El impacto presupuestario desde el punto de vista del déficit público 'será cero', insiste Eurostat. 'Nos hemos limitado a recordar una decisión que ya se adoptó en 1998, cuando el Gobierno italiano vendió parte de sus reservas de oro', afirman fuentes de Eurostat. 'Entonces ya indicamos que cualquier ingreso extraordinario al margen de la actividad cotidiana de la autoridad monetaria no podría utilizarse para reducir déficit'.

La Comisión Europea asegura que ningún Gobierno había comunicado aún oficialmente sus intenciones respecto a ese remanente. Pero Eurostat ha preferido aclarar cuanto antes los principios contables, en un momento en que varias capitales buscan recursos para ajustarse a los compromisos de lograr lo antes posible el equilibrio fiscal.

En algunos casos, como el del Gobierno italiano, no se ha dudado en recurrir incluso a la titulización de futuros ingresos por las loterías públicas o por la venta de inmuebles de propiedad del Estado. Eurostat ha tenido que clarificar este mismo mes el computo de esas operaciones, que pueden elevar en seis décimas más el déficit previsto por Italia para 2001 (hasta el 2,2%).

Esta vez, la oficina de estadísticas se ha adelantado a las posibles decisiones de los Gobiernos y recuerda en un comunicado que, de acuerdo con las normas de la unión monetaria, el dinero en circulación se computa como 'divisas' en el apartado de deuda de los Estados. Cuando ciertas monedas o billetes dejan de ser de curso legal, pero todavía pueden cambiarse, las cantidades correspondientes se transfieren al apartado de 'otras cuentas pagables', pero dejan de computarse ya como deuda. Esa es la situación en los 12 países de la zona euro desde el 28 de febrero. De momento, sólo seis países han fijado ya una fecha de caducidad definitiva para los antiguos billetes.

Plazos amplios

En todos los casos se trata de plazos muy amplios que oscilan entre los 10 años de Grecia, Francia, Italia y Finlandia, hasta los 20 años en Portugal o los 30 en Holanda. En el resto, el plazo es, de momento, ilimitado.

En Irlanda, un portavoz del Ministerio de Finanzas declaró ayer a Reuters que el impacto de esta decisión será 'excluir 610 millones de euros del superávit del Gobierno, que a principios de año fue calculado en 837 millones'.

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