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Tribuna
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El medio ambiente como oportunidad empresarial

Luis Peiró Montiel observa que el desarrollo económico del mercado medioambiental es paulatino, pero seguro, debido a la expansión de la concienciación ecológica y a la profusión de la legislación.

Las empresas españolas y, en concreto, las madrileñas cada vez están incorporando más criterios medioambientales en su gestión, motivadas principalmente por los beneficios económicos que reporta. Por un lado, la empresa ahorra dinero debido a la menor cantidad de materias contaminantes que es necesario depurar y gestionar, y, por otro, ayuda a ganarlo, gracias a las ventajas competitivas que produce una imagen de empresa respetuosa con el entorno.

Esto ha dado lugar a la aparición de dos mercados que se encuentran en expansión: uno enfocado al público, que ofrece productos con un mejor comportamiento ambiental y que utiliza el reclamo ecológico como herramienta de diferenciación, y otro enfocado a las propias empresas y a las Administraciones públicas, compuesto por empresas de servicios y de bienes de equipo dedicadas al control y a la reducción de la contaminación.

Ambos mercados se encuentran en pleno desarrollo, y así lo demuestran las cifras crecientes de empleo. Pero no son tan espectaculares como se preveía en la década de los noventa, debido, principalmente, a que los que se ocupan de este trabajo son personas recicladas desde otros sectores o con dedicación a tiempo parcial.

Sin embargo, se prevé el desarrollo de una serie de subsectores, a partir de la entrada en vigor de normas para controlar y corregir los impactos ambientales, el crecimiento de la demanda de productos respetuosos con el entorno, así como la aplicación de políticas ambientales por parte de las corporaciones locales.

Por ello, caben destacar los servicios de asesoramiento y consultoría medioambiental. Entre ellos destacan: la implantación de sistemas de gestión medioambiental en empresas, formas de desarrollo y gestión sostenible en corporaciones locales, como la Agenda 21; la realización de auditorías ambientales a fin de conocer el cumplimiento de la normativa y comprobar la efectiva implantación de las normas de gestión, y la aplicación de criterios de ecoeficiencia, destinados a mejorar, así como de eficiencia y ahorro energético, para reducir los costes de la energía y las emisiones de gases de efecto invernadero. Las empresas necesitan también dotar de formación específica a sus empleados y asesoramiento legal, dada la complejidad y cantidad de normas medioambientales.

Otros terrenos en los que se perfila un buen desarrollo son: la instalación y fabricación de equipos de aprovechamiento de las energías renovables, con el fin de conseguir el objetivo de que el 12% de la energía primaria sea de origen renovable en 2010; la utilización de bienes de equipo destinados a reducir la generación de contaminantes, necesarios para cumplir lo establecido por directiva de control de emisiones de compuestos orgánicos volátiles y de Ley de Prevención y Control Integrado de la Contaminación, el desarrollo de la agricultura ecológica y, por último, no podemos olvidar el ecoturismo y el turismo rural, que están favoreciendo tanto la creación de empleo y riqueza en el medio rural como la conservación de áreas naturales.

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