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El paladar

Delicias de ultramar

Colón regaló a los Reyes Católicos los primeros pimientos que conoció Europa

Algunos autores sostienen que los monjes jerónimos del Monasterio de Guadalupe (Las Villuercas, al norte de Cáceres) inventaron la comida. Tal fue el protagonismo que adquirieron en el trasiego de alimentos que siguió a los primeros viajes de los extremeños al Nuevo Mundo. Aparte de pasar a la historia como los inventores del consomé (hecho aparentemente trivial, que les granjeó merecida fama entre los chefs franceses, quienes mantuvieron y mantienen que fue lo único bueno que trajo Napoleón de su invasión a España), expandieron el pimiento por toda Europa, Asia y Africa, tras recibirlo, cual preciado tesoro, de manos del mismísimo Cristóbal Colón en presencia de los Reyes Católicos, después del segundo viaje a América del genovés. Cuajó rápidamente en la zona como materia prima del pimentón más afamado del mundo (elaborado en las vecinas comarcas también cacereñas de La Vera y el valle del Ambroz) y en otras zonas españolas. ¿Llegó a Vizcaya desde aquí o rebotado de Italia, en tanto que la piperra de Gernika es una variedad del pimiento dulce italiano?

La erudita marquesa de Parabere -quien apoya nuestra teoría del Monasterio de Guadalupe, pues dice: 'Una vez más veo que los monasterios fueron los precursores y a la vez los conservadores de cuanto inventó el arte coquinario'- comenta que 'casi todos los extranjeros creen que el tomate y el pimiento son españoles y entre nosotros está arraigado este prejuicio y no son pocos los que se sonríen con burla cuando les digo que esas hortalizas nos son tan extrañas como el té, el cacao, el café o la vainilla'. Igual que el pimiento -'la color', como se denomina en América, ¿por su nombre latino pigmentum?-, el tomate ya era conocido en los monasterios antes que fuera popularizado en España -o en Francia, donde lo llamaban manzana de oro- probablemente en el siglo XVIII. El libro de cocina utilizado por los cocineros frailes de la Orden de los Capuchinos, ya lo menciona en 1740. Ahora estas hortalizas han crecido tanto que cuentan con apellido propio ligado a su zona de producción. Hay pimientos de Isla (Cantabria), de La Rioja, de Padrón (Pontevedra), de El Bierzo (León), del piquillo de Lodosa (Navarra), y en tomates, del País Vasco, de Canarias, de Almería, de Ramellet, de Montserrat, por citar los ejemplos más señeros.

Además, estas tres hortalizas constituyen una fuente de riqueza en todas las variedades, de las que España es despensa destacada de Europa. En tomates, por ejemplo, la producción española ronda los 4 millones de toneladas, un 25% de todos los que se producen en Europa. En pimientos, sólo España aporta casi un millón de toneladas, mientras que la producción total comunitaria apenas supera 1,6 millones, aunque en guisantes la tendencia se rompe y nuestro país contribuye solamente con 54.000 toneladas a los 1,4 millones que produce Europa.

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