La continuidad de Rato, un respaldo para las cúpulas de antiguas empresas públicas
La continuidad de Rodrigo Rato al frente del Ministerio de Economía era interpretada ayer por analistas políticos y económicos como una prueba de que al Gobierno no le interesa, al menos de manera inminente, promover cambios en las cúpulas de las principales empresas públicas privatizadas.
El hecho de que Rodrigo Rato siga responsabilizándose de la aplicación de la política económica hará que empresas del fuste de Telefónica, Repsol YPF, Endesa y Altadis dispongan previsiblemente de un escenario de estabilidad, pues a su frente hay personas de confianza del vicepresidente.
Aunque en algunos casos, como el de la petrolera, eventuales cambios en el grupo de alta dirección vendrían promovidos por las decisiones de los accionistas en un entorno de severa crisis, provocada por su presencia en Argentina.
El único caso en el que sí se prevé una inminente sustitución es en el ente público Radio Televisión Española (RTVE), en donde ya se da por prácticamente por seguro que su actual director general, Javier González Ferrari, abandonará el cargo. Su destino está, según diversas fuentes, en el grupo Admira, filial de Telefónica. Dichas fuentes le colocan en la presidencia de Onda Cero. Las apuestas respecto a su sustituto apuntan a José Antonio Sánchez, un periodista que ha desarrollado una gran parte de su carrera en Abc.
En lo que afecta a Endesa, la estabilidad parece asegurada por doble vía, ya que su presidente, Manuel Pizarro, además de ser una persona de confianza del titular de Economía, ha debutado en este puesto hace escasos meses. Pizarro está en la fase de análisis en profundidad de la estrategia de la eléctrica.
En el caso de Telefónica, César Alierta siempre ha contado con el apoyo de Rato. La operadora atraviesa un momento delicado, tanto por los problemas bursátiles que sufre el sector como por las duras peticiones que su competencia ha hecho llegar al Ejecutivo para recortar su poder. La permanencia en sus cargos del equipo económico en su totalidad dota también de más que previsible continuidad al equipo de la SEPI, enfrascado actualmente en la privatización de Trasmediterránea.