'Accidentes' contables. No hemos visto lo peor
'Accidentes' contables. No hemos visto lo peor.
La profesión contable, que considera la palabra 'creativo' como un insulto, no se ha labrado su reputación por su amor al cambio. Sin embargo, los acontecimientos de estos últimos meses la sitúan en el centro de los interrogantes sobre la regulación de nuestro sistema económico. La quiebra de Enron, la desintegración de Andersen, los asuntos de Worlcom, Xerox u otros, abren una serie de conmociones que seguramente no han hecho sino empezar. La importancia de la información financiera acompaña al aumento de inversores institucionales, apoyados por los bancos de inversión y las agencias de calificación. Es a ellos a quienes las empresas deben rendir cuentas, de modo que sus exigencias de precisión y de transparencia son siempre más elevadas. En consecuencia, la información contable y financiera, ya que debe reflejar mejor la actividad de la empresa, tiende a suplantar el resto de instrumentos de gestión.
Paralelamente, la globalización está haciendo estallar las regulaciones nacionales. La UE acaba de confiar la producción de normas contables en territorio europeo al International Accounting Standards Board (IASB), considerando que este organismo privado era el único capaz de unificar las situaciones inconexas. En EE UU el caso Enron ha alterado la reputación por excelencia de las normas. (...) La contabilidad (...) se ha convertido en un asunto demasiado serio como para confiarlo solamente a los contables. Para restaurar la confianza, otros interventores deberán reforzar el papel de éstos : asociaciones de accionistas individuales y de inversión, autoridades de regulación de los mercados financieros, comité de regulación contable de la Unión Europea.
Les Echos. París