Mucho peor que hace seis meses
Decían los estrategas que el primer semestre iba a ser plano, incierto, y que el segundo iba a ser el de la recuperación de las economías, los resultados y las Bolsas. Los más sinceros reconocían las abundantes dosis de voluntarismo que contenían estas previsiones, y los más certeros entre ellos señalaban que lo peor era la cantidad de elementos que, descontrolados, podían provocar el pánico.
Seis meses después, estos últimos han acertado de pleno. No hay un factor que tumbe los mercados, hay una legión de ellos, y cada cual es más imprevisible que el anterior. Así las cosas, el temor a que la recuperación no se concrete era lo que más enfriaba los ánimos en el inversor. Ahora es una preocupación menor.
Así pues, ha comenzado el semestre que se suponía bueno con numerosos índices en el nivel más bajo del último lustro y con unas perspectivas pésimas. La brutal caída de enero a junio puede hacer buena la tesis de que la Bolsa subirá en el segundo semestre. Pero mucho tendrá que subir la Bolsa para esquivar el 31 de diciembre los números rojos. El Ibex nunca ha registrado tres años consecutivos de caídas. El Dow Jones no lo hacía desde la Segunda Guerra Mundial.
Ahora bien, si alguien tiene la paciencia de leer la tabla de valores donde figura todo el mercado continuo ve que casi dos terceras partes del índice general está en positivo, cuando el índice cae más del 15% en lo que va de año.
En la facultad le enseñan a uno aquello de la destrucción creativa, el proceso por el cual, en el sistema capitalista, la destrucción de riqueza en unos sectores es necesaria para el progreso, que escogerá nuevos caminos. Será eso lo que está pasando y habrá que aceptarlo. Entonces, en vez de hacer voluntarismo, el mercado empezará a buscar la próxima nueva economía.