Las elecciones en Bolivia hacen peligrar el proyecto de gas a EE UU
El candidato favorito para la presidencia del Gobierno, Manfred Reyes Villa, líder de la Nueva Fuerza Republicana (NFR), ya se declaró partidario de exprimir al máximo el negocio del gas, el único soporte de la economía del país del altiplano andino. Las encuestas daban a Reyes Villa un apoyo máximo del 26% en los comicios celebrados ayer, por lo que se abre ahora un duro periodo de negociación para que los 157 legisladores elegidos en los comicios le den el apoyo necesario para ser investido presidente.
Los expertos confían en que los inevitables pactos políticos atenúen las posiciones populistas de Reyes Villa. El dirigente ha propuesto renacionalizar la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), privatizada parcialmente en 1996. Sin embargo, estas propuestas sintonizan con las del ex presidente Jaime Paz Zamora, líder de la tercera fuerza política, Movimiento de la Izquierda Revolucionaria. Paz Zamora aboga también por subir los impuestos que el Gobierno cobra a las empresas extranjeras por las concesiones para la explotación de gas, algo que afectaría directamente a la petrolera española Repsol YPF.
Bolivia tiene unas reservas probadas de gas de natural de 52,3 billones de pies cúbicos, según la Cámara de Hidrocarburos. La cifra representa el volumen más grande de toda Suramérica. Los derechos de explotación permanecen en manos del Gobierno y cobra por ellos un 18% de los beneficios obtenidos.
El potencial de gas natural es indudable. Los expertos afirman que se ha convertido en el polo de atracción de la Inversión Extranjera Directa (IED) en el país suramericano.
Los altos costes de transporte dificultan el negocio. El país sólo tiene garantizado un negocio de exportación a Brasil, que permitirá al Gobierno recaudar unos 300 millones de dólares (303 millones de euros) en 2003. El proyecto más ambicioso es el de Pacific LNG (un consorcio liderado por Repsol YPF, British Gas y Pan American LCC) para exportar gas a EE UU, que permitiría duplicar las exportaciones totales de Bolivia hasta 2.400 millones de dólares (2.425 millones de euros).
Ultimátum en julio
Las dudas para elegir el puerto de salida están agotando la paciencia del socio estadounidense, Sempra, que ha dado un plazo máximo hasta el 31 de julio para dar una solución definitiva, ya que el proyecto deberá estar operativo en el año 2007. El Gobierno saliente, presidido por Jorge Quiroga, rechazó tomar la decisión, argumentando que podría distorsionar el proceso electoral. Será el nuevo Ejecutivo el que tenga que cargar con la responsabilidad.
Las encuestas divulgadas en Bolivia dan un rechazo superior al 60% a la solución chilena. De hecho, se han producido manifestaciones en todo el país en contra de la construcción de un gasoducto hasta Chile y los candidatos electorales no han sido insensibles a este sentimiento popular. La razón principal no es otra que el hecho de que, en el siglo XIX, Chile le arrebató a Bolivia la salida al mar.
Pacific LNG ya ha dejado claro que prolongar la construcción del gasoducto hasta las tierras peruanas es inviable económicamente, lo que hace peligrar un proyecto del que depende el futuro de un país en el que el 60% de la población vive en la pobreza. De hecho, la producción de gas es la que ha impedido que el PIB cayese a números negativos en los últimos tres años. La crisis económica mundial llevó al crecimiento económico a pasar del 5,8% en 1998 al 0,6% en 1999. La expansión fue del 2,3% en 2000 y del 1,3% el año pasado.
El Gobierno prevé que este año el PIB crezca el 3%, en el primer trimestre fue del 2,5%. La Corporación Andina de Fomento considera que la cifra es casi imposible de lograr. Las dificultades son muchas: la IED ha caído un 40% desde 1999, el crédito bancario cae a una tasa anual del 17%, el déficit fiscal es del 6,5% y, al ritmo actual de crecimiento, los bolivianos tardarán medio siglo en alcanzar la renta per cápita media de Latinoamérica.