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GE enseña cómo ser líder

Transparencia, confianza en la plantilla y capacidad para afrontar retos. æpermil;sta es la receta que el presidente de GE, Jeffrey Immelt, ofrece a ejecutivos españoles

Tomó el mando de General Electric (GE) el día 7 de septiembre.

Cuatro días más tarde, dos aviones se estrellaban contra las

Torres Gemelas, que cayeron fulminadas. General Electric tiene

intereses en el sector de la aviación y de los seguros. No queda

todo ahí. La compañía registró en el primer trimestre del año

unos beneficios del 17%. A pesar de ello, las acciones de General

Electric sufrieron un varapalo. Ni eso, ni que en Estados Unidos

se ponga en entredicho la gestión de los grandes ejecutivos,

acobarda a Jeffrey Immelt. La semana pasada ofreció una lección

sobre liderazgo, organizada por la Asociación para el Progreso

de la Dirección (APD), a más de un centenar de ejecutivos y

presidente de compañías, entre los que se encontraba Mario Armero,

presidente de General Electric en España; el abogado Antonio

Garrigues Walker; Juan Soto, presidente de Hewlett-Packard;

Claudio Boada, de Leman Brothers, o John de Zulueta, consejero

delegado de Sanitas, en un hotel madrileño. Con el aplomo, la

voz firme y la seguridad que caracteriza a un líder, se despojó

de la chaqueta e invitó a todo aquel que quisiera a hacer lo

mismo. Ningún ejecutivo español le siguió. Lejos de amilanarse,

comenzó diciendo que es en los momentos de crisis cuando hay

que afrontar nuevos retos.

'Estamos viviendo un periodo de falta de confianza, hay una

nube por encima de la economía. En 2002 el ritmo será menor,

pero en 2003 es posible una recuperación', explicó Immelt. A

pesar de que vienen mal dadas, se mostró eufórico. 'Somos los

mejores por el personal que tenemos en la compañía. Es lo que

hace que seamos una empresa con futuro, con crecimiento, una

empresa centrada en el cliente. Quiero que seamos líderes en

tecnología'. En este sentido, apuntó que General Electric tiene

en plantilla a los mejores ingenieros. Y quiere mantenerlos.

'Nadie en General Electric despide a una persona o reestructura

una fábrica sin mi aprobación. Todo lo estudiamos, lo analizamos,

porque si no podemos estropear nuestra reputación'.

'En momentos de dificultad siempre ha salido a la palestra,

a dar información, a mostrarse transparente'. Con estas palabras

el presidente de Iberia, Xabier de Irala, alabó la semana pasada

la manera de dirigir del presidente de General Electric, Jeffrey

Immelt. 'Ante las dificultades, ha puesto en marcha iniciativas,

ha presentado hechos, sin desviar la atención hacia cosas banales,

y se ha centrado en los clientes. Ha sabido adelantarse a las

exigencias del mundo actual', señaló Irala, quien destacó que

Immelt ha respondido en estos nueve meses que lleva al frente

de la compañía como se espera de un líder, 'afrontando la realidad,

con honestidad y con hechos'. Destacó que Immelt vive General

Electric con intensidad, como si fuera de su propia familia,

con vocación, con pasión y con una plena identificación con

la compañía. 'Suceder a Jack Welch no era una tarea fácil. La

mayor dificultad era librarse de su sombra. Pero en General

Electric se preparó la sucesión del líder con meticulosidad'.

En este sentido, Irala apuntó que esta compañía norteamericana

es un modelo en cuanto a transición de la cabeza visible. 'Todo

se ha hecho con suavidad'. Para el presidente de Iberia, Immelt

ha hecho gala de una gran determinación y personalidad en momentos

de grandes contratiempos. 'Ha respondido como se espera de un

líder. æpermil;l sabe, como todos, que las crisis pueden convertirse

en oportunidades'. Para Jeffrey Immelt, matemático, nacido en

Cincinnati (Ohio) hace 46 años, es necesario afrontar cambios

importantes dentro de las empresas, lo que pasa por hacer más

transparentes los consejos de gobierno de las compañías. æpermil;l

cuenta, además, con el apoyo de más del 80% de los empleados

de la compañía. 'Mi padre trabajó para General Electric y yo

me siento parte de la cultura de la compañía. Es una empresa

que sirve tanto para los empleados como para los accionistas

o los clientes. El cliente es lo más importante, tiene que tener

opinión y todo el negocio debe estar centrado en él'. Immelt

fue fichado por General Electric nada más terminar sus estudios,

cuenta con una máster en Administración y Dirección de Empresas

por Harvard. Trabajó para el departamento de marketing y ocupó

varios cargos en los departamentos de ventas y servicios para

clientes de las filiales GE Plásticos y GE Electrodomésticos.

Sabe que entre sus labores como líder de este gigante industrial

y financiero estadounidense se encuentra una gira todos los

años por Europa, un mercado que, junto a China, considera decisivo.

'Hemos intentado americanizar Europa, pero no lo hemos conseguido.

Ahora estamos trabajando para europeizar General Electric. Nosotros

queremos invertir en regiones dinámicas como España', dijo.

Y dio la enhorabuena a los ejecutivos españoles por haber hecho

de este país un mercado prospero e interesante para desarrollar

negocios. Agregó que en Europa, al contrario de lo que sucede

en Estados Unidos, el tamaño de las empresas intimida. 'Solemos

tener conflictos entre la cultura de la compañía y la cultura

local. Cada persona que entra por la puerta de esta compañía

tiene que percibir que tiene voz. En esta empresa no nos gusta

sentirnos de fuera, por eso respetamos tanto la cultura local.

Somos gente divertida, no vamos a llorar a casa, sino que estudiamos

como formar parte del equipo', explicó. Como crítica, dijo que

en Europa siguen viendo a General Electric como una compañía

norteamericana. 'Es algo que cambiará con el tiempo'. E insistió

en defender la cultura de la empresa por encima de otros intereses.

'Lo que representas y lo que defiendes es mucho más importante

que lo que gana. Todos tenemos que trabajar para mejorar y conseguir

que el sistema gane', añadió el directivo. Immelt señaló que

General Electric invierte más de 1.000 millones de dólares (1.020

millones de euros) en formación para crear una cultura empresarial,

valores y un sistema que se rija por el personal'. Ante más

de un centenar de ejecutivos españoles, reveló que trabaja sin

contrato, 'esto significa que cada reunión puede ser la última'.

Implicarse en proyectos

Y recomendó a todo consejero delegado o presidente de compañía

implicarse en todos los proyectos. 'Hay que tomar las riendas

de las empresas. Si miramos el ejemplo de lo que ha ocurrido

con compañías como Enron, vemos que el fracaso ha sido porque

los consejos de gobierno no han trabajado con eficacia', explicó

Immelt. En cuanto a su política de recursos humanos, señaló

que nadie dentro de la compañía 'valora más a los empleados

que yo'. No le importó reconocer que 'yo estoy aquí porque General

Electric me puso la comida en el plato y me pagó los estudios'.

Señaló, además, que es difícil proteger a los empleados del

despido sobre todo en mercados resistentes. 'Para sobrevivir

hay que desarrollar productos competitivos y si no funciona

es inmoral mantener a los empleados'. Reconoció, con cierta

frialdad, que no es fácil tomar este tipo de decisiones. 'A

mí me gustaría que todos los empleados tuvieran garantizado

su puesto de trabajo. Cada empleado tiene una contribución grande

dentro de la compañía y aquí también se hacen más competitivos',

añadió Immelt. Durante su intervención, elogió a los empresarios

y ejecutivos españoles, de los que dijo 'son ganadores y entusiastas

con los cambios y siempre a la vanguardia'.

La única crítica que esgrimió hacia los españoles y el gran

reto que tiene por delante, que no es otro que competir con

Europa. 'Hay un gran problema, la falta de titulados ingenieros.

Eso inhibe a los españoles de la oportunidad de hacer negocio.

Es un problema a resolver y todo un desafío que afrontar', añadió.

Por último, ofreció una receta para que todo negocio funcione

en estos momentos de incertidumbre. 'Respetar la cultura local,

pero con miras hacia el exterior, hacia los procesos globales'.

Y recordó que 'el negocio limpio siempre es fácil'.

Falla la integridad de los ejecutivos

 

 

Todo líder empresarial, al margen de las circunstancias, no puede considerarse una víctima. Jeffrey Immelt, sucesor del que ha sido considerado ejecutivo del siglo XX, Jack Welch, así lo cree. 'En estos momentos, la falta de confianza en las empresas es lo primero que hay que resolver. Ahora se exigen resultados con integridad'.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En este sentido, señaló que hay que obtener beneficios, ya que es la prioridad de los inversores, pero con el compromiso del cliente. 'Muchas empresas han ido a la bancarrota por falta de cultura empresarial. La integridad de los ejecutivos es lo que ha fallado. Tenemos que ser más transparentes para que la comunicación funcione tanto fuera como dentro de la compañía'.

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