La plantilla de Babcock sacrifica su salario para evitar la quiebra
La sociedad alemana asiste estos días a la lucha desesperada del gigante industrial Babcock Borsig por sobrevivir. Trabajadores y directivos de la compañía, políticos, accionistas y bancos buscan una solución para evitar la quiebra del constructor alemán de bienes de equipo; 111 años de existencia y cerca de 22.000 empleados en todo el mundo les contemplan. Pero necesitan 200 millones de euros para salvar la compañía. Un halo de esperanza surgió ayer tras el anuncio de un acuerdo en el seno de la empresa.
Trabajadores y directivos de Babcock, propietaria en España de la antigua Babcock Wilcox, privatizada por la SEPI en octubre del año pasado, acordaron ayer un paquete de ahorro que puede dar vía libre a una contribución bancaria de 150 millones de euros. Una cantidad necesaria para librar a la multinacional de la suspensión de pagos, según informó el sindicato IG Metal.
En concreto, los trabajadores aportarán 27 millones de euros y los directivos contribuirán con otros 16 millones a la reestructuración del grupo. La plantilla renuncia a un aumento salarial hasta finales de 2003 y la reducción de la semana laboral a 34 horas. Además, los salarios de los trabajadores correspondientes al mes de junio, que deberían ser retribuidos mañana, serán pagados el 3 de julio.
El sindicato alemán subrayó que espera que los bancos acreedores, entre ellos el Deutsche Bank, el Dresdner Bank y el Commerzbank, y los grandes accionistas de Babcock cumplan con una ayuda de 150 millones de euros. 'La contribución de los empleados ya está asegurada. Ahora es el momento de que otros aseguren el futuro de la compañía', declaró Gerd Woriescheck, miembro del consejo de administración de la constructora.
Está previsto que las entidades decidan hoy si acuden o no al rescate. Pero aun en el caso de que lo hicieran, el futuro del grupo germano no estaría totalmente garantizado. El mismo sindicato IG Metal advierte que los grandes accionistas deberían entonces acudir a una ampliación de capital. El primer grupo turístico europeo, Preussag, y el banco WestLB son los mayores accionistas de Babcock, con un 8,9% y un 8,8 %, respectivamente. El inversor estadounidense Guy Wyser-Pratte posee otro 8%. La deuda de Babcock ascendía a finales de marzo a los 1.500 millones de euros.
Recuperación bursátil
La noticia del acuerdo entre trabajadores y directivos fue celebrada por el mercado. Las acciones de Babcock se anotaron ayer una subida en la Bolsa de Francfort de un 41,29 %. A pesar del ascenso, los analistas llaman a la calma. 'La esperanza domina en este momento la sensación del mercado, pero esto puede cambiar hoy [por mañana]', estima un analista consultado por Reuters. El viernes pasado, cuando la compañía solicitó un préstamo bancario para poder abonar las nóminas de junio, las acciones cayeron un 44,74 % y el lunes lo hicieron otro 15,76 %. En lo que va de año el valor de Babcock en Bolsa ha retrocedido un 78,21 %.
Las pérdidas de Babcock pueden llegar en este ejercicio a los 500 millones de euros, según publicó el lunes el diario Handelsblatt citando a un portavoz de los trabajadores. De materializarse la quiebra sería la tercera mayor sucedida este año en el mundo empresarial alemán, tras la caída de la constructora Philipp Holzmann y del grupo de comunicación Kirch.
La temida suspensión de pagos puede tener también consecuencias políticas: 11.600 alemanes trabajan en Babcock, algo que no pierde de vista el canciller Gerhard Schröder, que encara elecciones generales en septiembre.