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Semana Ibex
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las Bolsas siguen con la cura de adelgazamiento por altas valoraciones

La crisis actual de las Bolsas es el desarrollo del proceso de corrección iniciado en marzo de 2000, en lo que algunos definieron, con escaso acierto como se comprueba ahora, el estallido de la burbuja de los valores de la nueva economía. La diferencia del momento está en los diferentes procesos de pánico vendedor. En la sesión de ayer y en la del viernes anterior se vieron múltiples escenas en este sentido.

La crisis actual de las Bolsas, es más, fue anunciada en la Navidad de 1998 por Alan Greenspan y reiterada en la primavera del año siguiente cuando pronunció aquel discurso que tanta desazón provocó, el de la exuberancia irracional de los mercados.

Sucedió, no obstante, que las Bolsas siguieron mirándose el ombligo y marcando niveles de revalorización históricos año y medio después, ya cuando el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos tiró la toalla en este campo para librar el toro de la recesión con bajadas de tipos de interés hasta niveles mínimos históricos.

Exuberancia irracional equivale a decir que los inversores pagan mucho, por lo que no vale tantos presos del éxtasis alcista. En Estados Unidos, por ejemplo, llevaban las Bolsas subiendo más de 10 años y toda una generación de inversores creyó que nunca bajarían las Bolsas. En España, la tendencia alcista se mantuvo ininterrumpida durante cinco años.

Ha sido el deterioro de los resultados empresariales el factor que ha promocionado la baja, porque son los que sirven para postular a favor o en contra de la inversión en acciones, si éstas están caras o baratas.

La corrección actual aún no ha dejado el precio de las acciones bien valoradas, principalmente en Estados Unidos. Si los balances se hacen de arriba a abajo, y no a la inversa como hacen muchos; si las cuentas de resultados se ajustan al guión cierto y no mezclan churras con merinas, peras con manzanas, que es lo que pasa con un gran número de empresas estadounidenses por aquello de que todo vale siempre que se culpe al 11 de septiembre, y si se significan los extraordinarios, el PER medio del S&P 500 está en 40 veces. Con esta referencia es fácil concluir que las Bolsas de Estados Unidos aún deben seguir con la cura de adelgazamiento.

El proceso ha provocado la huida del dinero del área del dólar y el desplome de éste, que es, desde siempre, una mala noticia para las Bolsas. Y al perro flaco de la Bolsa española le llegan los vientos huracanados de Brasil, justo en un momento en que los grandes valores del Ibex siguen sin atar los cabos de la crisis argentina.

¿Por qué las prisas de Emilio Botín?

 

 

 

 

La celeridad que Emilio Botín imprimió a las ventas de paquetes de control de empresas emblemáticas como Dragados y Vallehermoso y el anuncio que haría una OPV de Banesto, cuando horas antes lo que estaba aprobado era una opa de exclusión, levantó una magnífica polvareda especulativa entre analistas y observadores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La pregunta es ¿por qué tanta rapidez, tanta premura? Aún hoy las hipótesis siguen siendo las mismas que las de hace unas semanas. SCH se desprende de las participaciones industriales del antiguo Banco Central y hace buenas plusvalías al vender paquetes de control a precios que sería imposible sacar en Bolsa, dicen unos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SCH está enfrascado en la compra de un gran banco europeo y necesita liquidez, dicen otros. En las últimas horas ha saltado otra hipótesis al ruedo de la Bolsa. Algunos analistas de renombre sospechan que Emilio Botín compró la venda a sabiendas de que más pronto que tarde iba a recibir la pedrada del desplome de los mercados brasileños, justo cuando aún no se ha curado la herida argentina.

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