'Los que creemos en el pleno empleo sí consideramos urgente la reforma'
El vicepresidente segundo y ministro de Economía celebrará el último Ecofin de la presidencia semestral española de la UE en plena huelga general. Está satisfecho con los resultados del semestre y confía en que todo vaya bien durante la Cumbre de Sevilla pese a la protesta. Reconoce, eso sí, que echa en falta mayores garantías en el cumplimiento de servicios mínimos: 'Los límites del derecho a huelga estarían mejor planteados con un código de conducta de los interlocutores sociales'.
Pregunta. En unos días se celebrará en Sevilla el último Consejo de la presidencia semestral española. ¿Cuál es el balance del periodo?
Respuesta. Yo creo que satisfactorio, tanto en las áreas económicas como desde el punto de vista político y de colaboración contra el terrorismo. En el campo económico tenemos el éxito del euro; la Cumbre de Barcelona, que lanzó un mandato concreto sobre las reformas estructurales; los acuerdos para la integración financiera; el proyecto Galileo; el cielo único; el avance sustancial en la armonización fiscal, aunque no se haya cerrado, y el cierre de los acuerdos sobre fiscalidad de carburantes.
P. El discurso político ha dado un fuerte giro desde Barcelona y ahora se habla más de inmigración que de reformas. ¿Qué ha pasado?
R. Primero, que Barcelona fue un éxito y no tiene sentido volver a hacer otros acuerdos iguales. El tema de la inmigración se ha manifestado con intensidad en los últimos meses en países como Italia, España o Alemania, y tener una política de inmigración coordinada tiene bastante sentido. ¿Que la presidencia española ha sido capaz de coordinar varias agendas al mismo tiempo? Pues es verdad. No todas las presidencias han sido capaces.
P. ¿Ha influido el fenómeno Le Pen en este giro?
R. El fenómeno Le Pen es un fenómeno francés, no necesariamente comparable con la situación política de otros países. Europa es un polo de atracción de muchísimos ciudadanos del mundo y ésa es una buena noticia, pero requiere un planteamiento lo más integrado posible. Hay una voluntad por parte de los demás países de que éste sea uno de los ejes de la Cumbre de Sevilla. En una presidencia europea nadie puede impulsar agendas que no sean compartidas.
P. Parece que hay dudas sobre el cumplimiento del Pacto de Estabilidad.
R. Es un debate recurrente, pero el compromiso de los países europeos con la estabilidad presupuestaria se va a mantener porque es parte esencial de la credibilidad de la política económica europea. Hay una convicción de que la estabilidad macroeconómica no es bueno obtenerla con una política monetaria restrictiva para compensar una política fiscal expansiva.
P. Todo esto será debatido por el Ecofin el día 20 en Madrid. ¿Por qué el día 20 y por qué en Madrid? ¿Intenta demostrar que no le preocupa la huelga general?
R. Cómo no me va a preocupar, claro que me preocupa. Pero que yo sepa los ministros de Finanzas no están en huelga. Tengo entendido que los dirigentes del PSOE tampoco. Si los sindicatos eligen el día antes de una cumbre para celebrar una huelga, una de las consecuencias es que pueden encontrarse con que hay eventos internacionales que se tienen que celebrar ese día. Es inimaginable que les comunicase a los ministros que no cumplo con mi obligación de convocar el Ecofin previo al Consejo. Si quien me critica por ello aspira a ocupar un puesto de responsabilidad, espero que cambie de criterios si aspira a tener algo de credibilidad internacional.
P. ¿Era tan urgente la reforma del sistema de prestación por desempleo como para asumir el riesgo de una huelga general?
R. Depende de para quién. Algunos creen que bajar del 24% de paro al 11%, crear tres millones y medio de empleos es suficiente y ya no vale la pena hacer más. Para quienes creemos que España tiene la oportunidad de llegar al pleno empleo las cosas son urgentes. Se nos puede decir que no lo hacemos bien, pero los que se oponen a esta reforma no han querido discutir puntos concretos. Estamos ante eslóganes y probablemente eso tiene la intencionalidad de repetir mensajes a ver si cala. En la campaña electoral de 2000 había dos discursos. El de los que se llaman progresistas, que hacen promesas sobre un mundo mejor a las que luego tienen que renunciar porque la realidad es distinta a la intención. Y el discurso de los que creemos en los progresos reales de personas reales con problemas reales. Los que creemos en esto tenemos que estar haciendo modificaciones de la realidad moderadas, quizás pequeñas pero constantes. A nosotros nos eligieron para eso. En economía uno no puede quedarse como está. O vas para delante o vas para atrás. Los que nos aconsejan que nos quedemos quietos y disfrutemos de los éxitos conseguidos lo que quieren es que dentro de un año tengamos un fracaso.
P. Los sindicatos dicen que el decreto transforma la prestación por desempleo de derecho contributivo en concesión administrativa.
R. La ley no definía una oferta adecuada y decía que con que rechazaras una oferta perdías la prestación. Eso no quiere decir que cambiemos la naturaleza jurídica de la prestación por desempleo. Es bastante lógico que definamos lo que es un empleo adecuado en una sociedad en la que la responsabilidad individual acompaña a la solidaridad colectiva. Es habitual en sociedades tan avanzadas como la sueca. No estamos descubriendo un nuevo Mediterráneo. Las cosas que copiamos de otros que hacen las cosas mejor que nosotros están funcionando. El problema de la sociedad española y la sociedad europea es el inmovilismo. Mucho más que el tema de Le Pen o de movimientos de otro tipo, lo que estamos viendo en Europa es que los ciudadanos no quieren Gobiernos con declaraciones vacías. No quieren eslóganes. Quieren medidas concretas que resuelvan problemas concretos de ciudadanos concretos.
P. ¿Qué posibilidades de retoque hay en el trámite de enmiendas?
R. Todas. Nosotros lo único que hemos echado en falta es que se haya querido discutir de los temas concretos. Cuando hablamos del empleo, los españoles no quieren discursos, quieren medidas. Las que hemos tomado hasta ahora son mejores que las de antes y la prueba es que el promedio de empleos creados por año es de 600.000 y no me es difícil recordar lo de ochocientos o mil de otras etapas. El Gobierno sí cree que es urgente el problema del paro y que va a seguir siéndolo durante mucho tiempo. En los problemas importantes hay que bajar de las musas al teatro y poner sobre un papel lo que uno cree que hay que cambiar para que el problema se vaya resolviendo. Hasta ahora es llamativo que el primer partido de la oposición no haya sido capaz de hacer una sola propuesta sobre política económica en los dos años que llevamos de legislatura, salvo el tipo único, que tampoco sabemos si es una propuesta suya o de quién.
P. ¿Qué efecto tendrá el 20-J en la actividad económica?
R. Dependerá de la intensidad de la huelga. æpermil;sta es una huelga que no es fácil de entender por parte de los ciudadanos. Ha sido convocada totalmente en frío. Por las medidas que el Gobierno ha aprobado, aunque todas estuvieran equivocadas, no se convoca una huelga general. Es una huelga general que se convoca por otros motivos. Tengo mi opinión al respecto, pero no la voy a dar. Creo que los sindicatos tienen el deber de explicarla. Una huelga general es, por definición, una huelga política. Al igual que los sindicatos dicen que cuando firman un acuerdo con el Gobierno es un pacto político.
P. El líder de UGT, Cándido Méndez, ha dado por concluido el diálogo social para lo que resta de legislatura.
R. Qué va decir él. Yo no voy a pedir a Méndez que desdramatice la huelga. Si no hay motivos para la huelga y no se dramatiza, seguro que en su sindicato le piden cuentas.
P. ¿Cree entonces que será sencillo retomar el diálogo tras el 20-J?
R. No, sencillo, no. Los sindicatos son organizaciones de la sociedad a las que el Gobierno tiene mucho respeto y con las que tiene que discutir muchas cuestiones cada mes, por lo que nuestra intención es seguir dialogando.
P. ¿Cuáles son las leyes fundamentales de contenido económico que el Gobierno intentará aprobar de aquí a final de legislatura?
R. Hay algunas muy importantes, como la Ley Financiera, la Ley de la Nueva Empresa, la reforma del IRPF, la puesta en marcha de las medidas sobre el mercado energético y su total liberalización, más los Presupuestos y la Ley de Acompañamiento de cada año.
P. ¿Habrá diálogo para ponerlas en marcha?
R. En una sociedad moderna, hay diálogo siempre.
P. Fuera de Europa, lo que más sigue preocupando a empresas y bancos españoles es la crisis argentina. ¿Cómo ve la situación?
R. La situación es muy compleja. El PIB argentino va a caer este año más del 10%, en el entorno del 15%. Es claro que ha dado pasos importantes en el cumplimiento de los requisitos del FMI, pero no están del todo cerrados, como es el caso del sistema financiero. El último dato es que el FMI va a enviar una misión a Argentina. Esperemos que avancen en definir un nuevo paquete financiero.
P. ¿Cree que funcionará la solución dada para poner fin al corralito financiero?
R. Es una solución condicionada desde el punto de vista técnico, pues dependerá de la voluntad de los que quieran sumarse a ella. Lo que el Gobierno argentino sabe es que la solución exige reformas en el sistema financiero. Al final, la clave se resume en una explicación que representantes mexicanos dieron a los argentinos el pasado mes de enero en Nueva York. Un Gobierno de un país en crisis tiene que elegir entre quién paga los problemas del sistema financiero, los contribuyentes o los depositantes, y en qué proporción.
P. En las últimas semanas se observa bastante inestabilidad en Brasil. ¿Cree que hay peligro de contagio?
R. En Brasil estamos en un momento de campaña electoral, por tanto hay una incertidumbre lógica. Pero la economía brasileña es muy sólida.