Enloquecidos por las advertencias

Que Wall Street es el mayor circo del mundo es algo que nadie duda a estas alturas de curso. Por eso, quienes están vinculados directa o indirectamente con el mercado no pueden eludir las modas, los usos y costumbres de allí.

La cartelera expone en estos días las comparecencias que éste o aquel presidente de ésta o aquella firma de Bolsa realizan ante los analistas bursátiles. Los presidentes de las compañías dialogan sobre los resultados que vienen, aunque, como dato curioso, los resultados se conocerán dentro de un mes.

Fechas aparte, que todo es cuestión de seguir con el espectáculo, los prohombres de las finanzas y de la industria lanzan mensajes sobre facturación y beneficio previstos. Los analistas dicen en sus informes que las empresas advierten de resultados. Desde junio de 2000 las advertencias han sido a peor y de ahí el hundimiento progresivo de los mercados.

Claro está, que las comparaciones, dos años después, tienen que ser en muchos casos favorables. Por eso, los especuladores y operadores más dinámicos muestran una especial agitación ante las advertencias que hacen las empresas.

La semana pasada Intel heló el ambiente. En las últimas horas, compañías de microprocesadores, Nokia, incluso Motorola, han calentado el ambiente y provocado aumentos sensibles de la volatilidad en los índices. Cuentan estas empresas a los analistas que las ventas seguirán a la baja en los próximos meses, pero que se mantienen los objetivos previstos de beneficio.

La reducción de costes, en casi todos los casos con aumento del desempleo, mejora de manera parcial los balances. Señalan los analistas más fríos que ello no significa que los multiplicadores estén ajustados, sino más bien todo lo contrario. Pero el circo sigue, y el mes que viene, los resultados.