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Balances

Los resultados empresariales volverán a ser clave

Junio pondrá punto final al primer semestre del año. Tal perogrullada no debe esconder, sin embargo, la influencia decisiva que este periodo de tiempo tiene en los hábitos y costumbres de gestores e inversores bursátiles. Es el periodo de tiempo idóneo para reflexionar sobre lo sucedido y, también, para proyectar nuevas estrategias.

Cuentan los observadores, en sus informes confidenciales, que cuando el primer semestre del año no es bueno, el segundo no es mejor, salvo que se produzcan hechos que superan las expectativas. Es más, un primer semestre negativo suele comportar peores escenarios para el segundo semestre, porque muchos participantes en el mercado arrojan la toalla al ver que sus expectativas no se han cumplido.

A corto plazo volverá a ser determinante la cita que muchas empresas cotizadas de Wall Street han planeado con inversores y analistas financieros. En ellas se hacen proyecciones de futuro y se repasa el pasado. Son las expectativas las que provocan fuertes movimientos en los índices.

Intel reunió a los analistas de Wall Street la semana pasada para comentarles desviaciones a la baja de sus resultados futuros y los índices cayeron a plomo. La advertencia sobre resultados empresariales es una moda vieja que concita el interés de los profesionales del mercado. La factura que este proceso ha pasado desde siempre a las Bolsas ha sido muy alta, tanto a favor como en contra. Desde marzo de 2000 se han producido oleadas sucesivas de advertencias a peor que han lastrado los índices. Los próximos días están plagados de citas.

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