Automóviles y confianza
Si las ventas de coches son un indicador fiable de la confianza de los consumidores, en el ánimo de los españoles parece estar pesando una creciente inseguridad en el futuro. Con la economía española creciendo un 2% y el paro repuntando en términos interanuales, el sector del automóvil afronta una caída de la demanda y también de la producción. Las matriculaciones fueron el pasado mayo un 6,2% inferiores a las del mismo mes del año anterior, y en los cinco primeros meses de 2002 se acumula un descenso del 7,2%. La asociación de fabricantes de automóviles Anfac confía en una recuperación de la demanda en el segundo semestre para cerrar el año con un descenso más moderado, del 5%, que estaría en la banda más pesimista de sus previsiones iniciales.
La reducción del mercado español estaba prevista tras el buen ejercicio de 2001, cuando una cifra récord de ventas de turismos sorprendió incluso a la industria. En ese resultado influyeron un mejor contexto económico y factores excepcionales, como el anuncio de la desaparición de la gasolina súper o la proximidad de la entrada en vigor del euro. Por lo tanto, una caída moderada en 2002 entraba en lo previsible y consolidaría un mercado de un tamaño importante. El problema es la magnitud del descenso, que entre enero y mayo devuelve las ventas de turismos a los niveles de 1999. Una caída del 7,2% supera con mucho la media de la Unión Europea, que hasta abril era del 2,6%. Especialmente preocupante es el descenso de ventas de Seat, un 17%.
También mantiene una tendencia declinante la producción de automóviles en España, que se ha reducido un 8,6% entre enero y abril. Esta menor actividad productiva es resultado de una caída de las exportaciones -cuatro de cada cinco coches hechos en España se venden en el extranjero- del 9,9%. Menor fabricación no responde sólo a menor demanda, sino también a los ajustes que está realizando el sector desde hace un año para solucionar los problemas de sobrecapacidad.
Las automovilísticas europeas habían previsto una caída del mercado que afecta a sus resultados de distinta manera. La crisis de ventas ha golpeado con especial dureza al grupo Fiat, obligado a renegociar su deuda y a vender sus activos más valiosos para salvar su división de automóviles, que podría acabar bajo el control de General Motors. Pero el grupo estadounidense tiene sin resolver la situación de Opel, también deficitario. El resto de fabricantes europeos, entre ellos Volkswagen, Renault y PSA, aspira a mantener la rentabilidad.
Cuando aún no se ha hecho la mayor parte del ajuste, una caída continuada de ventas por encima de lo esperado podría afectar a las perspectivas de producción y empleo en España, el tercer país productor de Europa. Además, las previsiones de que el mercado vaya a recuperarse en el segundo semestre no serán consistentes mientras no se confirmen los indicios de reanimación de la actividad. El automóvil, un sector muy sensible al ciclo, encaja los efectos de una crisis que, si bien estaba anunciada, puede haber sido minusvalorada.