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Fiscalidad

La deducción por plusvalías ha ahorrado ya más de 2.000 millones a las empresas

Las plusvalías de las empresas son desde este año más rentables. La Ley de Acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado para 2002 introdujo una nueva deducción que permite que las ganancias de capital tributen en la práctica al 18% en lugar del 35%. A la vez, arbitró un generoso régimen transitorio al que las compañías podían acogerse para plusvalías anteriores.

Basta un rápido examen a las principales ventas de activos realizadas este año y a las cantidades acogidas al régimen transitorio por las grandes sociedades para concluir que las empresas se han lanzado de lleno a aprovechar la nueva normativa.

Un puñado de operaciones realizadas en estos cinco meses ha generado plusvalías brutas por importe de 3.865 millones de euros, que al tipo del 35% hubieran generado ingresos para Hacienda por 1.353 millones de euros. La deducción del 17% permite a las empresas ahorrar 657 millones de euros corrientes.

El mero anuncio de la reforma condicionó el año pasado el cierre de numerosas operaciones. De hecho, buena parte de las plusvalías generadas en el primer trimestre de este ejercicio responde a acuerdos cuyo origen data de 2001. Las empresas prefirieron dejar atadas las operaciones y esperar para formalizarlas a que el nuevo sistema entrase en vigor.

Es el caso, por ejemplo, de la venta del 18,5% de CLH a la canadiense Enbridge; la entrada de la australiana Macquarie en el capital de Cintra, la filial de concesiones de Ferrovial; la venta del 1,86% de RTL por parte de Recoletos a Bertelsmann, o la enajenación del 24,6% de Adeslas por parte de Aguas de Barcelona. Todas ellas fueron operaciones anunciadas en 2001 y cerradas en el arranque de este año.

La nueva tributación parece haber animado, además, a pisar el acelerador en la realización de plusvalías justo en un momento en el que los resultados ordinarios -y en particular los de las grandes empresas- se resienten por el impacto de la crisis argentina. El Santander Central Hispano es el mejor exponente de ello. En sólo cinco meses ha materializado plusvalías de 167,8 millones en Commerzbank, Société Générale y Metlife y ha vendido con jugosas ganancias sus participaciones de control en Dragados y Vallehermoso, que hace sólo unos meses eran calificadas como estables.

Para Repsol, con especial necesidad de reducir su endeudamiento, la venta del 23% de Gas Natural resulta, gracias al nuevo sistema, 174,1 millones de euros más rentable. La petrolera también ha vendido activos en Indonesia y paquetes adicionales en CLH que no se han incluido en el cómputo.

De la bondad del nuevo sistema da fe que la mayoría de las empresas se ha acogido al régimen transitorio previsto para incluir las plusvalías que antes estaban acogidas al diferimiento por reinversión. Con ese sistema, que ya implicaba un tratamiento beneficioso para las ganancias extraordinarias, de modo general se integraban las plusvalías por partes iguales en los siete ejercicios fiscales cerrados a partir del cuarto posterior al de generación de la plusvalía y la tributación se efectuaba al 35%.

La sustitución de ese sistema por uno de reinversión ha dejado un régimen transitorio a la carta. Las empresas pueden optar por seguir con el sistema anterior o acogerse al nuevo. Si ya han cumplido la obligación de reinversión, pueden acogerse a la nueva posibilidad por una parte o la totalidad de la plusvalía, aunque, eso sí, la tributación al 18% deben hacerla de una vez en la primera declaración del impuesto de sociedades presentada. Así, las empresas que se cambian de sistema ahorran impuestos, pero anticipan el pago. En vista de lo que han hecho las mayores sociedades, parece que compensa.

Las compañías se han pasado al nuevo sistema con plusvalías brutas por importe de más de 8.000 millones, lo que genera un ahorro fiscal en euros corrientes de más de 1.400 millones. Algunas empresas dejan constancia muy explícita en sus memorias del efecto beneficioso de la nueva deducción mientras que otras lo apuntan de forma más o menos críptica.

El ahorro, por tanto, suma más de 2.000 millones de euros en sólo cinco meses y un puñado de empresas. La cifra irá creciendo a medida que pase el tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que hay numerosas sociedades con abundantes plusvalías latentes y decididos planes de desinversión en vista del mal momento de los resultados ordinarios. En este sentido, y a pesar de que la reforma fue presentada como un plan de apoyo a las pymes, las principales beneficiadas son, sin duda, las grandes empresas que, además, con sus fuertes volúmenes de inversión recurrente no tienen que hacer ningún esfuerzo para beneficiarse de la nueva deducción.

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