Spanair entra en Star, la alianza aérea que encabeza Lufthansa
La compañía aérea española Spanair se ha incorporado este fin de semana, tras varios meses de negociaciones, a la alianza aérea liderada por la alemana Lufthansa, en la que participaban hasta ahora 13 aerolíneas de distintos países. La empresa que preside Gonzalo Pascual obtuvo luz verde el sábado en la reunión del comité ejecutivo de Star Alliance, celebrada en Shanghai (China).
De forma simultánea a Spanair, se incorporan al pacto aéreo las aerolíneas polacas, LOT, y la empresa coreana Asiana. A partir de ahora, los tres nuevos miembros de Star iniciarán los trabajos previos para su integración efectiva, que se producirá en un plazo de entre seis y doce meses, una vez superados las auditorías sobre seguridad y operación que realizarán técnicos de la alianza.
El presidente de Spanair, que acudió a esta reunión del comité ejecutivo de Star Alliance, mostró su satisfacción por sumarse a la 'primera alianza aérea, que nos permitirá ofrecer un servicio global a nuestros clientes, es decir, la posibilidad de volar con nuestra red a cualquier parte del mundo'.
Estándares de calidad
Spanair entrará en la estructura operativa de Star a finales de este año o comienzos del próximo, según vaticinó Pascual, ya que a su juicio la empresa cumple hoy día con todos los estándares de calidad y de operación fijados por la alianza.
De hecho. Spanair, está participada por la escandinava SAS (que controla de forma directa e indirecta el 74% del capital), un socio fundador de Star Alliance, y tiene en marcha un amplio acuerdo de colaboración con Lufthansa. Al mismo tiempo, Pascual y Gerardo Díaz mantienen contacto abierto con la aerolínea alemana para que ésta compre una parte del capital en manos de SAS.
Star Alliance gestiona 10.000 vuelos diarios en 124 países y 729 aeropuertos en todo el mundo. Sus miembros comparten vuelos, sistemas operativos, informáticos y realizan políticas de compra y mantenimiento conjuntas.
El Gobierno acepta las reinversiones en el extranjero
La redacción inicial de la reforma de la tributación de las plusvalías exigía que la reinversión del importe obtenido en la operación que genera la ganancia se realizase en España para poder aplicar la deducción del 17%. La presión de las empresas, sin embargo, consiguió que en el trámite se eliminase ese requisito. La norma definitiva sólo deja fuera los paraísos fiscales.
La reinversión debe realizarse en bienes del inmovilizado afectos a actividades económicas o en comprar más del 5% del capital de una empresa, sea española o extranjera. Como norma general, ha de hacerse entre el año anterior a la venta que genera la plusvalía y los tres años posteriores y la deducción del 17% se practicará en el ejercicio en que se efectúe la reinversión.
La posibilidad de reinvertir en el extranjero está en línea con el mensaje a favor de la internacionalización de la empresa que proclama el Gobierno -y que ha facilitado la deducibilidad fiscal del fondo de comercio financiero-. Sin embargo, contrasta con el fin de 'apoyar e incentivar el crecimiento económico, la inversión y la creación de empleo' en España 'ante la situación de incertidumbre internacional', según la explicó Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, tras la aprobación de la reforma.
Antes de que se eliminara el requisito de reinvertir en España, Montoro subrayaba en intervenciones públicas los favorables efectos sobre actividad, empleo y bases imponibles que tendría la nueva norma. Ahora, parte de esos efectos pueden trasladarse a otros países. Por otro lado, el ministro cifraba el ahorro de las empresas previsto para 2001 y 2002 en unos 1.600 millones de euros, cantidad que ya ha sido superada.
Eso sí, el régimen transitorio adoptado -que exige adelantar pagos para acogerse a sus beneficios- puede permitir que este año la recaudación por el impuesto de sociedades llegue a niveles récord.