El Senado argentino deroga la Ley de Subversión Económica
El presidente de Argentina, Eduardo Duhalde, ha superado con apuros una prueba de fuego para su Gobierno al lograr del Parlamento la anulación de la Ley de Subversión Económica, uno de los últimos requisitos que le falta cumplir a su Gobierno para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) acepte sentarse a negociar una ayuda financiera de la que, según Duhalde, depende que el país deje atrás la peor crisis económica de su historia.
La derogación fue aprobada por el Senado gracias al voto doble del presidente de la Cámara Alta, el peronista Juan Carlos Maqueda, quien inclinó la balanza tras un empate y la polémica retirada de la diputada de oposición Amanda Isidori, cuyo voto contrario al proyecto oficial hubiera sido un duro revés para Duhalde. Isidori se fue del recinto después de que sus compañeros de grupo, quienes también colaboraron para aportar el número necesario de legisladores para abrir el debate, hicieran encendidos discursos contra la "impunidad" que se consagraría en beneficio de banqueros y empresarios acusados de subversión económica.
Para Duhalde, es imprescindible atender la exigencia del FMI para que su país logre la ayuda financiera del organismo y sea aceptado su regreso a la "comunidad internacional", después de que Argentina declarara el cese de pagos para su deuda exterior en diciembre pasado. El jefe del Estado logró salir del atolladero en el que quedó cuando amenazó con dimitir el pasado lunes, pero su administración sigue debilitada por la gran cantidad de conflictos sociales y económicos que no ha podido resolver en sus casi cinco meses de Gobierno.
Ahora le queda cumplir con otra de las recomendaciones del FMI, la ratificación del compromiso asumido por las provincias para la reducción del 60% del déficit fiscal en los estados federales.