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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Rusia marcha hacia el Oeste

La Unión Europea acaba de dar un importante paso adelante en sus relaciones con Rusia en la reciente cumbre celebrada en Moscú. El reconocimiento de Rusia como 'economía de mercado', pese a estar vinculado al compromiso de avanzar en la liberalización de los sectores productivos y sin reflejar por completo la realidad de la economía rusa, evidencia la voluntad de establecer unas relaciones estratégicas con aquel país, tanto en el campo político como en el económico. Los Quince han perdido mucho tiempo hasta llegar a este punto y aún deben dar muchos e importantes pasos para que este deseo se convierta en realidad.

La reacción europea está directamente relacionada con las estrechas relaciones que han establecido los presidentes de EE UU, George Bush, y de Rusia, Vladimir Putin. Los condicionantes económicos de Rusia son los mismos ahora que hace seis meses, en la anterior cumbre bilateral, pero lo que ha hecho posible ahora ese reconocimiento por parte de los Quince ha sido la iniciativa de Washington hacia Moscú. Bush ha centrado buena parte de su política exterior en el establecimiento de una nueva relación con Rusia, que supone un vuelco en el histórico enfrentamiento entre ambas potencias. La cumbre que los dos mandatarios tuvieron la semana pasada en Moscú puso fin al enfrentamiento suscitado ante el proyecto de Washington de desarrollar el escudo antimisiles. Con el desarme nuclear rubricado en ese encuentro y el histórico acuerdo de asociación firmado entre la OTAN y Rusia, EE UU refuerza sus posiciones como potencia militar mundial a cambio de una ayuda económica que para Moscú resulta decisiva en estos momentos.

La Unión Europea no tiene capacidad para competir con EE UU en el ámbito militar. Pero sus posibilidades de cooperación en materia económica y política con el vecino del Este son mucho más amplias. La declaración firmada el miércoles en Moscú subraya la voluntad de ambas partes de avanzar 'hacia la creación de un espacio económico común', objetivo que, dadas las distancias, corre peligro de quedarse en un simple cumplido. La declaración de la cumbre apuesta por estrechar la cooperación energética y las interconexiones eléctricas y gasísticas, lo cual requerirá voluntad política de Bruselas para acelerar los trámites burocráticos y proyectos de inversión. En el lado político, Bruselas deberá ofrecer una rápida solución a la situación en que se encontrará el enclave de Kaliningrado cuando se produzca la ampliación, si de verdad desea los estrechos vínculos que pretende con Rusia.

Para la Unión Europea, el desarrollo de Rusia es la oportunidad de agrandar su mercado natural con un poderoso vecino. El problema para Europa es que este compromiso llega con 12 años de retraso. Entonces, el proyecto de la Unión de financiar a Rusia a cambio de materias primas fue vetado por EE UU por razones estratégicas. Ahora, por esas mismas razones, es la primera potencia mundial la que ha tomado la delantera.

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