Críticas a las estadísticas de EE UU
Las últimas elecciones en Estados Unidos, con el enorme caos producido en el recuento de votos, abrió los ojos de los más críticos. A medida que pasa el tiempo, estas mismas voces pregonan que los avances tecnológicos aún están en ciernes allí y que queda mucho camino por recorrer. Los apagones de California son ejemplos de esta contestación.
Este movimiento, que no es otra cosa que la pérdida de confianza en el líder, se ha trasladado con fuerza a las Bolsas en lo que va de año. Las críticas al proceso de confección de las estadísticas en la primera potencia económica del mundo y la propaganda que las rodea, con influencia automática en los mercados, aumentan.
Dicen los expertos en sus informes de situación confidenciales que, desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, la maquinaria estadística va por delante de los acontecimientos. Es decir, jalea cifras positivas referidas a un mes concreto para reconocer al mes siguiente, éste también con firmas optimistas, que se equivocó el mes pasado y que los datos que se dieron a conocer entonces fueron más bajos de los adelantados. Este juego, maquiavélico y peligroso a todas luces para las Bolsas y demás mercados, está reconocido, no obstante, por los analistas estadounidenses, que dan por buenas las revisiones, hasta tres veces, de una misma cifra dada con anterioridad.
¿Por qué se produce ahora este movimiento de rebeldía?, porque desde enero los analistas e inversores han fundamentado sus operaciones y estrategias bursátiles en las cifras y estadísticas sobre el estado de salud de la economía de Estados Unidos. No había otra solución. Desde enero se ha jugado al optimismo estadístico, algo así como al palo y la zanahoria. Las últimas referencias publicadas son elocuentes. De ahí la pesadumbre bursátil y la pérdida de referencias.