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Tribunales

Los testigos de la acusación de Andersen debilitan el caso

Son pocos los centros oficiales abiertos en EE UU hoy, fiesta nacional, pero en la sala de la juez Melinda Harmon en Houston (Tejas) se seguirá celebrando el juicio contra Arthur Andersen, acusado por el departamento de Justicia de obstrucción al destruir documentos relacionados con el caso Enron. El juicio entra ya en una fase final porque el viernes la acusación terminó los interrogatorios de sus testigos. La estrella de estos comparecientes en el banquillo, el ex socio de Andersen, David Duncan, hizo una declaración errática en la que admitió que no se habían destruido documentos relevantes para la investigación del caso Enron.

Tras tres semanas de declaraciones de testigos presentados por el departamento de Justicia, los expertos legales aseguran que las declaraciones oídas hasta ahora dejan pendiente la acusación contra Andersen de pruebas muy circunstanciales y endebles. Algunos socios de la firma y compañeros de Duncan han admitido que éste, que reconoció haber obstruido a la Justicia en un pacto con el departamento de Estado, no les habló nunca que había dado instrucciones a su equipo sobre la destrucción de material.

El interrogatorio de Duncan, que ha durado tres días ha mostrado algunos fallos en la memoria de este auditor que se acordaba de haber dado órdenes a su secretaria de destruir unos papeles pero que no estaban relacionados con Enron. æpermil;l mismo dijo que había borrado correos electrónicos de una importancia menor como 'agendas o documentación duplicada'.

El último día de comparecencia de testigos por parte de la acusación se sentó en el banquillo una agente del FBI que había recuperado parte de los correos electrónicos borrados y que fueron requeridos por la acusación. Nada nuevo en esos correos, pero la acusación los quería para demostrar la intencionalidad y los motivos de Andersen de poner tierra de por medio en su relación con Enron poco antes de que la SEC comenzara su investigación sobre la eléctrica.

La defensa ha querido dejar claro que las instrucciones que Duncan daba a los empleados eran responsabilidad suya y no de Andersen al completo, que es lo que mantiene la acusación que afirma que la destrucción de documentos es política empresarial. A diferencia de España, en EE UU se puede acusar a una persona jurídica como Andersen de un delito.

Con el fin de estas declaraciones, el juicio ha entrado en una fase final para la acusación que debe cerrar ya sus conclusiones. No obstante, el sábado se celebró una sesión entre los letrados de una y otra parte y el juez para decidir si se le iba a decir al jurado que tres testigos se habían negado a comparecer. Harmon no se ha pronunciado aún pero una decisión positiva sería un revés para la defensa; el segundo después de que la juez admitiera como prueba las transgresiones de Andersen como auditora en otros casos.

Juez y abogado, una relación enrarecida

 

Rusty Hardin, el abogado de Arthur Andersen, es, a veces, más protagonista de la historia que su propio defendido. Hardin es un abogado conocido en Texas desde hace tiempo porque además de llevar casos de fuerte impacto, al letrado no le importa aparecer delante de una cámara tantas veces como él crea necesario. En el actual juicio, su puesta en escena está incluso robando protagonismo a las declaraciones de los testigos y en muchas ocasiones ha protestado airadamente las decisiones de la juez Melinda Harmon, con la que no es la primera vez que coincide en un tribunal.

 

 

 

 

 

 

 

Hardin ha acusado a Harmon de estar de parte de la acusación, el departamento de Justicia, algo que ha enervado en ocasiones a la juez quien ha llamado a capítulo al abogado varias veces para recriminarle su agresiva postura. Los comentaristas legales, que en las cadenas de televisión hacen su interpretación de cada jornada, creen que el objetivo de Hardin es convencer al jurado de que la juez ha prejuzgado ya a Andersen.

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