Las incertidumbres políticas golpean la economía brasileña
En las últimas semanas se ha visto un importante repunte del riesgo-país brasileño, que tras alcanzar un mínimo de 698 puntos básicos en marzo, se sitúa ahora en niveles de 925 puntos básicos. Simultáneamente, el real se ha depreciado cerca de un 10% en el mismo periodo, poniendo de manifiesto la menor confianza en la economía brasileña. Tras estos movimientos del mercado, está la fuerte subida en las encuestas para las elecciones presidenciales (que se prevén para octubre próximo) del candidato del Partido Trabajador (PT) Luiz Inacio Lula da Silva.
La desconfianza de los mercados hacia Lula se fundamenta en el corte bastante populista del candidato y en la posibilidad de que impulse medidas heterodoxas que pongan en riesgo el plan de estabilización económica que ha implementado el presidente Fernando Henrique Cardoso en sus dos mandatos presidenciales.
Las últimas encuestas indican que Lula encabeza cómodamente la carrera presidencial con un 43% (11 puntos por encima de la encuesta previa) de las intenciones de voto mientras que el candidato oficial, actual ministro de Salud, José Serra, retrocedió cinco puntos, para adueñarse del 17% del electorado.
Adicionalmente, la ventaja de Lula en una hipotética segunda vuelta con Serra se ha ampliado hasta los 18 puntos, frente a los cinco del sondeo anterior. Estos datos, si bien no son decisivos, señalan que las posibilidades de Lula, a menos de cinco meses de las elecciones, son importantes.
No obstante, algunos factores podrían jugar en contra del candidato del PT. Los indecisos suman aún un 52% y la experiencia pasada indica que éstos podrían inclinarse por Serra, tal como sucedió en las elecciones presidenciales de 1994, en las que Lula encabezaba cómodamente las encuestas, pero luego perdió frente a Cardoso.
La recuperación de la economía, que se espera que se produzca ya con intensidad en la segunda mitad de año, también podría ser constructiva para el candidato oficial. Finalmente, estas últimas encuestas estarían algo sesgadas por la fuerte exposición a los medios que ha tenido Lula, mientras que en el próximo mes sería Serra quién acapararía más espacio en los medios.
Por el contrario, a favor de Lula juega el importante giro político que ha realizado, moderando su discurso, que entre otras cosas señalaba la reestructuración unilateral de la deuda externa, y tiñendo su plan económico de un mayor pragmatismo. Prueba de ello es el equipo económico que ha formado con académicos de la prestigiosa Fundación Getulio Vargas y otros centros de estudio. De esta forma las experiencias de antiguas elecciones con los indecisos no son tan extrapolables a estos comicios.
Al margen de lo que pueda suceder en los próximos cinco meses, lo cierto es que hoy las posibilidades de Lula son mayores que en cualquier otra elección y los mercados han interiorizado tal situación. Si bien el efecto sobre éstos no ha sido ni mucho menos despreciable, la moderación del discurso de Lula ha permitido que los efectos no sean catastróficos, en un país cuya vulnerabilidad es muy importante debido a que los elevados déficit por cuenta corriente y público requieren un entrada de capitales externos constante.
Adicionalmente, los últimos indicadores económicos dados a conocer han generado revisiones a la baja de las perspectivas para la economía brasileña en 2002, por lo que el aumento del riesgo-país y la depreciación del real no pueden ser atribuido únicamente a la mayor incertidumbre política sino a las propias condiciones económicas.