90 millones por irse con los goles a otra parte
El Ayuntamiento de Sevilla ha lanzado su última operación para conseguir que al menos uno de los dos equipos de fútbol de la ciudad rentabilice el estadio olímpico, que permanece casi en desuso y con una deuda de más de 120 millones de euros.
La gerencia de Urbanismo ha recalificado los terrenos donde se asienta actualmente el Ramón Sánchez Pizjuán, estadio del Sevilla, que está situado en plena milla de oro de la ciudad. La operación reportaría 90 millones de euros al club y permitiría una edificabilidad de 46.000 metros cuadrados con usos terciarios (comercial, hotelero, oficinas, equipamientos privados y residencial), con 130 viviendas como máximo.
El Sevilla podrá hacer uso de esa recalificación siempre que acepte trasladar su sede deportiva al estadio olímpico de la isla de La Cartuja. El ofrecimiento se ha plasmado en un acuerdo firmado por el hasta hace días presidente del Sevilla, Roberto Alés, por el que el consistorio recalifica los terrenos, pero el club no se compromete a nada y simplemente dispone a perpetuidad de la baza que supone poder acceder en un futuro a la propuesta del ayuntamiento y obtener unas plusvalías de 90 millones de euros.
Junto con la recalificación de los terrenos del estadio, el Sevilla recibiría otra recalificación de los terrenos donde se ubica su ciudad deportiva.
Los socios del Sevilla no quieren ni oír hablar de la operación, y el que será nuevo presidente a partir del próximo 27 de mayo, José María del Nido, ya ha declarado que no está a favor de la misma. En el asunto ha terciado incluso otro ex presidente sevillista, Rafael Carrión, presidente hasta febrero de 2000, quien ha considerado la recalificación como 'una trampa para presentarle un dulce al que vaya a ser presidente del Sevilla y que se vaya al estadio olímpico'. Para subrayar su opinión adelantó que el ayuntamiento preparaba una segunda recalificación compensatoria en beneficio del Betis.
Así fue. Al día siguiente de conocerse la recalificación de los terrenos del Sevilla, se hizo público un segundo acuerdo entre el ayuntamiento y el club verdiblanco por el que el consistorio recalificaba la explanada anexa a la tribuna de preferencia del Manuel Ruiz de Lopera. Esta operación es calificada por la propia gerencia de Urbanismo como 'compensatoria' por el presunto favor hecho por el ayuntamiento al equipo rival en el caso de que éste aceptase el traslado al olímpico.
La recalificación potencial dada al Betis interesa especialmente al club verdiblanco, ya que no le obliga a abandonar su actual estadio y le permite sacar adelante un viejo proyecto que negocia con ACS.
Reconstrucción del estadio
La compañía del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, se comprometería a terminar de construir el estadio del Betis (único conocido en España a medio hacer desde hace dos años por un conflicto entre el presidente bético, Manuel Ruiz de Lopera y la constructora Agromán).
A cambio ACS, constructora del estadio olímpico con la que las Administraciones públicas (Gobierno, Junta de Andalucía, Ayuntamiento y Diputación de Sevilla) mantienen una deuda de más de 120 millones de euros, se encargaría de construir dos torres hasta completar un máximo de 30.000 metros cuadrados de edificabilidad (según lo permitido por Urbanismo) y de diseño común con el propio estadio. Una de las torres albergaría un hotel de cinco estrellas, y la segunda, un centro comercial y oficinas de lujo.
Toda la operación está a expensas de lo que ahora o en un futuro decida el Sevilla. Lo que parece claro para los dirigentes de este club es que los consejos de administración y las juntas de accionistas que vengan a partir de ahora van a ser de infarto, entre los partidarios del traslado y los de quedarse en el Sánchez Pizjuán. A ello contribuye el hecho de que la situación económica del club es tan crítica que ha motivado la marcha de Roberto Alés y mantiene al club vendiendo a sus mejores jugadores. La deuda que arrastra actualmente el Sevilla asciende a 48,1 millones de euros.
Un monumento al endeudamiento electoralista
El Estadio Olímpico de Sevilla fue construido con fondos públicos aportados por distintas Administraciones (Gobierno, Junta de Andalucía, Ayuntamiento y Diputación de Sevilla), como baza de la candidatura de la ciudad para organizar las Olimpiadas del año 2004.
El impulsor político del proyecto fue el ex alcalde Alejandro Rojas Marcos, del Partido Andalucista, quien lanzó a las demás autoridades con presencia en la ciudad a la carrera electoralista de defender o no oponerse a la construcción de un estadio que pronto perdió el objetivo de su existencia: Sevilla no fue elegida ni siquiera candidata finalista a albergar los Juegos. Ya entonces las deudas consumían a las Administraciones que habían iniciado el proyecto. ACS, la compañía del presidente madridista, Florentino Pérez, ultimó las obras para la celebración de los Mundiales de Atletismo de 1999, a la vez que dejaba una deuda en las arcas públicas de unos 120 millones de euros.
Desde entonces los responsables del Partido Andalucista, aupados a la gerencia de Urbanismo del consistorio sevillano, han tratado de llegar a un acuerdo con uno o los dos clubes de fútbol para que sean sus equipos los que rentabilicen la instalación, cuyo mantenimiento ya cuesta unos tres millones de euros anuales. Los políticos implicados tratan ahora de enmendar uno de los mayores dispendios políticos de la historia de la ciudad. Si la recalificación sale adelante no quedará ni un hueco verde en la milla de oro de Sevilla.