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Arte

Diálogo en el museo

Matisse y Picasso, Van Gogh y Gauguin. Dos exposiciones únicas en Londres y Amsterdam indagan a través de la pintura en la relación de los artistas más cotizados del último siglo

Por qué una exposición exclusiva, si en una colectiva se puede tener el doble de conocimiento sobre un artista? El Museo Van Gogh de Amsterdam lanzó a principios de año la propuesta con Van Gogh y Gauguin. El Estudio del Sur, una exposición para revivir la intensa relación artística de los dos genios. A un mes de su clausura, la Tate Modern de Londres invita al público a descubrir la relación entre dos gigantes del arte moderno, Matisse y Picasso.

Las 14 salas de la Tate Modern de Londres centellean con la belleza, la provocación y el valor de las obras de los dos artistas, responsables de las más cruciales innovaciones en la pintura y la escultura del siglo XX. La muestra, recién inaugurada, que permanecerá en la capital británica hasta el próximo mes de agosto, explora la relación de Matisse y Picasso, mucho más cercana y compleja de lo que muchos expertos creen, dice John Golding, uno de los organizadores. A pesar de su rivalidad inicial, añade, sentían una mutua admiración y con el paso de los años llegaron a ser grandes amigos y reconocieron la importancia que tenían el uno para el otro en el ámbito artístico.

La exposición muestra 180 obras procedentes de 80 colecciones, casi todas pinturas y varias impresionantes esculturas, en las que se revelan las afinidades y también los contrastes extremos en su concepción del arte. Su relación, que se mantuvo durante 50 años, es trazada en París en 1906, cuando empezaron a verse en la casa de Gertrude y Leo Stein. Desde esa fecha hasta 1917 se produjo la fase de mayor rivalidad. Y, azuzados el uno por el otro, produjeron algunas de las obras más innovadoras del último siglo.

En Amsterdam pueden contemplarse por primera vez las tres versiones de 'Los girasoles' realizadas por Van Gogh

Este periodo forma la parte más densa de la muestra, que arranca con sendos autorretratos de 1906, cuya técnica y percepción son totalmente opuestas, y continúa con la monumental pintura de Picasso Muchacho guiando un caballo y El lujo I, de Matisse, que revelan que incluso en su etapa inicial los artistas estaban explorando similares territorios temáticos, aunque Matisse utiliza colores brillantes en tanto que Picasso se inclina más por los tonos neutros. En otra de las salas se observan sus diferentes aproximaciones al cuerpo con las obras Desnudo azul: recuerdo de Biskra y Un echarpe blanco, de Matisse, y Desnudo con los brazos levantados y La bañista, de Picasso. Una de las secciones clave muestra a Matisse respondiendo al cubismo con sus cuadros Marroquíes y Lección de piano. Picasso le contestó con un nuevo cubismo, más decorativo, en Tres músicos.

El clímax de la exposición se produce en la última sala con las esculturas planas y pictóricas de Picasso y los cuadros de siluetas casi esculpidas de Matisse. La muestra viajará, tras dejar Londres, a París y Nueva York y ha sido posible gracias a la colaboración entre Tate, Réunion des Musées Nationaux/Musée Picasso, Musée National d'Art Moderne/Centre Georges Pompidou y el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

La relación de los artistas sufrió varios altibajos, pero nunca pararon de intercambiar trabajos y de estudiar la obra del otro. Después de la Segunda Guerra Mundial, su amistad retomó la intensidad inicial, que se mantuvo hasta la muerte de Matisse, en 1954.

Van Gogh y Gauguin. El Estudio del Sur, en cambio, relata a través de 120 cuadros la tormentosa relación que mantuvieron en 1888 en Arlés (Provenza, Francia) el pintor holandés Vincent Van Gogh y el francés Paul Gauguin. Nueve semanas de imposible convivencia -incompatibilidad de caracteres y distintas visiones del arte- en una casa pintada de color amarillo (La casa amarilla) en la que se desarrolló el legendario duelo que llevó a Van Gogh a cortarse un trozo de oreja.

La tormentosa convivencia es el eje central de la exposición de Amsterdam, coorganizada con The Art Institute de Chicago, para la que se han seleccionado 120 obras maestras, procedentes de préstamos de los mejores museos y colecciones privadas del mundo. Entre ellas, las tres versiones de Los girasoles de Van Gogh, realizadas para decorar la habitación de Gauguin en Arles, que el público podrá contemplar por primera vez. Uno de ellos es el de la colección del museo y los otros provienen de la National Gallery de Londres y del Seiji Togo Memorial Yasuda Kasai Museum of Art de Tokio. Este último es el cuadro que adquirió en 1987 la firma japonesa de seguros Yasuda por más de 40 millones de dólares y que en aquel momento estableció un precio sin precedentes en el mercado del arte contribuyendo a hacer de Van Gogh el artista más caro del siglo XX.

París, centro de la cultura europea del siglo XX

 

Matisse y Picasso iniciaron su relación en París, capital de las artes indiscutible durante el siglo pasado. La belleza de la ciudad, su atmósfera romántica, su historia cultural, su política liberal y el bajo coste de la vida convirtieron la capital francesa en imán para artistas de todo el mundo, como Picasso, Chagall, Kandinsky, Modigliani, Mondrian o Tinguely. Esa posición de París como centro de sobresalientes logros artísticos e intelectuales de las siete primeras décadas del siglo XX es abordada por Museo Guggenheim de Bilbao en París: capital de las artes, 1900-1968, una ambiciosa exposición que reúne más de 250 obras de 150 artistas. La muestra, organizada por The Royal Academy of the Arts de Londres y patrocinada por la Fundación BBVA, estará abierta desde el 28 de mayo hasta el 3 de septiembre.

 

 

 

 

 

 

 

París: capital de las artes, 1900-1968 recorre los avances más significativos en pintura y escultura que tuvieron lugar en la capital francesa en este periodo y refleja los acontecimientos históricos y políticos que cambiaron la ciudad en estos años.

 

 

 

Los comisarios, Ann Dumas, Norman Rosenthal y Sarah Wilson, han concebido la muestra como una sucesión de eventos dramáticos dotados de coherencia visual, narrativa o atmosférica, reflejando al mismo tiempo el desplazamiento de los centros creativos por cuatro barrios parisinos: Montmartre, Montparnasse, Saint-Germain-des-Près y el Barrio Latino.

 

 

 

Desde 1900 hasta el final de la Primera Guerra Mundial, Montmartre fue el crisol de la vanguardia y cuna del cubismo. Montparnasse tomó el relevo, convirtiéndose en escenario de la bohemia y del auge del surrealismo entre 1920 y 1930. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra, el protagonismo se trasladó a Saint-Germain-des-Près, núcleo del existencialismo. Por último, el Barrio Latino escenifica el compromiso político de las artes durante los acontecimientos de 1968.

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