Gestión de la calidad en la empresa
La gestión de la calidad es desde hace años uno de los ejes sobre el que gira la actividad de muchas de las empresas de nuestro entorno hacia la mejora continua. En general, se está produciendo un interés creciente por el tema, de tal forma que se ha llegado a considerar como una innovación de la misma naturaleza que la que, en su momento, fue la cadena de montaje y otros creen que mientras el siglo XX ha sido el de la productividad, el siglo XXI será, sin duda, el de la calidad.
Con la publicación del libro La calidad en la empresa industrial española, editado por la Fundación BBVA, se pretende cubrir un hueco existente en la literatura sobre gestión empresarial en España. La información obtenida sobre prácticas de gestión de cerca de 1.000 empresas con más de 50 trabajadores, pertenecientes a todos los sectores industriales y a todas las comunidades autónomas, sitúa a este estudio en unos parámetros de extensión que, hasta ahora, prácticamente sólo podían encontrarse en el mundo anglosajón, lo que confiere una mayor validez a los resultados alcanzados.
La delimitación de los conceptos de calidad y gestión de la calidad es una cuestión compleja que, en el primer capítulo del libro, se analiza en profundidad. De la idea de la gestión de calidad como un conjunto de prácticas de detección de productos defectuosos (control de calidad) se evoluciona hacia una idea de calidad como prevención de la aparición de defectos (sistemas de aseguramiento de la calidad) hasta alcanzar su máximo desarrollo con los modelos de calidad total o, en su denominación más actual, modelos de excelencia empresarial. El marco conceptual del estudio se sitúa en esta idea más avanzada.
Para medir el grado de implantación de las prácticas se crea un instrumento formado por cinco indicadores que recogen la implantación de prácticas relacionadas con el diseño y desarrollo de nuevos productos, la gestión de los procesos, las relaciones con proveedores, las relaciones con clientes y la gestión de recursos humanos.
En cuanto a la extensión de las diferentes prácticas cabe indicar que hay una serie de prácticas como el autocontrol, la estandarización y normalización de procesos y el énfasis en los aspectos de orden y limpieza que están ampliamente extendidas; en cambio, la utilización de otras herramientas más sofisticadas como, por ejemplo, el análisis modal de fallos y efectos (AMFE) y el diseño de experimentos es todavía muy inferior.
Asimismo, el 57% de las empresas analizadas utiliza sistemas de sugerencias y el 39% de las mismas, grupos de mejora. El número medio de horas dedicadas a la formación por persona y año es de 20, existiendo una gran variabilidad entre empresas en relación con ese dato.
Las empresas españolas han avanzado mucho en la implantación de sistemas de aseguramiento de la calidad con el fin de lograr su certificación (el 68% de las empresas de la muestra), en cambio, el progreso hacia una gestión basada en los modelos de excelencia está siendo mucho más lento.
Según se desprende de los resultados de la investigación, la difusión de la gestión de la calidad está positivamente asociada con la dimensión del establecimiento, con la automatización de los procesos, con la incorporación reciente de cambios tecnológicos y con el hecho de que la empresa sea de propiedad extranjera.
También existen diferencias de implantación entre los distintos sectores industriales. Así, en el sector eléctrico, químico y metal se da un mayor desarrollo de estas prácticas, mientras que los de textil, calzado y madera son los que las han incorporado en menor medida.
Además, las empresas que adoptan en mayor medida estos mecanismos obtienen mejores resultados en términos de costes, calidad y rapidez de respuesta que las que no lo han hecho, dato que coincide con lo observado en la mayor parte de los estudios similares efectuados en otros países.
Para alcanzar el éxito en la implantación, es preciso abordar el proceso de forma paciente, con una visión a largo plazo que permita asentar una adecuada gestión de los recursos humanos, ya que ésta constituye un aspecto fundamental. La clave para que el modelo de calidad total aporte valor a la empresa está en la capacidad para utilizar adecuadamente el conocimiento específico de los empleados. Los aspectos de procedimiento y de utilización de herramientas adquieren una menor relevancia.
Los directivos han de ser conscientes de que el proceso de implantación no está exento de dificultades y, para solventarlas, se requiere un verdadero compromiso por su parte. La falta de líderes entre los trabajadores que impulsen la implicación de estos últimos y la articulación de un sistema de recompensas adecuado son algunas de las barreras más importantes.
Los resultados obtenidos en este estudio deben constituir un revulsivo para que los directivos de las empresas asuman un compromiso con la implantación de la gestión de la calidad y también para recabar el apoyo de los poderes públicos a las empresas que introduzcan este tipo de prácticas, puesto que queda demostrado que se consigue un aumento de su competitividad, mejora que contribuye, en definitiva, a la creación de riqueza para el país.