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Tribuna
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El nuevo cambio de la EPA

El próximo 16 de mayo el Instituto Nacional de Empleo (INE) publicará los resultados de la encuesta de población activa (EPA) correspondientes al primer trimestre de 2002. En este trimestre se introducirán tres cambios en la EPA que van a tener importantes efectos sobre la medición de la población activa e inactiva y del empleo y el paro.

En primer lugar, se utilizarán nuevas proyecciones de población en el cálculo de los factores de elevación de la EPA, es decir, para pasar de los valores obtenidos de la muestra a las estimaciones para el conjunto de la economía para las distintas variables consideradas.

La nueva población de referencia de la EPA es consecuencia de la revisión que el INE ha realizado de las proyecciones demográficas disponibles hasta ahora. æpermil;stas tratan de corregir los efectos del aumento de la inmigración de los últimos años en la población total, ya que la hipótesis utilizada en la anterior proyección (30.000 inmigrantes al año) era muy inferior a la real.

En segundo lugar, se repondera la estructura por edades de la población utilizada por la EPA, para superar la infravaloración producida en los resultados de la encuesta en los grupos de edad central, de 25 a 40 años.

Esta infravaloración puede producirse, además de por el envejecimiento de la muestra que tiene lugar cuando su diseño se ha basado en una población desfasada, por la falta de respuesta debida a la ausencia de los miembros del hogar en el momento de realizarse la entrevista, cuando, por ejemplo, éstos están trabajando. Esta infravaloración es la que se intenta corregir con la reponderación de la estructura por edades de la población utilizada por la EPA.

Y, en tercer lugar, se considera una nueva definición de paro para adecuarla a un reglamento de la Comisión Europea de 2000. Aunque los aspectos fundamentales de esa definición no se modifican (personas desocupadas que buscan activamente empleo y están disponibles para trabajar en los próximos 15 días), sí se cambia lo que se entiende por búsqueda activa de empleo en los casos en los que las personas paradas declaran que su única forma de búsqueda es la inscripción en una oficina de empleo del Inem.

En este caso, en el que se encontraban en el cuarto trimestre de 2001 casi un 1,9 millones de parados, el 85,5% del total de los estimados por la EPA, no bastará la mera inscripción, válida por tres meses, sino que será necesario para ser considerado como parado haber tenido contacto con una oficina de empleo en las cuatro semanas anteriores a la de la entrevista con finalidad de buscar trabajo.

El INE ha realizado estimaciones de la repercusión de las reformas a introducir en el primer trimestre de 2002 en las distintas variables consideradas por la EPA. Para ello, en 2001, además de realizar las estimaciones con la metodología anterior, publicó los resultados que se hubieran producido con la nueva. Esta duplicidad ha permitido calcular la diferencia entre ellas y, por consiguiente, el impacto de las nuevas modificaciones.

Con los resultados del cuarto trimestre de 2001 (resumidos en el cuadro adjunto) los efectos de los distintos cambios son los siguientes:

La nueva proyección demográfica supone un incremento de la población utilizada por la EPA de 825.400 personas, de las cuáles 442.500 son activos (397.200 ocupados y 45.300 parados) y 382.400 inactivos. En términos relativos la incidencia en el conjunto de la población es del 2,5%, siendo muy similar en cada uno de los componentes de la misma, por lo que el efecto sobre las tasas de actividad y de paro es muy reducido.

La reponderación de la población, al primar a la población de 25 a 40 años, la de mayor tasa de actividad, supone un incremento de casi un millón de activos a costa de los inactivos. El efecto sobre los activos se desglosa en casi 860.000 ocupados y casi 100.000 parados. En términos relativos los activos crecen el 5,4% y los inactivos disminuyen el 5,9%. El efecto de la reponderación es notable en la tasa de actividad (2,8 puntos más) y escaso en la tasa de paro (una décima menos).

La nueva definición del paro repercute en un descenso del paro en 463.000 personas, que pasan a ser consideradas como inactivas. En términos porcentuales el paro desciende casi el 20% y la población inactiva aumenta el 3%, lo que supone una reducción de la tasa de paro de 2,3 puntos.

Considerando conjuntamente los tres cambios, la población ocupada crece en más de 1.2000.000 personas (el 8,4%) y los parados disminuyen en más de 320.000 (-14,5%). Por su parte, los activos crecen en más de 900.000 (el 5,5%) y los inactivos disminuyen en más de 100.000 (-0,7%). La tasa de actividad aumenta en 1,5 puntos (del 51,8% al 53,3%) y la tasa de paro retrocede en 2,5 puntos (del 13% al 10,5%).

Por otro lado, el INE, además de calcular los efectos de los cambios, ha publicado series homogéneas para las principales variables que tienen en cuenta las nuevas proyecciones demográficas desde 1996 y la nueva reponderación desde 1976. La publicación de estas series es muy positiva para conocer la evolución del mercado de trabajo, aunque sea parcial, ya que no recoge la incidencia de cambios metodológicos anteriores y, sobre todo, no tiene en cuenta el efecto de la nueva definición del paro, por lo que los datos de esta magnitud, sin duda la de mayor repercusión social de las consideradas por la EPA, no serán comparables con los anteriores a 2001.

En lo que respecta al cambio de la definición del paro interesa hacer alguna consideración final por la trascendencia que va a tener en el nivel y la tasa de paro estimados por la EPA:

Que los parados tengan contactos con el Inem para encontrar trabajo estará condicionado por su eficacia en la gestión de la colocación, y ésta no parece muy elevada cuando sólo el 17% de las colocaciones registradas son gestionadas por él.

Que si los contactos con el Inem deben hacerse en las cuatro semanas anteriores debiera haberse establecido la renovación de la demanda mensual y no trimestralmente, como hasta ahora, lo que, junto con la razón anterior, difícilmente será incentivador para contactar con el organismo en el plazo exigido.

Y, por último, que la interpretación que se hace de contactar con las oficinas públicas de empleo para encontrar trabajo es muy restrictiva, ya que si, por ejemplo, dicho contacto se ha producido para la participación en un curso de formación profesional no se entiende que sea suficiente y el entrevistado no será considerado como parado.

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