Hollywood se divide ante el cine digital
Siete grandes estudios se han unido para sentar las bases del cine digital, que puede cambiar radicalmente el sector
El ataque de los clones, la quinta entrega de la popular saga de George Lucas La guerra de las galaxias, se estrenará el próximo 16 de mayo en todo el mundo. Es la primera película completamente digital de la historia, rodada con cámaras de 24 fotogramas por segundo y con cada uno de sus 2.200 planos tratados digitalmente. A pesar de estar concebida para su distribución a las salas de cine a través de satélite o fibra óptica y exhibida en proyectores digitales, sólo una treintena de cines en todo el mundo (de un total de 57.000) serán capaces de proyectarla digitalmente.
Hollywood está dividido ante una nueva tecnología, que aportará mayor calidad de imagen, importantes ahorros de costes y unas posibilidades aún sin explotar de nuevos negocios, según sus defensores. La grabación, proyección y distribución digital podrían cambiar radicalmente una industria que es sinónimo de celuloide desde que en 1889 Thomas Edison pidió a George Eastman que fabricase película de cine para su cámara experimental.
En lugar de rollos de película que pasan por un proyector mecánico, el nuevo medio utiliza imágenes digitales a través de chips, fabricados por empresas como la estadounidense Texas Instruments o la japonesa JVC. El celuloide sería reemplazado por archivos digitales, que llegarían a las salas por satélites, por fibra óptica o bien a través de discos compactos. Pero aunque esta tecnología ya lleva 10 años gestándose, ninguna de las grandes cadenas de cines de EE UU (y mucho menos en Europa) se ha lanzado de lleno a la digitalización. Una muestra de esta desconfianza es, por ejemplo, Sony, propietaria de un estudio que ha producido películas digitales (como Final Fantasy) y que cuenta con sistemas de proyección digital, pero que aún no ha instalado esta tecnología en ninguna de sus 2.800 salas de cine.
'El mercado hoy por hoy está organizado en 35 milímetros', afirma Primitivo Rodríguez Gordillo, presidente de la Federación de Entidades de Empresarios de Cine en España (Feece). 'Los defensores del cine digital se olvidan de que aún hay muchos problemas por resolver, como alcanzar un nivel superior de calidad al actual, adoptar estándares mundiales y encontrar sistemas fiables contra la piratería'.
Nadie duda de las ventajas que puede aportar la tecnología digital a la industria del cine, sobre todo en el proceso de distribución. Cada estudio gasta anualmente entre 1.600 y 3.300 euros por una sola copia de cada película. Según un informe de Technicolor (empresa conjunta creada por Thomson y Qualcomm para desarrollar sistemas de cine digital), un estudio que hiciera 20 películas al año se ahorraría en copias 13 millones de euros. Parece ser que este importante ahorro de costes es lo que finalmente ha animado a los grandes de Hollywood a unir sus fuerzas, algo poco común en una industria excesivamente competitiva.
Hace sólo un mes, los siete estudios más importantes (Disney, 20th Century Fox, Metro-Goldwyn-Mayer, Paramount Pictures, Sony Pictures, Universal Studios y Warner Bros) anunciaban la creación de una empresa conjunta para establecer normas de tecnología abierta para el cine digital. La nueva compañía recibirá fondos hasta de 11 millones de euros de los siete grandes, según fuentes citadas por el diario The Wall Street Journal, y su objetivo será encontrar tecnologías comunes, estándares sobre encriptación de las películas y sistemas de compresión digital.
'Su objetivo es unirse para no cometer los errores del pasado', afirma Rodrigo Ruiz Tarazona, director de la división de Cine de Kodak. 'Quieren crear un estándar para que no lo hagan los fabricantes'. Según este experto, los estudios no pueden seguir haciendo oídos sordos a la tecnología digital si no quieren que les pase lo que en los años noventa, cuando se introdujeron tres nuevos sistemas de audio digital y costó miles de millones de dólares adaptar los diferentes sistemas que tenía cada sala.
Lo que aún no está nada claro son los beneficios que obtendrían las salas de cine. Conscientes de que la industria cinematográfica puede estar ante la transición tecnológica más importante de su historia, las asociaciones de empresarios de exhibición de 18 países llevan más de un año reuniéndose para llegar a un acuerdo. Una de sus mayores preocupaciones es el coste del equipamiento digital de las salas. Un proyector digital cuesta actualmente entre 166.000 y 220.000 euros, en comparación a los 33.000 euros de un proyector tradicional. Teniendo en cuenta que en el mundo occidental hay 57.000 pantallas, el coste total de la digitalización sería de unos 11.400 millones de euros, según estimaciones de la Asociación Nacional de Propietarios de Cine de EE UU.
'El servicio que venimos dando, con películas en soporte fotoquímico (de 35 milímetros) es, en cuanto a su calidad, muy satisfactorio', asegura Primitivo Rodríguez, de la Feece. 'No estamos en contra de la tecnología digital, pero las salas sólo estarán dispuestas a cambiar cuando la nueva tecnología suponga claras ventajas respecto a la actual'.
La mayoría de los analistas financieros de la industria creen que el cine digital empezará a ser atractivo para las salas cuando cueste alrededor de 80.000 euros, algo que no ocurrirá de la noche a la mañana, según Rodrigo Ruiz. 'Existen muchas ventajas en la actualidad para producir con película en lo que se refiere a calidad de imagen, latitud creativa y conservación en archivo, y existe un espacio importante para futuros progresos', explica otro ejecutivo de Kodak, Glenn Kennel, director del programa de cine digital. 'También existen apasionantes novedades en tecnologías híbridas, tales como convertir la película a formato digital para efectos visuales y masterización'.
En la posproducción, la digitalización se ha generalizado últimamente. Desde Pedro Almodóvar, que retoca el color de sus películas con tecnología digital, hasta Steven Spielberg, uno de los mayores detractores de la nueva tecnología, transforman a digital muchas secuencias de sus filmes para añadir valor creativo al contenido final.
A la espera de que la unión de los siete grandes estudios abra el camino para el cine digital, existen ya multitud de empresas preparadas. Boeing espera tener listos muy pronto 40 sistemas en todo el mundo para distribuir cine digital a través de su red de satélites; Technicolor afirma que a final de año tendrá preparadas unas 500 pantallas digitales. Eastman Kodak también ha anunciado que empezará a vender sus sistemas de proyección y distribución digital a principios de 2003 por unos 111.000 euros por pantalla.
'Es necesario crear un foro en el que puedan dar su opinión todas las partes', afirma Primitivo Rodríguez. La única iniciativa en este sentido, dentro de la UE, es el European Digital Cinema Forum, impulsado por la presidencia sueca de la Comisión hace un año, pero que aún no ha sido capaz de redactar una declaración de intenciones. Existen aún demasiados flecos pendientes antes de que se generalice el sistema digital de distribución y exhibición. 'Por ejemplo, el tratamiento de la imagen, el transporte de esos datos, el sistema operativo en el que se soporten y distribuyan las imágenes y el sonido, y el dispositivo de display que facilita el visionado de las imágenes en pantalla', explica Rodrigo Ruiz.
Xavier Casals, un experto consultor cinematográfico que recientemente expuso en Barcelona los últimos avances en cine digital, sorprendiendo incluso a los empresarios de salas, piensa que técnicamente hablando está todo listo. 'Sobre el DVD también se estuvo discutiendo mucho tiempo', asegura. 'Y cuando software y hardware se pusieron de acuerdo, el mercado lo adoptó masivamente en sólo dos años'.
Casals cree que con el cine digital se abren grandes posibilidades para la industria. Las salas, por ejemplo, podrán rentabilizar las horas de menor público emitiendo eventos deportivos, conciertos de rock o incluso combates de boxeo, cuyas pruebas ya se han hecho en EE UU. La publicidad también pasará a ser algo totalmente distinto, creando experiencias visuales e interactivas que podrían abrir nuevas líneas de negocio para los empresarios cinematográficos.
'La verdadera competencia para el cine está en las casas, en el sistema de vídeo bajo demanda', piensa Casals. Con los sistemas de DVD, que permiten crear verdaderas pantallas de cine en los hogares, se va a hacer cada vez más difícil para las salas atraer clientes. 'El cine siempre ha tenido que estar un paso por delante de lo que ofrecen los demás', piensa Robert Ebert, un conocido crítico que escribe en el Chicago Sun. 'Cuando llegó la radio, las películas comenzaron a hablar. Cuando la radio empezó a ser muy popular, el cine añadió color. Cuando llegó la televisión, se inventaron las pantallas gigantes'. ¿Y ahora? La industria tiene la última palabra. Según Casals, el día que se dé el pistoletazo de salida empezará el verdadero problema, porque todos querrán hacer cine digital al mismo tiempo.
Más de 300.000 copias ilegales cada día
El pasado mes de febrero, la poderosa Asociación de Cine estadounidense consiguió que las autoridades taiwanesas cerraran la página web Movie88. com, que ofrecía un completísimo catálogo de películas a un dólar cada una.
Pero con el cierre de esta popular página web, que durante meses se amparó en las permisivas leyes sobre los derechos de autor que existen en Taiwan, no se acaba el mayor problema al que se enfrenta la industria cinematográfica, la piratería, que, al igual que en el mercado discográfico, produce cada año miles de millones de pérdidas.
A pesar de que las copias ilegales han existido siempre en el cine, con Internet el problema se ha intensificado, haciendo mucho más fácil y rápido distribuir una película recién estrenada a cualquier parte del mundo. Viant, una consultora estadounidense, calcula que cada día se copian 350.000 películas a través de Internet de forma ilegal, y que esta cifra aumentará a un millón a final de año.
Respecto al cine digital, el mayor reto del sector es encontrar unos sistemas seguros de distribución que impidan copiar las películas. No se trata de sistemas de encriptación, sino de buscar la manera de controlar todo el proceso, desde que la señal es enviada por un satélite hasta que se recibe en la sala de cine.
En Hollywood hay demasiada gente que cree que cualquier sistema que puede ser escrito (como el lenguaje digital) puede ser también copiado.
La consultora Viant estima que la piratería de cine está actualmente en el mismo estado que la discográfica estaba en 1997, es decir, que los piratas aún no han aplicado todos sus esfuerzos en copiar películas. Algunas soluciones que aportan empresas de encriptación son instalar en cada archivo marcas que permitan seguir el rastro de las copias digitales en el caso de que sean robadas.
En el caso de satélites se hace más difícil impedir la interceptación de la señal con una antena parabólica. Pero según Boeing, si su red de satélites está teniendo un uso militar, con sistemas de encriptación seguros, el sector cinematográfico también podría usarlos.