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Gastronomía

Cuestión de calidad

El Salón del Gourmet ha constatado que los productos de selección ganan adeptos

La semana pasada se celebró en Madrid el ya habitual Salón Internacional del Club de Gourmets, que este año ha cumplido su XVI edición. La cita, tradicional para los profesionales de la hostelería, la restauración, el mundo del vino y la gastronomía, reunió firmas ya clásicas en el certamen, empresas de distribución, fabricantes y bodegas. Junto a la iniciativa privada, una amplia representación institucional a través de los stands de distintas comunidades, que mostraban lo más importante de su sector agroalimentario. Y para ver y degustar, productos de lo más variopinto: delicatessen indiscutibles (foies, caviar, trufas...), conservas de calidad, chacinas, quesos artesanos de diferentes zonas de procedencia (nacionales y de importación), jamones ibéricos de bellota (con el despliegue de Joselito, de la DO Guijuelo, a la cabeza), muchos productos con distintivo de calidad (desde arroces a azafranes, carnes, vegetales y un largo etcétera), cafés, cigarros puros, vajillas y cristalerías de diseño, buenos vinos con marcas punteras y algunas novedades recién salidas al mercado (quizás con ausencias destacables con respecto a otras ediciones), espirituosos... en fin, un muestrario de todo lo comible y bebible con un marchamo gourmet.

El sector de los aceites ha sido uno de los protagonistas: la enorme calidad en general de las elaboraciones, la búsqueda de una atractiva presentación, la diferenciación en cuanto a zonas de producción y variedades, con sus características distintivas, ha quedado de manifiesto en el desarrollo del salón. De hecho, se ha desarrollado paralelamente un foro sobre el aceite de oliva, a cargo de especialistas, con catas incluidas, que no ha hecho sino confirmar el excelente momento que viven nuestros aceites (se efectuó una cata vertical -toda una novedad- de aceites de la DO Gata-Huerdes: salieron muy bien parados), y del mismo modo en el túnel de los aceites se pudieron comprobar las diferencias aromáticas y sápidas entre unos tipos y otros.

En el capítulo de nuevos productos presentes este año en la muestra, algunas curiosidades, como por ejemplo el caviar de Sierra Nevada (de la piscifactoría granadina Riofrío), que además comercializan carne de esturión ahumada (su sabor y textura son agradables). Truz & Truz, empresa especializada en productos de avestruz, acaba de sacar un paté (con hígado de esta ave y de pato) que resulta suave, y que también elaboran en una versión con uvas (le va bien el dulce al sabor de este foie); la marca italiana La Rustichella se decanta por algunas originalidades como la harina con trufa (para salsas y bechameles), el arroz aromatizado con trufa blanca y las salsas concentradas de trufa blanca o negra para acompañar numerosos platos (realmente huelen y saben a trufa), además de botellas con vinagretas que mezclan oliva virgen, vinagre de módena y trufa en frascos con spray pulverizador (buena calidad y precio por encima de los 20 euros). Y para sibaritas, un artilugio gracioso: el latte-whip, una varilla espumadora a pilas de reducido tamaño que sirve para preparar capuchinos, cócteles, vinagretas o cualquier cosa que requiera batir ingredientes líquidos. En su versión más fashion se pone en algo más de 30 euros.

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