Hora bruja con fuerte volatilidad
El tercer viernes de cada mes tiene lugar el vencimiento sobre opciones y futuros de los índices más importantes en todas las Bolsas del mundo. En Estados Unidos se define este acontecimiento singular con el palabro de triple hora embrujada en clara alusión a los movimientos orquestales, a la dificultad que entraña la interpretación de las operaciones especiales y, también, a esa magia que siempre ha rodeado la actividad bursátil.
En España la Bolsa es más corta y lo que en Estados Unidos son tres horas de toma y daca aquí es la media hora que va entre las cuatro y cuarto de la tarde a las cinco menos cuarto.
En cualquier caso se trata de una jornada, la de hoy, extraña y fuera de la tendencia general por el cúmulo de circunstancias técnicas, incluso extrabursátiles, caso de los OTC, que confluyen en la misma. Por ello, los volúmenes de negocio suben de manera artificial. Una sesión, también, en que alcistas y bajistas libran una batalla especial. En el recuerdo de los bolsistas están actuaciones antiguas de manipulación de índices en este día.
Por lo demás, los informes de situación de las principales firmas del mercado valoraban ayer el discurso que hizo Alan Greenspan el día anterior. El presidente de la Reserva Federal no defraudó a sus incondicionales, porque la ambigüedad fue, de nuevo, la característica principal. O como dicen algunos, Greenspan hizo bueno la teoría del vaso a medio llenar.
Los optimistas dicen que la recuperación está en marcha, pero que no hay miedo a que suban los tipos de interés. Los pesimistas recalcan que la mejora económica es frágil y que puede desaparecer en cualquier momento.
Es curioso observar, no obstante, como mercados y agitadores viven de nuevo vidas separadas. Y es que las cosas de la Bolsa son imprevisibles.